Ángel Caido

1- Pésimo domingo

-Leo, te hubiese encantado la misa, estuvo hermosa y el padre la hizo perfecta- dijo mi padre sonriente o porque no entre o por la misa.

Ya que según a los ángeles caídos no les permiten entrar a lugares sagrados y tener cosas sagradas o eso dicen, que por cierto son mentiras algunas cosas, ya que yo tengo mi dije de la suerte que es una cruz de Caravaca de plata colgada en mi cuello, ya era de noche por las 8 cuando acabó la misa.

-Josh, Nathy nos vemos en la fiesta- le dijo mi tía María cuando pasaba cerca de nosotros.

-Sí querida con gusto, ¿nos vamos?- preguntó mi madre aún con su sonrisa perfecta.

-Si amor- le dijo mi padre y los 4 nos dirigimos al coche.

 

En mi familia, con los que vivo, somos 4 integrantes: mi madre Nathalia, mi padre Josh, mi hermano menor por menos de 1 año Luis y yo que soy Lionel, pero mis padres me llaman Leo al igual que casi todo el mundo.

-¿Va a ver pecadores en la fiesta mamá?- preguntó Luis después de un rato, de una forma muy engreída.

-No, esta fiesta es familiar, así que no va a ver pecadores excepto los trabajadores del salón, pero ellos ya saben que somos y están purificados, así que no hay ningún problema con ellos- le respondió mi mamá.

-¿Y va entrar él?- preguntó moviendo su cabeza hacia mi dirección, con el mismo tono.

-Sí, ya que no tiene que ver para nada con lo sagrado la fiesta- le respondió mi madre.

-Es cierto querida, muy cierto- dijo mi padre primero feliz y luego frío y cruel en el "muy cierto".

-Leo trata de comportarte, por favor- dijo mi madre.

-Sí, tranquila, pero no soy yo el que empieza- le dije como siempre.

-No es cierto- me gritó ella.

-Claro que sí, pero nadie me cree, ¿porque? porque soy un ángel caído, porque tengo alas negras, mientras ustedes no, dime si miento o no, pero ya se tu respuesta que es que si, que si miento, así que para que me preocupó dime, ¿para qué?- le grite ya desesperado y viendo que ellos me tenían miedo, y por lo que pude observar lo hice serio, muy frío y retándola a tal grado de casi hacerla llorar.

-No le hables así a tu madre Leo, quedó claro jovencito, dime ¿quedó claro o no?- intervino mi padre haciendo su mejor esfuerzo por tener el tono que yo tenía, pero sin éxito, ya que ellos no pueden lograr explotar y ser tan fríos como yo, por más que lo intenten jamás lo logran y yo por el contrario no puedo tener un tono tierno con los demás, excepto claro cuando los manipuló, pero eso no cuenta.

-¿A qué viene esto?- le pregunté ya más tranquilo pero sonriendo y frío.

-Dime, créeme te ves más ridículo de lo que crees retándome y todo ¿para qué? para lograr que me controlen ustedes, que me enjaulen, para domarme, pero recuerda que yo buscaré la forma de librarme de todo esto- continúe aún en el mismo tono y al parecer si le di miedo a él y de paso a mi hermano.

-No hagas travesuras o en la casa no te imaginas cómo te irá- me dijo mi padre ya más tranquilo y rendido, pero esta vez sólo le respondió mi simple mirada, ya que sabía que si abría la boca diría más cosas de las que me gustaría.

 

De ahí nos quedamos callados hasta que llegamos al salón, nos estacionamos, bajamos del coche y entramos al salón.

-Bienvenidos a la fiesta familiar, entren- dijo mi tía sonriendo perfectamente, los ángeles blancos tienen sonrisas perfectas que ocupan para dar una buena impresión y logran su objetivo, que es mostrar perfección.

-Gracias María- le dijo mi padre sonriendo.

-Les toca en la mesa 3- nos dijo mi tía acompañándonos hasta la mesa, si ella es la tía que nos saludó en la misa.

Al llegar a la mesa nos sentamos y mis padres empezaron a platicar con los demás de la mesa que fueron su hermano Hugo y su esposa Sandra sobre estupideces como el clima y hasta de la misa por más de 1 hora.

 

Después fue la hora de comer, que por cierto no pude comer nada ya que la comida y los platos eran cosas de sagradas, así que no comí nada en absoluto, excepto por pan y agua, como siempre, pero yo ya estoy acostumbrado a esto y más en fiestas, creo que por eso estoy tan flaco aún para los estándares angelicales, ya que como nosotros volamos, somos más ligeros que los humanos, para nosotros el peso normal es delgado para los hombres, nosotros somos delgados como de esos supermodelos humanos, de tez como porcelana que normalmente es blanca y el resto cambia como los ojos, que la mayoría de nosotros tiene los ojos y cabello claro, altura, forma de cara y esas cosas.

 

Mi mamá era modelo antes en París, hasta que se topó con mi padre y fue amor a primera vista, ella es de ojos azules oscuros, ella es la representación real de Cenicienta pero la del clásico de Disney, delgada, algo alta, cabello oro y la voz dulce y tierna, pero ahora se dedica a dar clases de ballet, para estar más cerca de nosotros y dicen que es buena.

 

Mi papá es y siempre será maestro de universidad de lo que sea, no importa mientras de clases ya que es su pasión, él es muy atractivo, es algo alto, cabello café claro, ojos verde esmeralda o color pasto como yo le digo, de voz media y agradable al oído, como la de cualquier ángel.

 

Mi hermano es de cabello rubio oscuro un poco largo, ya que le tapa como 1 cm de sus orejas, ojos pasto como mi papá, más alto y maduro que lo hace aparentar un par de años mayor de los 16 que tiene, pero se parece más a mi papá, hasta en la voz.

 

Y yo tengo mis 17, tengo cabello muy negro un poco más largo que mi hermano, ojos azules pero cuando me enojo u ocupó mi magia dicen que son azul oscuro como la noche o hasta violetas, algo alto, muy, pero muy delgado y me parezco más a mi madre, además de una voz que desde que tengo memoria hasta que cumplí los 15 era muy aguda, que odie hasta más no poder, y desde esa fecha hasta hoy se va haciendo más grave, ya que actualmente soy grave promedio y eso me gusta ya que me sirve excelente para manipular a los demás fácilmente.



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En el texto hay: angeles y demonios, angeles y magia

Editado: 23.02.2020

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