Andrei

Capítulo 6

—Magui, ya hablamos de esto, dos por tres es seis, no diez, corazón— le señalo con los dedos de mi mano.

—Es que el diez queda mejor—hace un puchero.

Llevábamos alrededor de una hora tratando que se aprenda la tabla del dos, es muy cerrada y quiere hacer las cosas a su manera.

—Te repito que no es como mejor queden para ti, sino como deben ser—borro con el borrador rosa su multiplicación.

—Está bien, Andru, prometo estudiar más para la otra clase—dice cabizbaja.

Le toco el cabello de manera cariñosa.

—Ya puedes guardar, pronto va a venir tu mamá por ustedes—me giro en dirección de Dylan y Mateo—ustedes también, mañana voy a revisar todo eh.

Magui tiene seis años, este es el primer año que le enseño a ella. Dylan tiene trece y Mateo once. Conozco a Dylan desde que tiene siete años, su abuela era vecina de mis padres.

Fue así como en unas vacaciones ayudé a su abuela con él. Luego su madre me contrató para darle clases particulares ya que ella no tenía tiempo por su trabajo de cirujana. 

—Mamá contrató una niñera para nosotros—habla Mateo—desde ahora ella va traernos y llevarnos.

Asiento sin saber que decir, ellos literalmente la pasan solos en casa. Por lo que me contó una vez Magui, su mamá los llevaba a la escuela y regresaban con la mamá del compañero de Dylan, que es su vecina.

Sé que su madre les quiere dar lo mejor a sus hijos, pero sin duda los descuida y puede que los chicos ya estén grandes, pero Magui solo tiene seis años, necesita una mamá que vea por ella. En varias ocasiones Jazmín ha tenido que peinarla e incluso enseñarle a recoger su cabello para ir a la escuela.

Tocaron el timbre y me levanto para ir a la puerta.

Al abrirla me quedo sorprendido, Sam está frente mi puerta.

—¿Andrei?—su cara de muestra lo mismo que la mía.

Confusión.

—¡Hola, Sam!—la niña se acerca a ella corriendo.

—Hola, cariño—Sam se agacha a su altura y deja un beso en su regordete cachete.

—No sabía que eras su niñera.

—Empecé a trabajar hace unos pocos días—explica—Y yo no sabía que tú eras su profesor particular.

—Touche, querida—le guiño un ojo y se ríe.

—¿Cómo se comportaron hoy?

—Tranquila, ellos nunca me dan problemas, son muy educados—le aseguro.

—No lo dudo, querido.

Es mi turno de reír.

—¿Y Jazmín?

—Fue a comprar unos libros de cocina, si mal no recuerdo—frunzo el ceño.

—Dale mis saludos—mira a los niños—¿Ya tienen todas sus cosas?

Todos asienten sin decir nada.

—Hasta mañana, Andrei—se despide.

Magui se acerca apurada a mi y me abraza fuertemente—¡Hasta mañana, Andru!

Se aleja y se despide con su mano.

Una vez que se fueron cierro la puerta decido bañarme y hacer los deberes que me dejaron algunos profesores hoy.

—¿Ya se fueron los renacuajos?—Jaz aparece por mi cuarto con pijama.

—Hace un rato, no creerás quién es su niñera.

Ella corre hacia mi cama y se avienta a ella.

—Cuéntame todo, todito—frota las palmas de sus manos con malicia.

—Es Sam.

—¿Sam?—su cara se arruga por la confusión.

—Así quedé yo, pero bueno, empezó a trabajar con ellos hace pocos días.

—Que bueno por ella, esos niños son unos ángeles—en eso concordamos ambos.

Decido cambiar de tema.

—¿Qué compraste?

—De todo un poco, comida para la semana, para hacer postres y no pueden faltar algunos dulces—ella ama los chocolates.

—Vamos a cocinar—me levanto de un salto.

Ambos nos ponemos los delantales de cocina y decidimos prepara pasta.

—He invitado a alguien—dice en un susurro lo demasiado alto para que la escuche.

La miro—¿A quién has invitado a cenar?

Se hace la tonta y justo tocan el timbre. Sale casi corriendo de la cocina para ir a abrir.

Salgo con una sonrisa en la cara por su emoción, que de pronto es borrada cuando observo a nuestra visita.

Claire.

Ella me mira divertida mientras yo me quiero esconder bajo tierra. Llevo un pijama de Stitch-que Jaz me obligó a usar porque ella tiene el mismo pero en rosa-un delantal de cocina floreado y estoy desclanzo.

—Sin duda el mejor padre de familia—me sonríe con diversión.

Tierra trágame y escúpeme en Dubai.

—Hola, Claire—me aclaro la garganta—No sabía que vendrías.

—Jazmín me había dicho que la idea de la cena era tuya.

Tierra trágame y escúpeme en Dubai. 

—Voy a cambiarme—hago el amague de irme—ya regreso.

Cuando estoy por girarme escucho su voz—Así estás bien, no te cambies—me sonríe cálidamente.

Voy a la cocina y me quito el delantal, al menos algo es algo.

Remuevo la salsa y bajo un poco el fuego.

Pasados unos minutos la cena ya está lista.

—Jazmín, pon la mesa—digo fuerte para que me escuche desde la sala.

Claire hace aparición en el lumbral de la puerta.

—Ha ido al baño, pero yo puedo hacerlo—su mirada me indica que quiere hacerlo por lo que no tengo más remedio que aceptar.

—En el segundo cajón están los platos y en el de la izquierda los cubiertos—le indico y ella asiente antes de tomar lo necesario.

—¿Los vasos?

—En la segunda alacena del frente.

Ella toma todas las cosas y sale de la estancia.

Llevo primero la fuente con de vidrio con los fideos y luego regreso por la salsa.

—Todo se ve muy rico, chicos—nos halaga Claire.

—Gracias—decimos al unísono mi hermana y yo.

Sirvo una porción considerable de fideos en cada uno de los platos y dejo que ambas se coloquen la salsa a su gusto mientras tomo asiento y empiezo a comer.

—¿Cuánto llevas de relación con Zach?—casi escupo todo el jugo de naranja ante la pregunta de Jaz.

—Actualmente casi cinco años.

—¿Desde cuándo salen?—se sorprende mi hermana por la cantidad de años.

—Nos conocimos cuando yo tenía trece y el quince en el colegio y pasados dos años me pidió ser su novia en mi fiesta de quince—sonríe.




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