Ángel Ciego 9. Memorias

La Periodista ¿Qué escondes?

— Mira que lindas imágenes, definitivamente Ann es una excelente fotógrafa, además de periodista — dijo Izbet.

— Al principio no decías lo mismo, no la soportabas — rió Piccolo.

— Es que no me gusta que se metan en mi vida privada.

RECUERDO

Una mañana en la oficina.

— Volvió a llamar la Srta. Melampau, insiste que quiere conversar contigo — le dijo su asistente a la mujer ciega.

— Como no entiende que no me interesa que se sepa nada de mí.

— Le he dicho de todas las formas posibles que desista, pero como nunca has hablado en público de tu vida, quiere la primicia.

— Sigue como hasta ahora, por favor. Disculpa... ¿Podrías preguntarle a Bet si puede cuidar a Yun el domingo después de almuerzo?

— Sabes que dirá que sí — sonrió recordando a la pareja de niños, siempre les gustaba estar juntos.

— Lo sé, sólo en ustedes confió para que lo cuiden, pero por favor dile que me cobre, no quiero que haga de niñera gratis. Es que quiero estar... en privado con Piccolo, últimamente la empresa me ha absorbido demasiado, y me duermo incluso antes de poner la cabeza en la almohada.

— Entiendo — Jenny tenía una sonrisa cómplice — le preguntaré y te aviso.

Al salir la medio demonio hacía su casa se le acercó una persona.

— Srta. Supay ¿Podría conversar con usted? — una mujer madura, de pelo café ondulado hasta los hombros, ojos verdes, 168 cms. de alto, se puso delante del automóvil, que automáticamente se detuvo.

— ¿Quién es y qué quiere? — bajó un poco el vidrio, molesta.

— Soy Ann Melampau, deseo tener una entrevista con usted para que pueda aparecer en mi programa, supongo que su secretaria no le ha pasado mis recados.

— La Srta. Jenny, mi asistente, no mi secretaria, me ha pasado todos sus mensajes, pero no me interesa.

— La gente necesita saber... — empezó con un discurso que ya tenía preparado para convencerla.

— Sobre la vida de una ciega — la interrumpió Izbet — no creo. Por favor quítese, debo llegar a una reunión y estoy atrasada.

— Pero...

El automóvil, a un comando especial de voz, empezó a moverse muy lentamente, la periodista debió apartarse para dejar que se fuera.

— No pensé que fuera tan directa, no me quedaré sin conseguir mi especial sobre ti... te lo juro.

La semana pasó tranquila pero el viernes.

— Me avisaron que la Srta. Melampau estuvo en la prisión hablando con los ladrones de banco, y en la oficina de registros, buscando tu acta de nacimiento — le avisó Jenny a su jefa.

— Que persistente — dijo nerviosa.

— No debes preocuparte, tu certificado es legítimo.

— Pero los de mis padres no, espero que no siga indagando más — se preocupó.

Esa tarde todavía estaba molesta cuando recibió a Piccolo y Yun en su casa.

— Como estas mi amor — la media demonio abrazó a su hijo — anda a dejar tus cosas a la pieza — él se fue feliz, como siempre que iba a ver a su madre.

— ¿Qué pasa? — preguntó Piccolo al notarle los ojos algo plomos.

— Una tipa quiere que aparezca en su programa de televisión para que hable de mi vida, hace meses que llama, el lunes me abordó cuando salía de la empresa, le dije directamente que no, pero hoy me comentó Jenny que estuvo en la prisión con los asaltantes que atrape hace un tiempo, y en los registros buscando mi partida de nacimiento.

— ¿Crees que descubra algo?

— No lo sé, lo que me preocupa es que en algún momento Yun vendrá a vivir conmigo, por eso quiero alejar las miradas curiosas lo más que pueda de mí — venía el niño — mejor dejemos todo eso ¿Qué quieres cenar mi gran guerrero?

El domingo después de almuerzo Piccolo llevó a Yun a casa de Jenny, al rato llamaban insistentemente a Izbet de un número de celular desconocido.

— Buenas tardes... — respondió ya molesta, suponiendo quien podría ser.

— Buenas tardes, soy Ann Melampau, necesito hablar con usted, estuve con los ladrones de banco que atrapó hace unos meses atrás, declararon que tenía alas y ojos oscuros cuando los detuvo.

— Va a creerle a unos tipos que quieren pasar por locos y así eludir su castigo.

— También revise su partida de nacimiento y la de sus padres, hay algunas situaciones extrañas en la de ellos.

— Por favor, entienda que no quiero hablar de mi vida, no vuelva a contactarse sino haré que mi abogado la demande por hostigamiento — le colgó.

La medio demonio decidió ir a tomar una ducha para relajarse, cerca de su casa, en una camioneta, estaba la periodista.

— Algo debe ocultar, normalmente este tipo de gente adora que hablen de ellos en televisión... ¿Cuál es tu secreto, Izbet Supay?

Desde donde estaba, a través de binoculares, distinguió la cabeza de la mujer ciega por la ventana del baño que daba a la calle, como Piccolo llegó volando y entró por la parte de atrás de la casa ella no lo vio, éste, al escuchar el agua se dirigió hacia el baño.



#7091 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.