Anatomía de un corazón solitario

Capítulo 3

ÑEmma

—Señores Sanders, soy la doctora que atendió a Maddie, Emma Colleman —me presenté.

—Doctora ¿Cómo está Maddie? —su madre se encontraba llorando y se me encogió el alma dentro del pecho. Soy una mujer sentimental, no pienso negar ese lado de mí.

—Maddie tuvo una fractura en el brazo derecho sin embargo, lo arreglé con una reducción cerrada. Ahora tiene un yeso y podrá irse a casa en un par de horas. Ella va a estar bien.

—¿Y Lara? ¿Cómo está Lara?

—Señores Sanders...—Dixon se acercó, supuse que la cirugía ya había terminado—. Lara acaba de salir de cirugía.

— ¿Cirugía? —Se sorprendieron.

La mayoría de las personas teme entrar a cirugía, y lo entiendo puesto que conlleva sus riesgos, pero, a la vez también puede salvar sus vidas.

—Lara sufrió una traumatismo cráneo encefálico por lo que tuve que realizar una craniectomía descomprensiva —expresó.

—Perdón doctora, pero, no entendemos nada de lo que nos está diciendo.

—A Lara se le extrajo parte del cráneo para que el cerebro lesionado pueda crecer sin comprensión. Ella va a necesitar rehabilitación.

Una cirugía delicada, y espero que los resultados sean buenos para una mujer que tiene una vida por delante.

—Muchas gracias doctora ¿Podemos verla?

—Aun no, en unos minutos debido a que están terminando de trasladarla a la habitación que le ha sido asignada.

—Entonces ¿Podemos ver a Maddie? —el hombre me preguntó viéndome a los ojos.

—Sí claro —les indiqué y me quedé a solas con la doctora Dixon.

— ¿Día cansado, doctora Coleman? —me sonrió burlona. Vaya, esta mujer no me agrada del todo y eso que no termino de conocerla por completo.—Espero que no te hayas cansado...Con tan poco.

—Por supuesto que no, he tenido días mucho más cansados. He realizado muchas cirugías seguidas, así que hoy no ha sido un día cansado en lo absoluto —le sonreí burlona. Bueno, dos personas pueden jugar este juego. —Soy una mujer con mucho coraje, por algo todo el mundo me ha considerado y he trabajado en los mejores lugares.

—Me alegra escucharlo —se enfadó y desapareció de mi vista. Reí de nuevo y miré el reloj. Ya eran las seis de la tarde y mi turno inició a las diez por lo que ya ha terminado. Me dirigí a la sala de titulares para cambiarme el uniforme e irme a casa. Al entrar, me encontré con la doctora Wallace.

—Buenas noches, doctora Coleman —la pelirroja me sonríe amablemente.

—Doctora Wallace —empecé a sacarme mi uniforme.

—Has impresionado a todos los internos y residentes del programa, ellos no dejan de hablar de tu rapidez y eficiencia para atender lesiones —me miró directamente —Buen trabajo, se ve que eres una buena cirujana.

—Gracias, doctora Wallace. Aprecio cada una de tus palabras —una sonrisa apareció en mi rostro.

—Puedes llamarme Lucy cuando estemos fuera del horario laboral —rió alegre—. ¿ Quieres salir un rato? Al frente del hospital hay un restaurante de comida rápida.

—No puedo negarme a tal invitación —terminé de cambiarme de ropa y tomé mi bolso—. Gracias por ser amigable Lucy, hoy no he podido tratar con todos...Y una de las pocas personas con las que pude hablar, no me agradó del todo.

—¿De quién hablas? —enarcó la ceja como signo de su gran curiosidad—. Déjame adivinar ¿Esme Dixon? Esa cirujana es todo un caso en verdad.

—¿Cómo lo has adivinado? —bromeé.

—Esme es como una patada al hígado —soltó sin pensarlo y ambas reímos de inmediato—. Quiero decir, se cree mejor que todos por pertenecer a neurocirugía y le encanta cuestionar el trabajo de todos los demás. Del tipo de personas a las que solo soportas porque no tienes otra opción y más no porque la soportes realmente...Es complicado.

—Y dime...¿Es una cirujana importante? —El chisme nunca estorba en la vida de los otros.

—No mucho comparado a los titulares que hay en el hospital. Incluso tú eres mejor que ella así que no te preocupes, y si te molesta recuerda que ella es inferior —rió— . Y el ser un poco menos eficiente no la hace inferior, sino su forma de tratar a las demás personas.

—Bueno Lucy, debo admitir que me agradas mucho —le di un halago.

—Digo lo mismo Emma. Bien, ahora vamos a ese maldito restaurante y te contaré un par de cosas que debes saber respecto a este hospital. Este lugar está lleno de secretos en cada esquina y será mejor que sepas en donde veniste a meterte.

—Me agrada la idea —sonreí mientras salíamos del hospital. Mi primer día no ha sido la gran cosa, si hablamos de los casos clínicos que me tocaron y que ninguno necesitó de cirugía, sin embargo, he conocido a alguien que me agrada mucho. Tal vez, después de todo, no ha sido mala idea aceptar este empleo.

Si algo sé es que todo parece haber cambiado para mí.

Emma Colleman está lista para vivir una nueva aventura.




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