6

—¡YA VIENEN! —gritó con cara de preocupación, y de inmediato todos los ángeles en la biblioteca bajaron la cabeza semi-incados. Yo no sabía que hacer y pude notar como una chica de cabello castaño me miraba preocupada.

De pronto Brook corrió tan rápido como pudo a mi lado, mientras maldecía una y otra vez. La chica de cabello castaño miró a Brook.

—Escondela bajo la mesa. —dijo en susurro.

Brook la obedeció y los dos nos escondimos debajo de la mesa en la que estaba. Miré hacia la puerta, y vi como entraron dos hombres altos y fuertes con ese aspecto maligno que podía aterrorizar a cualquiera.

—Maldición, ahora no por favor. —susurró Brook.

Detrás de los dos hombres entró una mujer, que de igual manera su aspecto aterrorizaba. Su cabello era rojizo y rizado, tenía puesto un largo y esponjoso vestido color negro. Caminaba segura y lentamente entre todos los ángeles.

—No quiero molestarlos, pero nos han informado que hay un humano en Dines—comenzó a hablar la mujer. Maldicion, supongo que se refería a mí—. Recorreremos todo Dines hasta dar con él, si ustedes saben algo no duden en decírnoslo.

Temía que alguien dijera algo, pero no, la biblioteca permaneció en silencio.

—Bien, confiaré en que ustedes no saben donde está el humano. —dijo la mujer dando la vuelta apunto de marcharse.

En mi nerviosismo, hice un mal movimiento causando que la mesa cayera y todas las personas que se encontraban en la biblioteca fijaran sus ojos en mí. Debido a que la mesa se había caído, me puse de pie, sin embargo Brook se quedó semi-incado.

Desde el suelo Brook me habló en susurro.

—No te muevas, aguanta la respiración.

Y ahí estaba yo, sin moverme, sin respirar. Los dos hombres y la mujer de negro me observaban fijamente. No pude contener la respiración por más tiempo. Abrí la boca y comencé a respirar el aire que me hacía falta. De inmediato uno de los dos hombres gritó.

—¡Es la humana! —se acercó hacia mí con su espada, pero Brook se puso frente a mí y comenzó a pelear con aquel hombre. Después ya no era sólo Brook, sino todos los ángeles de la biblioteca peleando para salvarme sin siquiera conocerme.

Finalmente los dos hombres cayeron al suelo.

—Buena pelea chicos—dijo la mujer—. Ahora, ¿quien es el ángel de la humana?

Brook estaba apunto de alzar la mano pero lo impedí poniendo la mía sobre la suya.

—Bien, entonces no les molestará que me la lleve al consejo. —dijo acercándose a mí.

—Si la tocas, te mato. —amenazó Brook y la mujer sólo rió.

—Haces bien tu trabajo, chico. Llevatela de Dines antes de que la maten. —dijo y se fue.