Ángeles y Demonios

5

Y ambos estaban para camisas de fuerza, calmantes y electroshock
 

Fin ❤️
 

 

—¿Elleonnor? —oí a mamá— ¿Estás dormida?

—Antes lo estaba —murmuré con un bostezo, quitándome la cobija de la cabeza.

—Necesito hablar algo importante —parecía preocupada, y yo sabia de que se trataba—. Te espero abajo.

Llevaba meses intentando evitar aquel tema, pero ahora nada me salvaría.

Me aseé y bajé a la sala. Mi madre puso el desayuno en la mesa y me senté al frente de ella. Ninguna dijo una palabra, yo pensando en que le respondería a cada pregunta y ella, ella seguramente pensando en como acabar conmigo después de las tonterías que le diría.

Luego de desayunar lavé los platos y me senté a su lado en el sofá. Mi madre era una mujer hermosa y tranquila, sin mucho de que hablar, pero cuando ella se enfadaba era increíble lo agresiva que se volvía, no dejaba nada sin decirme. Era alta con cabello negro y ondulado, yo no tenia nada de ella, ni siquiera sus hermosos ojos grises.

—Elleonnor —su voz era suave y tranquila, ella hacia un gran esfuerzo por no gritarme, pero yo sabía que no duraría para siempre—. El doctor Wrets me envió un mensaje, muchos mensajes, en realidad —añadió nerviosamente—, dicen que has estado faltando. ¿Por qué?

—¿Por qué te envió mensajes?

—¿Por qué faltas?

—Sólo fue un mes —me defendí, apartando la mirada.

—Dos meses —suspiró con cansancio—, y dos semanas.

—Estaba ocupada —escusa ridícula, nadie que me conozca creería eso, nunca tenía nada que hacer.

—Elleonnor, estos días estuve muy ocupada, muy cansada. Sé que no he tenido tiempo de estar contigo, pero sólo te pido que no faltes. Por favor.

—No quiero seguir yendo —dejé de mirarla.

—Sólo es un día a la semana, Elleonnor.

Un día en el que pudiera dormir, dormir tranquilamente, sin pensar en nada. Sólo en lo miserable que era y lo patética que podría llegar a ser.

—No quiero.

—¿Hay motivos?

¿Qué si había motivos? No, no había motivos, sólo no quería seguir yendo a un lugar donde me trataban con amabilidad por pensar que estaba loca, no quería estar en un lugar donde me hacían pregunta tras pregunta de como me siento o si deseo estar viva, contestar que si, quiero vivir, cuando lo que deseo decirles es "Vayanse al diablo".

¿Que podrían saber ellos? ¿Acaso eran conscientes de las cicatrices? No, no lo eran, la única que lo sabía es Ether y sólo porque lo descubrió en educación física, pero del resto, nadie. Nadie más iba a saberlo.

—No, no hay motivo, sólo no quiero ir, me siento mejor, no tengo motivos para ir ahora.

—No, Elleonnor, no estás bien —alzó un poco más la voz, lo cual me hizo mirarla—. Tienes que ir.

—Pero no quiero, es vergonzoso, no quiero ir más a ese lugar cada semana.

—Escúchame, Elleonnor, tienes una vida normal, sales con Ether, te diviertes siempre que puedes. Sólo te estoy pidiendo un dia a la semana.

—¿Por qué tengo que ir? Quieres que vaya sólo porque un oficial te dijo que estaba loca. ¡Pero no es verdad! Sé lo que paso, sé lo que vi.

—¡No, no paso! Comportate de una forma normal por primera vez en tu vida. Siempre a sido así, cuando eras niña también y estoy harta, estoy harta de que cada vez que te dejo sola termines haciendo algo ilógico que no tiene sentido y me pongas en una situación que no puedo controlar. No me importa lo que pienses o creas, irás con el doctor Wrets.

Bajé la cabeza y miré mis manos intentando ocultar mi desesperación. Ella no comprendía, no comprendía nada de lo que me hacia pasar al hacerme ir a ese lugar.

—Lo intentaré —dije en voz baja—. Iré esta tarde.

—Bien —se levantó, no sonreía ni se veía feliz, aunque se había quitado un peso de encima.

.
 


Ether me llamó para salir, quería contarme algo importante que había pasado en su cuerpo. Le dije que no tenia ganas de ir y dijo que iría a casa. Llego en menos de una hora cuando mi madre salió a trabajar.

—Intenta adivinar —dijo, emocionada.

—¿Ya no te salen granos?

—No —se rió y me animó—, intenta de nuevo.

—¿Tienes novio nuevo?

—Pon un poco de esfuerzo, Elle.

No quería adivinar, porque siempre que Ether Estaba tan emocionada era porque habían cometido una estupidez irremediable, como ese piercing en su ombligo sin el permiso de sus padres y que ellos aún no descubrían.

—¿Recuerdas la fiesta a la que fui el otro día?

—No fuiste a ninguna fiesta.

—Que si, no lo recuerdas porque volviste a casa y llegaste muy tarde, me llamaste y dijiste que dormirías.

—Eso no paso —fruncí el ceño, Ether me miró de forma extraña.

—Olvídalo —dijo bruscamente—, lo que quería decirte es que ya no lo soy.

—¿Qué? ¿Idiota? ¿Peleona?

—Hablo de eso, Elle. El caso es que bebí demasiado y no lo recuerdo.

Me quedé mirándola con los ojos muy abiertos.

—¿Estuviste con un chico? ¿Pero cómo? ¿Quién?

—Ya te dije que no lo sé —perecía despreocupada—. Pero, ¿no crees que está bien? Si pude estar con un chico -aunque no lo recuerde- ¿no significa eso algo bueno? Ya no tengo miedo al sexo entonces.

No sabía que podía decirle. Ether podia ser muy buscona con los chicos, pero nunca se había atrevido a tener relaciones desde aquello.

Podía felicitarla por superar algo que yo aún no, pero seguía pensando en otra cosa.

—¿Fuiste a la fiesta luego de que me trajiste a casa?

—Yo no te traje a casa.

—¡Te llamé! —casi grité, me estaba hartando se esa broma que tenía el mundo contra mi—. ¡Estaba con Keim y te dije que me buscaras! ¡Me trajiste a casa y te dije que te fueras porque era muy tarde!

Ella siguió negándolo rotundamente, y se veía tan decidida que casi pude creerlo, pero aún así...

—¡Estuvimos juntas! ¡Keim me hirió, recuérdalo!

Ella apartó la mirada, confundida.



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En el texto hay: angeles, demonios, romance

Editado: 10.10.2020

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