—Brook es algo sobre protector, sólo eso.
—Entiendo....—Dijo Chris y después un silencio incómodo se apoderó del lugar.
—¿Charlotte sabe que estás aquí?—Pregunté para romper el silencio.
—Si...
—¿Y nunca ha intentado hacerte daño?
—No. Quien gobierna aquí es Leah, es la reina de los ángeles y ella me dio su permiso de estar aquí. Charlotte no puede hacer nada.
—Charlotte intentó sacarme de aquí hace unos meses.
—Tal vez deberías hacerle caso, es peligroso que un humano esté aquí. Aveces extraño el mundo humano.—Dijo algo triste.
—¿Y por qué no vuelves?
—No puedo. Éste es mi mundo ahora.
Mi duda sobre que cómo había llegado Chris hasta aquí rondaba por mi cabeza.
—Vamos, cuentame tu historia.—Lo animé.
—Es algo complicada, pero ya que insistes... Antes de saber sobre Dines yo no creía en los ángeles, de hecho era en lo último en lo que pensaba. Me la pasaba de fiestas bebiendo con mis amigos y uno de esos días, mi mejor amigo Michael y yo estábamos demasiado tomados. Ninguno de los dos estaba lo suficientemente estable para manejar pero eso no nos importó. Michael tomó el volante con la intención de llevarme a casa pero otro auto se interpuso en nuestro camino y el nuestro se volcó. Desperté pero no me podía mover, la puerta derecha del auto estaba sobre mí. Sentía que ese era el final, hasta que de pronto una chica apareció frente a mí, en su espalda había una grandes alas y yo creí estar alucinando. Sus ojos celestes me miraron y susurró en mi oído: «No te preocupes, pronto no sentirás más dolor.» y después desapareció. Volví a despertar pero ahora en un lugar totalmente desconocido, el consejo. Me puse histérico y llegué a pensar que me habían secuestrado, que esto era un sueño, pero entonces Leah me explicó que esa chica era mi ángel y que había dado su «vida» para salvarme.
—Wow. Eso suena muy... —Me interrumpió.
—¿Perturbador? Créeme, lo es.
—¿Es por eso que no puedes salir de Dines?
—Sí.
Toda su historia parecer digna de contarse a las demás personas, pero por alguna razón el quería que permaneciera «secreta».
—¿Y qué pasó con tu amigo Michael?—Pregunté totalmente curiosa.
—No he sabido nada de él desde entonces. El último recuerdo que tengo de mi mejor amigo es él tirado en el suelo totalmente inconsciente.