MIREN QUIÉN HA VENIDO CON ACTUALIZACIÓN: YO. ♥
ESPERO Y LES GUSTE QUE ESTE ES UN CAPÍTULO MUY PERO MUY ESPECIAL PARA MÍ Y QUE TIENE ESA DOSIS DE DRAMA QUE ME CARCATERIZA.
LES RECUERDO QUE LLEGANDO AL CAPÍTULO 32 SUBIRÉ TODA LA HISTORIA PARA QUE NO TENGAN QUE ESPERAR TANTO A LEERLA :)
Y TAMBIÉN LES RECARLO QUE HABRÁ SEGUNDA PARTE, EN LA QUE ESTOY TRABAJANDO ♥ ESPERO Y LE DEN EL MISMO APOYO QUE ESTA.
SIN MÁS QUE AGREGAR, EL CAPÍTULO:
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Gwren.
Toda yo soy una masa de sentimientos que se disparan de arriba abajo, de un lado a otro, de esquina a esquina y de enfrente hacia atrás. ¿Cómo es que llegamos hasta el punto de que el hermano de mi mejor amiga, Ángel Vancouver, estuviese a solo segundos de besarme? ¿Cómo llegamos al punto en el que yo fui más que consciente de ello y aun así no hice nada para evitarlo? Quiero de darme de golpes en el pecho de tan solo recordar la sensación de su boca sobre la mía, del suave tacto de la punta de su nariz y el temblor que cruzó mi torrente sanguíneo.
Una vez nos hemos besado, según su testimonio, yo no la recuerdo y pese a ello tengo más que presente la familiaridad de su cercanía. Mi cuerpo no lo sintió como algo extraño, sino como una zona de confort y a la vez de guerra, un término medio que acelera la producción de adrenalina a la vez que proporciona calma.
Me aferro a mi saco con la mayor fuerza que tengo al salir de las empresas Vancouver, mis mejillas aún sigue acaloradas por el casi-beso y la aparición inesperada de una rubiecilla de ojos azules llamada Jane Keller. Me siento inconscientemente mal por la situación en la que nos encontró, si bien ella fue una perra, debe ser jodido ver al hombre que amas con otra.
Aspiro el aire que me permiten mis pulmones y me encamino a donde he estacionado mi auto. Me topo con algunos transeúntes que llevan pantalones y chamarras calentitas, no faldas plisadas como la tonta de Gwendolyne Rowell que no se detuvo a checar el reporte del clima por la televisión. Hace un viento terrible en Atenas.
Mi celular vibra dentro de uno de los bolsillos de mi saco y hasta que me encuentro en el interior de mi vehículo y prendo la calefacción, me permito revisar los mensajes. Tengo cuatro en total, todos de diferentes personas y con diferentes contextos.
De: Elena.
¿Cómo te fue con mi hermano? Dime si se portó como todo un gañán para darle una patada donde más le duele. ¡Como jefe puede ser una pesadilla!
Me río al imaginar la voz chillona de Elena. La extraño muchísimo, con todo el estrés del semestre, Ian acaparando mi tiempo y Darren queriendo ser mi centro de atención, lo último que he podido hacer es tomarme un tiempecito con la rubial fierecilla más allá de unos mensajes de texto y una que otra llamada en la noche.
De: Gwren.
Todo bien. Todo correcto.
De: Gwren.
Nada de patadas al menos por hoy.
Reviso los demás SMS.
De: Papá.
¿A qué hora llegas a casa? Prepararé la cena.
De: Gwren
Dame una hora y llego.
De: Ian <3
¿Por qué no me contaste de los resultados de la beca? Darren tuvo que decirme para que me enterara. Necesitamos hablar.
Lloriqueo por mis adentros al leer aquellas líneas. Fue un error no haber celebrado con él mi pequeño triunfo al ser seleccionada, pero una parte de mí simplemente me detuvo y no porque lo quisiese lejos sino porque tenía miedo de su reacción por mencionar a nada más y menos que Ángel. Ahora, con el asunto de la sala de juntas, la idea suena aún más precaria.
¿Cómo es que siquiera permití que se acercara? Debí de haberlo esquivado, de haber marcado una línea de advertencia entre nosotros al instante en que nuestra conversación se tornó más allá de lo que debería haber sido.
De: Gwren.
Se me olvidó.
De: Ian <3
¿Cómo se te pudo olvidar algo tan importante? Más bien creo que no querías contarme, lo que no entiendo es por qué.
Me muerdo la boca, nerviosa.
Ian es más listo de lo que me gustaría en estos momentos y yo tan tonta como el amigo rosado de Bob Esponja. ¡Ay dios! ¿Por qué estoy tan nerviosa? No he hecho nada malo y a pesar de ello, mi cabeza gira como si acabase de matar a alguien.
De: Gwren
Te veo en TeaCoffe en veinte minutos.
Sí que debemos hablar y no porque le deba explicaciones— aunque realmente las merezca — sino porque necesito mentalizarme que lo ocurrido en la sala de juntas fue un error y no algo más. Debo de mentalizarme que lo que sea que esté empezando a sentir por Ángel Vancouver tiene que terminar de una vez por todas.
Veo la motocicleta de Ian antes de aparcar frente al local.
Mis nervios están de punta y a la vez, miles de ideas cruzan por mi mente. No estoy segura en qué momento me he convertido en un repelente de una relación en la que yo misma quise estar. Cuando se apareció en mi salón de clases, dispuesto a intentarlo todo conmigo, me pareció buena idea meterme de zambullida y ahora, después de una serie de eventos inesperados en las que el hermano de Elena es el protagonista, se siente como el peor de los errores.