—Tranquilo, tranquilo...solo díselo, no es tan difícil —se decía Samuel para sí mismo, mientras miraba a Lucía, ella lo observaba confundida y cansada.
—Yyyy...bien ¿Qué ibas a decirme? —preguntó impaciente, ya que todas las chicas estaban mirándola y estaba muy nerviosa —¡¿Samuel?!
—Pues...el decano quiere que hagamos una charla a los alumnos...—ella se agarró la frente en señal de ironía.
—Espera...¿era eso? —Samuel asintió y ella sonrió sarcásticamente—pensé que era algo grave...
—Pero...Lucía, el tema a tratar es...—pero entonces el docente a cargo de la clase había llegado y todos se habían sentado, menos Samuel.
—Buenos días alumnos, por favor tomen asiento y hagan silencio —el docente estaba mirando a Samuel y Lucía tuvo que "botarlo" de su sitio.
—¡Ey! ve a sentarte ¿si? —decía Lucía mientras lo empujaba.
—Pero...
—¡Adiós!
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En la hora de receso, Samuel intentó hablar con Lucía, pero ese día la habían llamado para ayudar a la tutora con algunos papeles. En la salida, tampoco pudo hablar con ella, porque ese día ella tenía que quedarse hasta tarde para completar formularios de pago; él tuvo que irse solo hacía el edificio.
—Estoy cansado, debo comer algo y ducharme, luego estudiaré un poco —decía Samuel en voz alta, estaba nervioso y ni que decir de que tenía que pensar en la forma de cumplir su parte del trato con el demonio —mi vida como humano es un desastre, quiero ganar la apuesta para que Lucía pueda creer en Dios otra vez, y que vuelva a verme tal cual soy...como su...ángel...
Samuel pasó toda la tarde estudiando y realizando los apuntes finales para el proyecto. Iba a irse a descansar temprano, pero entonces escuchó pasos suaves fuera del pasadizo.
—Creo que...llegó Lucía —abrió la puerta y salió muy apurado para hablar con ella —¡Lucía tengo que..!
—¡¿Disculpe?! Jovencito ¿Espera a alguien más? —Samuel se sonrojó al observar que era la vecina "Fela" quien había hecho ruido, una viejita que tenía mucho tiempo viviendo en el edificio. Las cosas que se cuentan de ella son diversas, la más conocida es que asesinó a su esposo para quedarse con el dinero que tenía ahorrado, por ello era muy solitaria.
—Oh lo siento, seguro la asusté —él estaba nervioso, porque también tenía fama de ser muy gruñona y su rostro mostraba enfado.
—Aich, deberías ser más cuidadoso y no gritar, me asustaste pequeño mocoso —gruñó la señora "Fela" —vaya a dormir ¡No son horas de estar despierto!
—¡Sí señora! —y él cerró la puerta rápidamente, la viejita miró la puerta y sonrió para sí misma.
—<<Tenemos a un jovencito enamorado eeh...>>—decía la señora pensativa.
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Mientras tanto, Lucía seguía realizando los últimos trámites para el pago de la universidad. Se había acercado a la oficina para rogar que le dieran más plazo para el pago, pero afortunadamente le dieron algo más que una "solución".
—No se preocupe señorita Tamaya, existen excepciones para los alumnos destacados como tú; incluso pudiste solicitar una beca, no se te le hubiera negado —decía la asesora muy gentil, Lucía estaba seria pero por dentro se sentía muy apenada.
—Muchas gracias, la verdad desconocía las becas que existían aquí, de haberlo sabido no hubiera tenido tanto estrés acumulado —respondía Lucía tratando de ser lo más cordial posible.
—Eso a cualquiera le puede pasar, pero ya que estás al tanto de las becas, ya puedes iniciar el trámite ¿que dices?
—Acepto…
Luego de un rato, Lucía iba a ir a la biblioteca para estudiar, pero detrás de ella se asomó el decano muy contento.
—Buenas tardes señorita Tamaya, debe estar muy nerviosa para la charla —ella se mostró confundida con esa pregunta.
—Buenas tardes señor decano, ¿a qué se refiere con respecto a "la charla"? —el decano se mostró asombrado por la confusión de Lucía.
—No puede ser ¿el joven Samin no le comentó nada acerca de la charla que se dará dentro de 2 semanas? —Lucía retrocedió asombrada y negó con las manos.
—No me dijo nada...¡Ay no! Ahora que recuerdo, si iba a decirme algo importante, pero con todo esto de los exámenes finales y estar de un sitio a otro, me olvidé por completo de él —el decano sonrió y le explicó lo que pasaba.
—En todo caso se lo diré, dentro de una semana Samin y tú deberán hacer una charla para los jóvenes, pero será en el período de los exámenes —ella iba a interrumpirlo, pero el decano la detuvo —pero...serán créditos extra y una nota que a ambos beneficiaría ¿acepta?
—¡Por supuesto! pero...¿de qué se tratará la charla?..
—La charla será de...—pero el decano no pudo terminar de hablar por una interrupción de la secretaria que estaba asustada.
—¡¡¡Señor decano, lo necesitan en la oficina por favor!!! —ella se notaba muy preocupada, el decano suspiró profundamente, intuía la causa de la urgencia.
—Señorita Tamaya discúlpeme, hable con el joven Samin, él sabe todo los detalles de la charla, suerte —ambos se despidieron y Lucía se quedó en la universidad para estudiar en la biblioteca sobre la teología.
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Regresó muy tarde a su casa, estaba muy agotada y realizó mucho ruido con sus pies, pero se topó con la señora "Fela" en el camino.
—Oh lo siento, no pude verla —Lucía había botado las cosas de la viejita, eran bolsas de basura para ser precisos.
—Tranquila, se nota que estás muy cansada para verme —respondió seria la viejita.
—¿La puedo ayudar en algo? —preguntó Lucía y se acercó a ayudarla.
—Si claro, ¡A LARGARTE DE AQUÍ! —gruñó la señora Fela, eso asustó a Lucía y se fue corriendo del miedo —Niña tonta...
Lucía subió las escaleras a toda prisa, y entonces recordó que debía hablar con Samuel para hacer la charla a los alumnos, pero al mirar su reloj que llevaba en la muñeca se dió cuenta que eran casi las nueve de la noche y suponía que Samuel ya estaba descansando.