Mientras más uno se deja de ver a esa persona, más se olvida. Eso le pasaba a todos, el poco tiempo en la que estuvo Jacob nadie lo noto. Fue como si de repente alguien les borrará la memoria.
Después de que lo había pasado, Percephone estuvo en constante contacto con la organización de las Madres Mayores
—Es inaceptable, Jacob ya lleva 16 días sin comer... Ni beber, nada. Él pagó por un precio, y no sólo eso, lo torturan, lo maltratan... ¡No puedo quedarme tranquila si él esta pagando por un chica que ni conoce!
—Señorita Jones, debe calmarse. Se tiene que seguir las reglas, si tu hicieras lo que hizo tu nieto. Estarías en la misma situación.
—¡A mi no me importa mi estado, yo quiero que él esté bien!... ¡¡¡Ni siquiera su padre intervino, estuvo allí Celestya, y no hizo nada!!!
—Lo se... Percephone... ¿Qué quieres que haga?, tanto ángeles como demonios siguen al pie de la letra de lo que se les ordena. Pero nosotros, que nos encontramos en medio hemos cometido cada error, que siempre lo acabamos sufriendo al final. Jacob, es humano, los humanos no soportan estar en un entorno como el infierno. Sí sufrirá y sí , no podemos hacer nada. Él tomo esa decisión y tú como su abuela debes entender que nadie puede salvarlo.
Percephone agacho la cabeza, suspiro .
—Pero... Tenías que haber visto esos ojos. No estaba arrepentido, lo conozco Celestya. Cuando miente, cuando dice la verdad... Cuando ama...
Se escucho el sonido del timbre.
—Lo siento Celestya, tendré que cortar, hablaremos en otro momento.
Cuando bajo las escaleras, tomó las llaves y abrió la puerta.
La persona que estaba esperando era otra bruja, lo supo al ver su amuleto en el pecho. Una mujer, de contextura de veinte años —pero que realmente tenía más —un largo y fino cabello rubio. Usaba unos lentes negros que luego retiró. Era la misma imagen que Satana.
—Sally Everlin...
—Hola, Percephone Jones. ¿Me invistas a pasar?
—Está bien.
La acompañaba el chófer, sabiendo que este llevaba los atuendos respectivos de la familia Everlin. Siendo que ellos llevaban ropa extravagante y de marca.
En cambio, los Jones son siempre cautelosos. Y humildes, aunque ellos también poseían una gran cantidad de herencia, nunca lo demostraban.
—Por cierto, tu mansión es acogedora.
—Gracias.
—OK —dejó sus cosas al chófer —Vayamos al grano, me he enterado que mantias en cautiverio a mi hija mayor, Satana.
—Es un dato falso, no la tuve encerrada. Sino que intente razonar con ella.
—Aja... Tengo evidencia que demuestran lo contrario. ¿Acaso no fue un golpe lo que encontré en su cara?... No querrás ocasionar una guerra entre familias, ¿No?
—No digas tonterías, ella se metió con mi familia. ¿Qué no te lo mencionó?
—Yo sé como actúa mí hija. —dejo su abrigo de pieles —Y un acción tiene su consecuencia. No me vas a negar que tu nieto humilló a mi hija...
Percephone se dio vuelta mientras tomaba algunos libros que volvía a poner en su lugar.
Sally camino a su lado.
—Tú familia es una vergüenza, gracias a ese hecho mi hija tuvo que esperar , quien sabe si Jacob no es una opción. ¡Ah, ya lo recuerdo!... Otra vergüenza, encerrado por romper una regla.
Percephone se detuvo, puso los libros cuidadosamente sobre la mesa.
—Mira Everlin.... —se puso enfrente de ella —No vuelvas a mencionar esa palabra frente de mí... Soy mucho más poderosa que tú. Mi familia es de unas de las generaciones más poderosas, la tuya es la tercera. Sí vuelves a hablar así de mi nieto, haré que te tragues toda tu basura...
Sally retrocedió pero antes atino a mostrarle su collar.
—Vuestra ley es la magia, la oscura estará en nuestra venas. Todo aquel que me enfrente sufrirá las consecuencias... Jones, no te tengo miedo. Si mi sangre corre en peligro no dudaré en aplastar todo aquel que esté en mi camino sin importar que seas tú...
Después de esa charla se retiro.
Percephone aguardo hasta que se fuera, su mirada temple seguía intacto, no movió ningún músculo.
—Y yo sacrificare mi vida por quienes amo.