Añeja Fantasía: Evocación del orbe

Capítulo 1. Primer día

La noche estaba brillante, pero no era referente a cualquier escenario presentado por su perfección o complejidad, era real, y este se elevaba entre sonrisas de los chicos que entraban a la casa de Damián, el chico en la lista con el puntaje más alto de la escuela, que por una u otra razón festejaba por música y alcohol, arriesgándose a lo que sería la destrucción de su misma vida social y su dignidad frente a sus padres la noche siguiente.

Edelina no estaba allí, pero el hecho de que aun estuviera en sus aposentos no representaba a una chica patética y aburrida, sino a una mucho más interesante, pues la noche sería más que estar solo con jóvenes con las neuronas hasta los cielos, sus planes llevaban una perspectiva de una aventura más emocionante. Aston su amigo más fiel corría por su habitación con la mirada de emoción aún más magnífica que la que ella se consentía a tener, esperando con ansias sus mimos y juegos, termino por salir del cuarto corriendo al patio, casi adivinando la próxima situación. 
Horas más tarde los estruendos de las bocinas rebotaban en cada una de las paredes del antro "black dawm" donde las personas que bailaban y se manifestaban en medio de la pista no eran más que un indicio de lo que proseguiría a la madrugada. Ella se encontraba junto a su mejor amiga que luego de juegos, bromas y coqueteos había quedado inconsciente en la mesa junto a un joven alto que aun sin playera estaba boca abajo sobre dicho mueble. 
Por su parte Edelina aun buscaba a su nuevo acompañante, pues tenía la sensación de que este por una u otra forma aparecería frente a ella, su corazón latía fuerte y su cuerpo sudaba por la sensación de adrenalina que había entrado a su cuerpo, ella no se sentía apática, en cambio tenía la intención de irse con alguien a probablemente la siguiente aventura.

Las sensaciones aumentaban tanto físicas como psicológicas, había terminado por dejar a su compañera dormida tras la mesa de bebidas, luego de tantas notas musicales electrizantes e intensas, una chica había aparecido sobre lo que apenas podría llamarse escenario y comenzó a cantar, casi a balbuceos recitaba una canción incomprensible para sus mismos oídos y esto había provocado más desmayos de los que lograron el alcohol.

En seguida, Edelina se deslumbro la mirada con lo que parecía ser una pequeña luciérnaga, guiando y dándole una mirada más sublime de lo que pasaba en medio de tantos individuos, una persona se escurrió entre los demás, no usaba nada similar a lo que todos los demás traían en pie, sino una simple túnica, y como si se tratase de un juego siguió con su mirada cortada y su piel pálida y seca hasta el centro de la pista de baile, donde no solo se detuvo sino que dirigió su mirada al otro lado de la enorme morada, captando enseguida los sentidos de Edelina, que sin ninguna duda compartió sus ojos con los de ella, unos potentes ojos rojos, que simulaban el sangrante cuerpo de un muerto, unos ojos profundos y potentes que no esperaban otra cosa que no fuera manipular su cuerpo. Luego de unos minutos sin queja alguna o siquiera curiosidad de porque cedía, camino chocando con cuerpos, manos, hombros, piernas e incluso bebidas, hasta donde aún se posicionaba aquella misteriosa mujer, camino sin cuidado y la música parecía cada vez bajar de tono para sus oídos, el ambiente era fresco, sin embargo nadie se percataba de tal ambiente por el calor que emanaba de los cuerpos divertidos de los fiesteros. A pocos pasos de incluso chocar con ella, se detuvo y escucho la voz de aquella persona que a metros de distancia aún parecía susurrar solo para ella.

-Sígueme- dijo apenas separando sus labios, sin despegar en ningún momento el contacto que se realizaba con ella, y no fue hasta instantes después que comenzó a caminar, con el mismo silencio y tranquilidad con la que llego allí, y se dirigió a la salida sin la necesidad de siquiera voltear para saber si su víctima seguía allí, obedeciéndola como todos lo hacían.

La puerta frente a ella se abrió de golpe, soltando una corriente de aire que se acompañaba de pequeñas gotas de agua, pues debido al clima, estaba por caerse el cielo entre la tormenta que se veía acompañada de su fría presencia y en ese momento el gorro que cubría su rostro se voló hacia su espalda y permitió presenciar unos largos y delicados cabellos negros, los cuales parecían diluirse entre colores violeta, pues este se acompañaba de tonalidades espectaculares que a hacían lucir mucho más atractiva ante la mirada, su piel, en presencia de la luz que podría emanar el espacio, dejo presenciar una piel oscura, morena incluso como la tierra, un tono brillante que incluso por su rango no parecía opacarla, sus labios rozados y finalmente esos ojos deslumbrantes como las llamas del ardiente fuego se detuvieron en el rose del viento, levantando su esbelta ropa y finalmente dirigiendo ciertas miradas a ella, las cuales antes estaban distraídas con la chica que caía del escenario, casi dormida entre su voz débil que atraía la atención de todos. 
Sin siquiera voltear, todos aquellos que la habían visto parecían haber sido sometidos a un tipo de sueño, que repentinamente había atacado sus cuerpos debilitándoles, dejando una vez más a una fiesta cada vez mas apagada.




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