Andrei

Capítulo 4

Estábamos los tres sentados en una mesa de un restaurante, Jazmín y Claire hablaban animadamente sobre alguno que otro libro y yo solo observaba a mí alrededor.

Me había encontrado con la mirada de un bebé, éste mismo me sonreía divertido por las caras que yo le hacía, escucho su carcajada cuando cruzo mis ojos y saco la lengua en su dirección.

El bebé reía muy fuerte por lo que su progenitora buscaba que era lo que causaba tal diversión de su pequeño, para mi buena suerte logró verme y me dedicó una sonrisa gentil.

—¿Haciendo nuevos amigos, Andrei?—pregunta mi hermana con burla.

Ruedo los ojos ante su comentario-que no pedí-y se ríe junto a nuestra acompañante.

—Siempre hace eso cuando ve a algún niño—explica a su nueva amiga y le pego una patada en la pierna sin que nadie pueda vernos.

—¡Ay, estúpido!

Sonrío como si nada hubiera pasado.

—Los niños son mi punto débil— es verdad, jamás podría negarle algo a un niño, más si son bebés.

Son tan hermosos, angelicales e inocentes, tiernos y sobre todo graciosos. No entiendo a esa gente que no quiere a los niños, un angelito es lo más lindo del mundo.

—El solía cuidar a los hijos de las vecinas y ellos lo amaban—mi hermana me señala—aquí tienes a un gran padre de familia—contesta con felicidad en su tono de voz.

Nuestra amiga empieza a toser contra su brazo y Jaz no pierde el tiempo en sobarle la espalda.

—No podría esperar otra cosa, papá nos crío con mucho amor, nunca nos faltó nada. Si yo no fuera un gran hombre de familia estaría decepcionando todo lo que me ha enseñado.

—¿A qué universidad vas?—cuestiona la loca.

—A la Brown—su voz se escucha mucho más relajada.

El entendimiento me choca de frente.

—¡Nosotros igual!—Jaz la sacude con efusión.

—Isabella compórtate, le vas a sacar un brazo así—la regaño con una mirada severa.

—Está bien, deja de ser malhumorado, obvio no le voy a sacar el brazo—frunce su ceño con molestia y vuelve la vista a su costado—Nunca te he visto, ¿qué estudias?

—Ciencias de la comunicación—dice en un suspiro.

—¿No te gusta la carrera?—cuestiono en su dirección en lo que niega repetidas veces.

—No es que no me guste, me resulta interesante, pero no era lo que yo quería para mi futuro. Deseaba estudiar letras, me gusta mucho leer, me apasiona bastante, pero alguien me dijo que era una pérdida de tiempo gastar tantos años con algo de lo que me voy a morir de hambre—agacha su cabeza con un poco de vergüenza.

—Es preferible morirse de hambre haciendo lo que uno ama que ser multimillonaria con algo que no te apasiona, eso es muy vacío. Nadie debería decirte que debes estudiar, es tú carrera, tú futuro, solo depende de ti—Jaz la braza antes mis palabras.

—En eso mi hermano tiene razón, los que se mueren de hambre teniendo un título son unos estúpidos, porque no aspiran a más. No es egoísta querer proyectar un futuro, porque así es el ser humano, porque a una persona conformista la vida le pasa por arriba y no hace nada por detenerlo—le deja un sonoro beso en su mejilla a lo que Claire sonríe.

—Muchas gracias, chicos y si lo sé pero es difícil—hace una mueca—Pero bueno ya pasó, ¿ustedes qué estudian?

—Yo psicología y ella filosofía—hablo por los dos.

Estudio psicología porque quiero ayudar, no de manera física, eso lo hace un doctor, quiero ayudar a las personas con sus problemas internos, esos que duelen peor que cuando te arrancan un brazo pero nadie le toma importancia porque por fuera estás sano. Tuve una tía que se suicidó, nadie lo sabía, ella siempre se mostraba feliz cuando la veíamos, sin saber que por dentro de su cabeza pasaban tantos problemas.

No la pudimos ayudar, al menos no a tiempo, su depresión fue más fuerte que su fuerza de voluntad y decidió acabar con su dolor de una vez por todas.

Por eso quiero ayudar, que esa persona que tiene tantos problemas sepa que siempre hay una salida, que no todo está siempre oscuro, siempre se puede superar, porque capaz de olvidar nunca será el ser humano.

—Wow, yo te veía con cara de abogado o administrador de empresas—dice con cierta diversión.

—Me gusta escuchar a las personas, me gano la confianza rápido, o bueno eso es lo que dicen—me encojo de hombros en mi lugar.

Cuando abre la boca para responder su celular suena interrumpiendo lo que iba a decir por lo que se disculpa y camina hasta el baño.

—Sé que te atrae y no me lo quieras negar porque te conozco como la palma de mi mano—susurra Jazmín en mi oído.

—Puede que tengas razón pero ella tiene un novio y yo no voy a ser el que rompa su relación—susurro de nuevo.

Se levanta en su lugar mientras se tira sobre mi mientras envuelve sus brazos a mi alrededor y la abrazo por la cintura para que no caiga

—Te quiero mucho, tontí —deja varios besos por mi cara y sonrío. Jaz siempre huele a fresas, es algo que ama, usar su shampoo olor a fresas.

—Es una buena chica, va a saber elegir bien—dice en mi oído y ruego porque eso sea cierto.

Se vuelve a refugiar entre mis brazos y la abrazo de regreso.

—Sé que algo tienes, cariño, lo noto pero hablaremos cuando lleguemos a casa—dejo un beso en su coronilla y cierro mis ojos disfrutando de abrazarla.

No sé que haría sin mi hermana, ella es la razón más importante de vivir, luego de mis padres, ella siempre está sobre todos, supongo que eso es lo que no le gustó a mi ex. Pero no me importa, ella es mi princesita desde siempre y no va a cambiar por nadie más.

Ella siempre debería haber sido primero...

—Por cosas como éstas me gustaría tener un hermano—dice con ternura Claire viéndonos.

—Es una dulzura—Jaz sostiene mis cachetes entre sus manos mientras los mueve de arriba abajo.

—Chicos, debo volver a casa—dice con un deje de tristeza.

—No te preocupes, te llevamos—nos levantamos con mi hermana no sin antes pagar la cuenta.




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