Lucía se mostró muy confundida con la pregunta de Javier, no entendía nada y aún seguía muy desconfiada de él, así que sostuvo muy bien su gas pimienta para cualquier cosa que él intentara hacerle.
—No te estoy entendiendo, ¿Qué debería recordar? —preguntó seria.
—Pasado mañana será la reunión en la mansión, te había avisado con anticipación —respondió intentando acercarse más a ella, pero Lucía puso el spray más cerca de él y causó que retrocediera.
—¿Cuándo?
—Vaya ya veo, entonces ¿Samuel no te dijo nada?
—Mmm...no...—dijo casi confundida y desvió su mirada para pensar; según Lucía, Samuel no sería capaz de ocultarle cosas y más aún si son importantes.
—Pues se lo dije a él hace días, pensé que te había dicho —dijo sarcásticamente —...ahora entiendo el por qué te asustaste.
—Pues ahora que lo pienso, si me lo dijo —mintió Lucía para que él no pensara mal de Samuel—ya recordé que me lo mencionó, solo que me olvidé.
—¿Lo olvidaste?
—Así es, pero no iré a esa reunión —respondió decidida.
—¿Por qué?
—No me gusta estar cerca de mucha gente, y en esos eventos siempre hay multitudes.
—¿Así? Entonces, debo suponer que aún no superas ese miedo —dijo riendo irónicamente.
—¿Miedo?
—Recuerdo que en el orfanato siempre estabas sola, intentaste hacer amigos pero no pudiste...pobrecita —su actitud cambio de inocente a malvado.
—Tú les ordenabas que me ataquen en zonas cerradas, ¡sé que fuiste tú! —exclamó amenazante.
—No tienes pruebas.
—Pero tampoco dudas, sé que me odias y nunca entenderé el por qué —decía intentando ser valiente, pero estaba empezando a asustarse.
—No hablemos del pasado, la verdad es muy molesto.
—Tú lo mencionaste en primer lugar y en segundo lugar, no iré —él la miro y sonrió con actitud de triunfante en tanto observaba a su alrededor.
—¿Te diste cuenta de algo?
—¿De qué? —preguntó ella mirando a todos lados.
—Las personas se fueron del lugar y ahora solo somos tú y yo en este callejón —él aprovechó su distracción de ella, dobló su muñeca y ocasionó que soltara su gas pimienta, la tomó de sus brazos y la arrinconó a la pared —irás conmigo a esa reunión y no hay manera de que te niegues.
—¡Suéltame! —exclamó Lucía en tanto forcejeaba.
—Ahora tu querido Samuel no está aquí esta vez, así que si es posible te llevaré a rastras, pero si o si irás a esa reunión —Javier empezó a apretar más sus brazos y ella estaba con lágrimas en sus ojos.
—¡Te dije que me sueltes!
—¿En serio? —en ese momento Javier apretó tanto los brazos de Lucía que ella lanzó un grito que podía dejar sordo a cualquiera que estuviera cerca.
—¡Aaaah! ¡Me duele! —él la lanzó al suelo y se alejó del lugar mientras hablaba.
—Mañana te llegará un vestido, lo usarás para esa noche y nos veremos aquí para recogerte...
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Lucía llegó muy rápido al edificio y corrió directamente a su cama y buscó la foto de su tía en tanto lloraba amargamente por lo sucedido con Javier, estaba aterrada y se sentía muy sola -otra vez-.
—Tía, de nuevo tengo miedo —dijo sollozando en tanto miraba la foto y toda la habitación —pensé que todo estaría bien, sin embargo la vida me da otro golpe y ya no puedo más, ¡me estoy asfixiando..!—en ese momento sonó el celular de Lucía, era Sofía quien llamaba.
—¿Lucía? ¿Estás bien? —preguntó preocupada.
—Si, por supuesto ¿por qué lo no estaría?—respondió calmándose y secándose sus lágrimas.
—¡¿Por una vez puedes dejar de fingir que todo esta bien?!
—¿Qué? No entiendo...
—Acabo de verte corriendo, estabas muy asustada y llorando —Lucía al escuchar eso tembló e inventó una excusa para no dar explicaciones, ella quería resolver sus problemas sola como siempre lo hizo.
—No Sofía, estaba corriendo porque tenía un pendiente, en serio estoy bien.
—¿Estás segura? Sabes que puedes contar conmigo —ella decidió no decir nada y solo actuó con normalidad.
—Descansa Sofía, en serio estoy bien...
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Otro día más y nadie tenía noticias de Samuel, Lucía salió temprano del edificio y salió a caminar a la plaza para despejar su mente antes de ir a trabajar.
—¿Debería ir a la policía? Tal vez ya es momento de hacerlo, pero Sofía me dijo que...—entonces sintió que una voz le susurro al oído y le causó escalofríos.
—¿Te llegó el vestido?
—¡Aaah!
—¡Sssh! No hagas escándalo en plena calle ¿no tienes vergüenza? —dijo Javier fastidiado.
—¡El que no tiene vergüenza eres tú! Anoche te atreviste a amenazarme y no solo eso, ahora me sigues —respondió Lucía enojada.
—Si te soy sincero, a mi tampoco me gusta la idea de ir tras de ti como si fueras una niña, pero es necesario —esa respuesta la desconcertó y causó que su cabeza se llenara de muchas preguntas.
—¿Necesario? ¡¿Para qué?!
—Lo sabrás en la reunión, ahora vamos al trabajo.
—¿Contigo? No gracias, ve tú solo —dijo cruzándose de brazos y empezó a caminar lejos de él.
—Es que no fue una petición —Javier cogió de su brazo y casi la obligó a ir con él, al llegar al restaurante cambio de actitud y de expresión, ella estaba desconcertada por su cambio y solo pudo fingir que estaba bien todo -aunque fuera todo lo contrario-.
Desde la mañana hasta casi la tarde solo recibió acoso por Javier, ni la dueña y Sonia Sol pudieron notar que Lucía estaba a punto de llorar por lo asustada que estaba, él no paraba de susurrarle al oído y decirle entre empujones y tropiezos, que causaba Javier al propósito, que debía ir al evento con él si quería que la dejara en paz. Ella suplicaba que el día acabe para llegar a su habitación y poder "desahogarse" sin que nadie la viera, Javier era la reencarnación del mal para Lucía y temía que le vuelva a hacer daño como en el pasado -aunque ya lo estaba logrando de a pocos-.