Ya terminó el fin de semana, que por cierto lo pasé con Jazmín tratando de animarla.
Hoy es lunes, lo que significa que debemos ir a la universidad.
—¡Andrei!— grita Jazmín.
Camino hasta donde está mientras masajeo mis ojos, son las 6am.
—Aún es demasiado temprano para andar gritando. ¿Qué sucede?
—Que tierno y sensual te ves—me levanta las cejas varias veces y sonrío.
—¿Qué necesitas, gritona?—la molesto.
—¿Cuál eliges?—tiene dos conjuntos de ropa, uno en cada mano.
Los observo detenidamente y me decido por el de la derecha. Se lo señalo y me corre del baño.
Me visto con una remera negra y pantalón de vestir claro, no me hago mucho drama por la ropa.
Estoy tomando una chocolatada cuando veo Jaz apareciendo en la cocina con unos seis libros.
—¿Demasiados libros para hoy?—asiente y los deja en la encimera mientras se sirve café.
—La profesora Taruselli cree que es buen momento para leer orgullo y prejuicio—la observo divertido.
—"Somos pocos los que tenemos suficiente valentía para enamorarnos del todo si la otra parte no nos anima"—cito.
—¿Ya lo has leído?
—Hace unos años, te va a encantar—aseguro.
—¿Es romántica?—cuestiona.
Asiento y bebo de mi taza, sonríe feliz y toma su café.
—¿Dónde conociste a Claire?—espera mi respuesta.
—En el supermercado, aunque no hablamos, solo la ayudé con algo. Cuando la vi por primera vez supe que era especial—mi voz suena melosa.
—Ya te había dicho antes que deberías haber sido escritor—me codea.
—Tonta, ya hablamos de eso.
Me pega una patada—No te pego ahí abajo solo porque espero sobrinos.
—Yo no quiero sobrinos—me niego rotundamente a que mi princesa sea tocada por alguien.
—Pero si llego a tener lo mas probable es que sean hermosos—sus ojos me demuestran ilusión.
Sé que su sueño mas grande es ser madre, es algo que anhela con toda su alma.
—No lo dudo, princesa, no lo dudo.
—Tengo sueño.
—Y comenzamos—la molesto.
Al llegar a la universidad no nos dimos cuenta que atrás, o bueno, al costado de nosotros estaba una chica con cabello rosa. Al abrir mi puerta la golpee.
—Lo siento, lo siento, lo siento—repito varias veces a modo de disculpa.
La ayudo a levantarse mientras Jaz levanta sus libros del suelo.
—No es nada, no me golpee fuerte—se excusa para no hacerme sentir mal.
—¿Te duele algo? Puedo llevarte a la enfermería—la observo de arriba hacia abajo para asegurarme que no tiene nada.
—No, chico, como crees. Enserio, estoy bien—me dedica una sonrisa ladeada.
—¿Cómo te llamas?—le pregunto.
—Samantha, pero puedes decirme Sam.
—Sam, ¿estás bien? ¿Segura que no quieres ir a la enfermería? Puedo llevarte, insisto.
Niega varias veces—Enserio estoy bien.
Asiento solo porque no decir. Ahora que le puedo ver la cara noto sus ojos color miel que la verdad, es muy llamativo, sus labios son gruesos sin olvidar su-peculiar-cabello rosa.
—¿Eres nueva?—asiente—Maldición, que mala bienvenida fue esta...
—Peor es nada—se encoge de hombros.
—Toma—Jaz le pasa sus libros.
—Gracias...
—Me llamo Jazmín y el que te golpeó es mi hermano Andrei, bienvenida a la universidad, linda—mi hermana le tiende la mano a lo que ella la acepta con una sonrisa.
—Mi nombre es Sam y gracias. Debo ir a la dirección a buscar mis horarios, los dejo chicos, luego nos vemos—se despide con la mano y se aleja.
—Es linda.
—Para ti todas son lindas—me burlo.
Levanta sus hombros para decir que no le importa.
La tomo del brazo e ingresamos a la institución, lo más probable es que lleguemos un poco tarde.
Pasadas unas horas de clase me dirijo con Jaz a comer algo. Ella saluda a alguien con la mano y me doy cuenta que es Sam.
Nos dirigimos a su mesa y no está sola, sino con Claire.
—¿Se conocen?—Jazmín me gana.
—Acabamos de presentarnos, ella también estaba sola—la señala Sam.
—Hola, chicos—nos saluda Claire animada.
Aún sigo un poco preocupado de si él le hizo algo cuando nos fuimos.
Nos sentamos con ellas.
—¿Qué tal tu primer día, Sam?—pregunto por educación.
—Perdí todo el día llenando papeles así que agotador—me compadezco de ella, eso es muy estresante.
—¿Qué estudias?—Jaz como siempre de curiosa.
—Psicología, segundo año en la carrera, tuve que mudarme por problemas familiares.
—Mira Anrei, vas a tener una compañera—me sonríe—él también está en segundo año de psicología—me señala.
—¡Que bueno! Al menos voy a conocer a alguien—se nota la alegría que expande en el ambiente.
Le sonrío de regreso sin abrir la boca.
—¿Qué tal tu día?—Claire se dirige a mi, haciéndose notar en la conversación.
—Ni bien, ni mal, tuve unas clases interesantes, normal supongo—respondo con cortesía—¿y el tuyo?
—Bien, vimos temas nuevos, así que se supone tengo que comenzar a estudiar—suspira.
Luego de hablar entre todos unos minutos nos levantamos. Ya casi son las cinco de la tarde por lo que optamos vernos luego.
Camino con Jaz a mi lado hacia el auto.
—Las chicas son muy lindas, ¿no crees?
—Sí, lo son, creo que ya tienes dos amigas—le hago saber y suelta un gritillo de emoción.
—Es la primera vez que hago dos amigas en tan poco tiempo—dice con genuino sentimiento.
Me siento mal por eso, sus antiguas amigas solo la hablaban porque querían acercarse a mi y cuando yo las rechazaba ellas dejaban de hablarle o hasta la ignoraban.
Yo la escuché llorar más de dos veces por ese motivo, porque vamos, mi hermana es la mejor persona del mundo, no envidia a nadie y hasta se alegra por los logros de los demás. Aún si ella está triste va a dejar sus problemas de lado solo por hacer sentir bien a esa persona que quiere y tiene aprecio.
Ella se merece amigas verdaderas, que teman perderla porque saben que en el mundo no hay dos como ella, que se alegren por sus logros, porque Jaz es muy talentosa.