"Ángel de la Guarda"

45: "El inicio de la oscuridad (parte I)"

*narración de Sofía*

No recuerdo cuando nací o que día mis padres decidieron dejarme en el orfanato, solo supe que en este mundo solo importaba estar rodeado de amigos y así no sentirse solo en el mundo. Al ser linda y tener ojos profundos como el agua, decidieron llamarme "Yaku" de cariño. Todos los adultos me agarraban los cachetes porque era muy tierna, pero de todos los niños había uno en especial que al conocerlo se convirtió en mi mejor amigo.

Recuerdo que su mirada era profunda, su rostro y cabello a veces andaba algo sucio, sin embargo, no me importaba. No era huérfano, pero tampoco tenía una familia completa, su padre lo abandonó cuando tenía siete años y su mamá tenía empleo en el orfanato como cocinera. Al convertirnos en amigos, decidí también ponerle un apodo para identificarnos; como sus ojos eran color avellana, decidí que su apodo sería "Avellana". Ambos éramos inseparables y juramos estar juntos siempre, todos los días venía una familia para querer adoptarme, yo me negaba porque no quería separarme de él, y así llegué a la edad de diez años.

—"Yaku", ya van más de 80 familias a las que te negaste para ser adoptada —me dijo una vez mientras comíamos cerca al patio de juegos.

—No lo tomes a mal "avellana", es solo que ninguna me convence —respondí pícara.

—¿Así? Entonces según tú, ¿Cuál es tu familia ideal?

—Buena pregunta —me levanté de mi asiento y lo mire cara a cara como si recitara algún poema —quisiera una mamá que siempre me abrace y que mi papá sea protector conmigo.

—Mmmm, ¿algo más? —preguntó sonriendo de manera irónica.

—Si, que tengan una casa inmensa para que ambos podamos jugar.

—Vaya, creo que concuerdo en lo último que has dicho.

—¿Verdad que si? Ambos podríamos jugar y acampar en un lugar más grande —eso lo entusiasmó más y sus ojos brillaron como el sol.

—Contaríamos historias de terror sin que nos espíen —esa idea me agradó más y aplaudí con alegría.

—¡Exacto! —luego me senté y mire hacia el cielo que ese día estaba fresco y tranquilo —cuando encuentre a esa familia, te llevaré conmigo e invitaré a todos para festejar.

—Hablando de todos, hoy llegó una niña nueva, es algo distante y la molestan por siempre estar llorando —dijo él triste, al principio no sabía de lo que hablaba, pero luego la recordé...

—Cierto, se llama Lucía. Intenté hablarle ¿sabes? —respondí triste.

—¿Y qué pasó? —preguntó con intriga.

—La vi sentada en la escalera, cerca de la entrada. Le hablé, pero ella solo me vio por dos segundos, su mirada era vacía y triste, como si no estuviera viva —y era verdad, le sonreí de manera genuina cuando estábamos en el recreo, pero sus ojos solo eran como el reflejo de un alma en pena, que vagaba triste por el camino; Lucía solo se paró y se fue corriendo a su habitación, estaba muy confundida por su actitud e iba a seguirla...hasta que me llamaron para una entrevista con otra familia, otra vez...

—Es una pena, también quise hablarle, pero se fue junto a su tutora que le tocó, ella me dijo que no me acercara para que Lucía aprenda a relacionarse con los demás y desde allí ya no me acerco —yo estaba sorprendida por la actitud de la tutora, pero en ese momento creí que era lo mejor para ella.

—A veces no entiendo los adultos, ellos me insisten mucho para que me dejara adoptar, y no entienden que quiero tener una familia que me quiera como soy y no porque tengo ojos bonitos...por eso me gusta más estar contigo —concluí mientras sonreía, él hizo lo mismo.

—Ya te lo han dicho, pero tu sonrisa es encantadora Sofía —esas palabras la consideré un bonito halago y en vez de molestarme, sonreí más.

—Gracias...—mostré mi dedo meñique hacia él y supo lo que diría — estaremos juntos por siempre ¿verdad?, ¿promesa?

—Promesa —y chocamos los meñiques como los mejores amigos que éramos, en ese momento no lo sabía, pero esa sería la última vez que lo vería en el orfanato, ya que su madre decidió renunciar y nunca más lo volví a ver...

●●●●

Solo yo sentía la ausencia de "avellana",  él era quien me hacía reír con sus travesuras y me contaba historias que le enseñaban en la escuela y que él mismo leía en los libros de la biblioteca. Todos querían acercarse a mí y me trataban muy bien, pero no sentía que ese acercamiento era genuino, sino falso para que las familias puedan adoptarlos a ellos.

Todos querían ser amigos míos excepto Lucía, ella era la única que estaba apartada de todos, incluso la veía en las noches hablando con la tutora en su habitación, escuchaba murmullos como: "debes continuar Lucía", "deja atrás el pasado y vive", "debes estudiar para que ella esté orgullosa de ti", entre otras cosas que no logré entender en ese momento y solo me iba a dormir. Pasaban los meses y años y cumplí doce, tenía amigos y muy buenos...pero sin "avellana", sentía que mi vida no era igual de feliz, supuse que lo extrañaba y por eso me sentía así. Un día llegaron una pareja de esposos que tenían tres años de casados, buscaban a una niña linda y que fuera clara de piel, con solo escuchar las características del niño o niña que querían adoptar, sentí asco.

—Así es, tenemos a una niña de doce años con esas características, la van a adorar —dijo la tutora mientras escuchaba yo detrás de la puerta.




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