Ángel Ciego 9. Memorias

Despedida ¿Dónde está mi hijo?

"— ¿Qué pasa que vienes tan agitado? — le preguntó preocupada Izbet.

— ¿Es verdad que soy tu hijo? — le dijo irónico.

— ¿Por qué me preguntas eso? — no entendía que le pasaba al joven.

— Supe que me has mentido en muchas cosas, quizás en ésta también, me dijeron que no eres ni un poco humana, que tu padre era un demonio que murió cuando estaba cazando gente para que fueran esclavos, debí suponerlo, por eso tus ojos se vuelven oscuros y tus alas son negras.

— ¿Quién te contó eso? — la mujer sintió que su corazón se detuvo.

— ¿Es verdad o no que mataste a una persona antes que yo naciera? Qué ese día que nos tomaron como rehenes si no fuera por Jenny hubieras matado de nuevo; que tu fortuna la hiciste trabajando en luchas — empezó a llorar de rabia y decepción — a mí me prohíbes que haga deportes mientras tu vivías de eso; me dices que no use mis poderes, que no es justo para los demás. Papá me contó sobre él y el abuelo, yo entendí, porque no lo hiciste tú, que otras cosas tan o más graves me has ocultado.

— Es que... tal vez sí, pero... — Izbet no lograba hilar una frase coherente.

— No necesitas decirme nada, veo que todo lo que me dijeron es verdad... no hay pero que valga, me mentiste, si todo lo que te importa en la vida son tus negocios, sólo deseo que mueras pronto y poder gastar todo tu maldito dinero.

Piccolo no aguantó más, le dio una cachetada rompiéndole el labio.

— Papá, porque la proteges — dijo limpiándose con el dorso de la mano — siempre me dijiste que pase de lo que pase, hay que decir la verdad, ella es una...

— Cuidado con lo que dirás, respétala, es tu madre, te ocultó cosas, es cierto, pero tenía sus motivos para hacerlo.

— Nada justifica la mentira, no quiero volver a verlos nunca más — bajo furioso."

Parte de Izbet y Piccolo 6. El hijo de Izbet y Piccolo.
 

Luego de pasar una noche en casa de Bulma, el joven desapareció.

Por muchos días Izbet estuvo deprimida, no quería ver a nadie, solo a Piccolo, no se sentía con fuerzas para nada por la desesperación de saber dónde podría estar su hijo, que estaba pasando "su niño", hasta que un día recibió el llamado de un amigo de la infancia.

— Hola ¿Cómo has estado Ricky? — sin mucho ánimo respondió la mujer ciega.

— Bien. Te llamó por algo muy importante, hace una semana encontré un joven durmiendo fuera de mi local, se llama Yun.

— Mi pequeño — se entristeció — ¿Cómo está? — preguntó angustiada.

—Ahora bien — respondió el hombre, de unos 45 años, piel oscura, con sonrisa amistosa, algo pasado de peso para su estatura, 1.60 cms. — estaba hambriento y con frío, le di trabajo, es el saca borrachos y aseador de mi bar, vive conmigo. Hoy vi una foto tuya y de tu hijo de hace un tiempo atrás, y me di cuenta que es él, es inconfundible, no sé qué fue tan grave para que lo echarás, pero en este tiempo se ha comportado como un buen chico, sé que no debo meterme, pero ¿No podrías reconsiderar tu decisión?

— Yo nunca haría algo así... no le dije de mi pasado, alguien más lo hizo, y a su manera, ahora me odia, por eso se fue — le contó lo que pasó — no quiero que piense que lo mande seguir — luego de meditar un momento — ¿Por favor, puedes mantenerme informada de cómo le va?

— ¿No será mejor que vengas a hablar con él? — sugirió el hombre.

— Si voy volverá a escapar, al menos contigo sé que está a salvo — razonó Izbet.

Luego de contarle al namek donde estaba su hijo, volvió a su rutina más tranquila.

Una noche en el bar.

— Hola guapo ¿Eres de los luchadores de la liga? Nunca te he visto allí — le dijo al nuevo trabajador del lugar una joven.

— No, trabajo aquí solamente — respondió sonrojado Yun, era una mujer preciosa.

— Qué pena, te ves muy fuerte, podrías ganar mucho dinero allí, yo quisiera tener para... qué no nos echen a mi primo y a mí de donde vivimos, me llamó Lina — le sonrió.

Ella sigue coqueteando con él, tenía el cabello rubio, del mismo tono de su abuela y hermana. No se parecía en nada a Bet, pero eso es lo que quería el joven, olvidarse de su vida anterior, y hacer una nueva.

— ¿Qué tanto te decía esa tipa? — preguntó Ricky, mirando fijamente a la mujer que se alejó al verlo acercarse.

— No le digas así, es una persona muy esforzada y sensible.

—Ten cuidado, ella...

— No soy un bebé, sé cuidarme — le replicó el joven.

— Está bien, ya no te diré nada más sobre Lina — se fue molesto el hombre mayor.

El joven sigue viéndose con la rubia, hasta que lo convenció de presentarse a luchar.

— Sé que ganarás, el dinero es justo el que necesito para no quedar en la calle — puso un gesto de tristeza.

— Conocí a alguien que también necesitaba dinero — Yun le tomó la mano a la muchacha — pero en su caso era por salud, por esperar demasiado tiempo murió. Te daré el dinero para que salves tu casa. Eres muy especial para mí...

— Y tú para mí también — los jóvenes se dieron su primer beso.

En la liga el primogénito de Piccolo ganó sin mucho esfuerzo.

— Tienes que hacer como que te cuesta y que dure más el combate, no es la idea que a los 10 segundos todo termine. No te preocupes amor, yo te enseñaré — la rubia estaba orgullosa.

La pareja pasaban cada vez más tiempo juntos, hasta que una noche terminaron en la habitación de ella, haciendo el amor, mientras Yun le acariciaba el pelo cuando descansaban, soñó con ganar lo suficiente para hacer su vida lo más lejos posible de sus padres.

A pesar que ya no trabajaba con Ricky, el joven seguía viviendo con él, ahora le pagaba arriendo por la habitación donde vivía.

— Pensé que no te gustaba luchar — le preguntó el hombre mayor al leer en un periódico que ganó una semifinal.



#7098 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.