Tres años después…..
El sol ya empezaba a salir y los pequeños Joseph y Mary aún no abrían sus ojitos, los niños todavía no salían de sus sueños. Eran muy unidos, nunca se separaban del uno al otro, y se aman muchísimo como los hermanitos que son.
A medida de su crecimiento hacían notar más y más el parecido que iban ganando de sus padres, Joseph poseia el cabello negro y los ojos carbonosos de Tony, aparte de su cómico sarcasmo, mientras que Mary llevaba el castaño cabello y adorable belleza de Peter, así como también el amor por las flores, eran cada día más dulces y bellos, como una verdadera creación de amor.
Los dos tenían la misma habitación, con una camita para cada uno, sin embargo la mayoría de veces duermen juntos, en la cama de uno o en la del otro, justo como en ese momento.
Lentamente Peter abrió la puerta y entró de puntillas para no despertarlos, primero abre las cortinas para llenar la habitación de luz y luego se acerca de a poquito hacia la cama donde sus bebés, desde el primer día el castaño estaba maravillado con los niños:
—hora de abrir sus ojitos, el sol ya salió— recostado al lado de ellos los abrazo mientras besaba sus mejillas
—Papiiiii— decían los dos al mismo tiempo mientras extienden sus bracitos para abrazarlo, el castaño los abraza a ambos y los levanta para sentarlos en sus piernas y abrazarlos más fuerte aún —buenos días papi
—awwww buenos días mis estrellitas.
—mi hermanita y yo soñamos con ángeles...— le dice el niño frotando sus ojitos
—awww, en serio? Y como eran?.
—Eran muy lindos, tenían alas de color blanco y brillaban como una estrella—describia la pequeña acariciando la mejilla de su joven padre
—y volaban por todos lados tocando el arpa.
—eran muy lindos, pero no mucho como tú y papá.
—mi cielo...mis bebes, ustedes son más hermosos aún, ustedes son nuestros ángeles, tengo una idea….vamos a llevarle un delicioso desayuno a papá ¿Les gustaría?
—¡¡SIIIII!!— los dos niños repetían mientras aplaudían.
Los tres tomados de las manos con sus batas puestas bajaron corriendo a la cocina, Peter preparó el chocolate caliente, Joseph llenaba el plato de galletas mientras se comía unas pocas a escondidas, y Mary colocaba en un florero pequeño cuatro flores.
Con mucho cuidado entraron a la habitación de los padres y Tony aún continuaba durmiendo, sus fuertes ronquidos hacían reír a los pequeños.
—Con cuidado despierten a papá— con la bandeja en sus manos se puso al lado de la cama para ver a sus niños despertar a Tony
Los niños se subieron a la cama y empezaron a saltar sobre ella, el mayor apenas sintió el movimiento despertó algo espantado pero después de abrir bien los ojos, vio que eran sus dos pulguitas saltarinas..
—¡¡SIIIII PAPÁ DESPERTÓ!!— gritaba la niña feliz
—¡¡BUENOS DÍAS PAPÁ!!— los dos se lanzan sobre Tony y lo abrazan para llenar de besitos su rostro, Peter no dejaba de sonreír al presenciar la tierna escena
—Buenos días mis cachorritos— abrazaba a los chiquitos sonriendoles
—mira papá, papi, mi hermano y yo te hicimos el desayuno.
—y también le contamos que soñamos con ángeles.
—vaya...me imagino como fue de hermoso soñarlos, saben que….en el mundo también hay ángeles, y es más, yo conozco tres..
Los pequeños tocan sus mejillas asombrados, y sus ojitos llenaron de brillo…
—¿y como se llaman?— preguntó el niño
—bueno….los dos más pequeños se llaman Mary y Joseph, y el tercero se llama Peter, que es el amor de mi vida y el padre de los dos querubines.
—Awwwwww— dijo la niña mirando a sus padres muy enamorados
Peter suspiraba de amor ante las palabras del mayor —te faltó uno más mi amor.
—¿Cuál?
—el más grande, el que se llama Anthony, Anthony Stark, quien también es el amor de mi vida.
Peter puso sobre la cama la bandeja para abrazar al mayor y unir sus labios con las de él —Buenos días amor.
—buenos días angelito.
Los cuatro en la cama disfrutaron del cálido desayuno, jugaron mientras comían galletas, se divertían cuando tomaron el chocolate y los dejaban con bigotes, incluso Joseph jugaba a ser Tony con una barba de chocolate, no había mañanas más bonitas en dónde el amor, la paz y la diversión llenará de dulzura el corazón de una familia entera, como la de Tony y Peter con sus dos florecillas.
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Era la hora de ir a la escuela, y apenas llegaron las cositas no dejaban de llorar, sus caritas los hacía ver cómo dos tomates cherry, ninguno de los dos no soportaban la idea de estar lejos de sus padres, se abrazaban fuerte a ellos, no querían soltarse de ninguno.
Tony tomó en brazos a Joseph y Peter a Mary, intentaban tranquilizarlos mientras salían del auto y besaban sus húmedas caritas
—shhh ya no llores campeón, o la nieve no bajará— Tony se movía un poco con el pequeño mientras le susurraba —la nieve cae cuando los niños sonríen y están felices, y yo sé que mi niño y su hermanita son los más felices de este mundo
Peter hizo lo mismo con la pequeñita mientras la acariciaba dulcemente —no llores mi amor, eres muy hermosa, y más cuando sonríes, papá y yo estaremos aquí cuando terminen, aquí estaremos para recibirlos con nuestro amor, mi bebita..
A pesar de los intentos ninguno lo logró, al ver la situación desde la puerta la maestra Wanda Maximoff se acerca a la familia para ayudarlos..
—Veo que los niños no quieren separarse de ustedes— decía la mujer con una linda sonrisa
—Al menos ya sabemos que nos aman demasiado— Tony reía un poco mientras Peter acariciaba a ambos niños
—si gustan pueden acompañarlos hasta el salón, así tal vez estarán más tranquilos.
Los padres se miraron antes de aceptar la idea de llevarlos al salón, con los niños en sus brazos los dos entraron al salón junto con la maestra, a pesar de sus edades los niños eran muy tranquilos, con suerte dos niños correteaban por el salón mientras los demás dibujaban o jugaban con los juguetes.