Aclaratoria:
Ángeles Negros es una novela policíaca, llena de intriga y misterio, de buen humor y sobre todo de Romanticismo al estilo de "Sacarte mil suspiros y cautivarte el corazón" antes de cualquier escena erótica.
También deben de recordar el genero y la base del libro justicia, honor, lealtad, amistad y sobre todo, debatirse entre lo moral e inmoral.
No me lo tomen a mal, me fascina el Erotismo pero para eso tengo una linea de libros donde toco a profundidad y muy a mi estilo el erotismo en todas sus escalas, sabores y colores que es Griseland.
Así que si gustan de una novela con Romance de ese que nos hace volvernos locos y darle vueltas a la luna ese es Ángeles Negros. Léanla y diviertance, se que les encantara!
Portland
Cuando sonó el teléfono no me sorprendió en absoluto. Por un mes ha timbrado a la misma hora todos los días. Ya sabía quién era y que quería. Era Lean Whiteside mi amable y peculiar vecina de al lado.
---¡Por favor di que sí!..por favor...---chillaba---¡Salgamos!.. pronto iniciara el semestre en la universidad y podrás retomar los hábitos---decían en son de broma.
---Lean te lo agradezco pero ya sabes mi respuesta---le conteste. Era la misma oración de todos los fines de semana y uno que otro día en especial, como los viernes.
---Por favor me muero de ganas por ir y no tengo carro, Mama se sentirá más tranquila si me acompañas, por favor...solo por este fin de semana, te lo prometo---no se porque presentía que no iba ser el único fin de semana---Y si aceptas...nunca más te volveré a pedir que violes tu código de encierro---juraba en forma burlona.
---Leaaaan de verdad...¡No puedo!---intente convencerla o más bien convencerme a mí misma.
---¡Dios! dime la verdad no quieres salir conmigo porque no me consideras tu amiga...---me chantajeaba melodramáticamente.
---¡Rayos Lean!..no me hagas hacer esto, no me siento lista todavía...---me excusaba lamentándome. Había encontrado mi punto débil. Ella había agotado e inventado todos los alegatos posibles e imposibles era peor que el abogado de un mafioso y al fin había encontrado mi talón de Aquiles.
---¡Perfecto!---grito---Me arreglo en 15 minutos y pasas por mi...no mejor...yo llego a tu casa---concluía emocionada y con una frescura casi insoportable.
Mi madre y la madre de Lean, se hicieron amigas a primera vista casi desde "El momento en que se vieron en el kínder" bromeaba la mama de Lean. No era extraño ambas nacieron en Alberta, Canadá, asistieron juntas a la escuela, al colegio e incluso a la universidad, eran inseparables, hasta el momento que mi madre se alisto en el voluntariado de Médicos Sin Fronteras y la mama de Lean se casó y se fue a vivir a Portland, Estados Unidos. Ella se estableció aquí en Darkwood, el pueblo nativo del padre de Lean y sin importar la distancia y el tiempo su amistada se mantuvo fuerte y firme. Siempre que pudieron se visitaban en vacaciones, fiestas especiales e incluso en los momentos más duros de su vida. Como cuando el padre de Lean murió y luego años más tarde, cuando murió el mío. Había mucha historia y recuerdos entre ellas, un lazo inquebrantable de verdadera amistad. Lazo, que al parecer Lean y yo habíamos heredado o más bien cosechado durante los cortos periodos que compartimos juntas y aun más cuando llegue a vivir aquí, en su pueblo. Nos hicimos inseparables, pese a ser tan diferentes y habernos criamos en diferentes partes del mundo, compartíamos más que un lazo de amistad.
Era algo inexplicable, debido a nuestras múltiples diferencias, mientras que Lean era la típica Norteamericana aventurera, parrandera y despreocupada, yo era cautelosa, prudente y mesurada. Tal vez porque había vivido en muchas partes del mundo debido al trabajo de papa viajamos a muchos lugares Inglaterra, Canadá, España, México y Colombia. Y fue ahí donde viví la mayor parte de mi adolescencia y donde decidí estudiar la noble carrera de medicina. Y fue así, mientras cursaba mi sexto año de universidad cuando la tragedia llego a nuestras vidas, papa murió y mama decidió regresar a Canadá. A nuestra casa, a nuestro primer hogar donde había vivido su casi toda su vida, los primeros años de su matrimonio y donde pase una feliz infancia. Pero en realidad fue insoportable, los recuerdos la abrumaban, entonces decidió mudarse a Darkwood, Portland. Quedaba muy cerca de Alberta, lo suficientemente lejos para intentar olvidar lo perdido y rehacer una vida nueva. Además siempre le había gustado el lugar, desde que visitaba a Paolin la madre de Lean.
Sonó el timbre, no sé porque lo hacía, sabía dónde estaba escondida la llave de repuesto de mi casa y de todos modos entraba sin pedir permiso. Así que en un momento ya tenía a Lean plantada frente a mí, en mi cuarto.
---¿Así piensas ir?---bramo Lean desde el pasillo sin terminar de entrar.
---Así...o no vamos---advertí.
---¡Cielos!..no me explico..¿Porque no te arreglas un poco más? de que sirve que tengas ese cuerpazo si no lo enseñas...---se quejaba---¿De verdad para que estudias...para monja o medico?---se bufaba. Mientras yo le lanzaba una mirada matadora.
---Bien, creo que me conformare con tu físico exótico---murmuro, mientras que yo maldecía en mis adentros. Lo que Lean no entendía era, que lo que menos quería era hacerme notar, aunque creo que era muy difícil de no hacerlo. Las personas con mi físico moreno claro exótico, eran muy raras en este lugar, así que aunque no lo quisiera parecía que andaba un letrero fluorescente que decía "Mírenme no soy de aquí".
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Editado: 16.05.2020