Hauntcraft, con la enigmática carta encontrada en la casa de Manuel aún fresca en su mente, se sumerge en la búsqueda de respuestas sobre los orígenes del pueblo y los lazos que podrían unir a los habitantes actuales con los antiguos fundadores. La misiva revelaba oscuras intenciones y secretos entre el fundador Alberto Castex y el primer dirigente del pueblo Manuel Pose Rodriguez, que ahora alimentan su determinación por descubrir la verdad oculta en Anguil.En su exploración, Hauntcraft se sumerge en conversaciones con los vecinos, desenterrando fragmentos de la historia que poco a poco van revelando conexiones intrigantes.
Entre los relatos, descubre que una de las familias más antiguas y respetadas en el pueblo es la de los Hayet, liderada por el actual intendente H. Delacore Hayet.Es en esta búsqueda minuciosa donde Hauntcraft comienza a entretejer las pistas. A medida que se adentra en la historia de los Hayet, encuentra indicios de un parentesco con Manuel, el enigmático personaje cuya fotografía y carta se cruzaron en su camino. Tras escudriñar los registros genealógicos de Manuel que le encargó a su secretaria y recabar más testimonios de los lugareños, Hauntcraft une los hilos de información dispersos y llega a una conclusión inquietante: los Hayet y Manuel están ligados por lazos de sangre y una historia común.La conexión entre los Hayet y Manuel se convierte en un punto clave en su investigación. Hauntcraft se sumerge aún más en la intrincada trama de secretos y misterios que envuelven a Anguil, decidido a desvelar cómo esta antigua familia y el enigmático Manuel juegan un papel crucial en los oscuros sucesos del pasado y presente del pueblo.
Determinado a desentrañar los misterios ocultos en los orígenes de Anguil, Hauntcraft se dirige a la capilla local en busca de respuestas. Su objetivo es confrontar al anciano sacerdote, ya que podría saber algo sobre la expulsión de los nativos de Anguil, y quien sabe, tal vez algo sobre la familia de la niña. Hauntcraft entra en la capilla y se acerca al sacerdote, quien está ocupado en sus quehaceres religiosos. Con voz firme, Hauntcraft le hace una pregunta directa.
— Padre, necesito saber la verdad. ¿Es cierto que uno de sus predecesores estuvo involucrado en la expulsión de los nativos de estas tierras?
El sacerdote, sorprendido por la franqueza y determinación de Hauntcraft, lo mira fijamente antes de responder.
— Hijo mío, tales rumores son infundados. La iglesia siempre ha sido un faro de amor y compasión, no puedo creer que uno de mis predecesores haya cometido actos tan atroces.
Sin embargo, Hauntcraft no se deja engañar y sabe que hay más detrás de esa respuesta. Insiste en obtener la verdad y muestra un pequeño incentivo al sacerdote.
— Padre, sé que hay secretos que se han guardado durante mucho tiempo. Estoy dispuesto a compensar su honestidad y colaboración en esta investigación.
El sacerdote se muerde el labio, visiblemente incómodo con la propuesta de Hauntcraft. Finalmente, cede y susurra con cautela.
—Existe una historia oscura, una sombra en nuestro pasado. Uno de mis predecesores, en busca de la expansión de la iglesia, buscó la ayuda de un Obispo poderoso para resolver el problema de los nativos. Pero lo que sucedió después... fue mucho más siniestro de lo que podrías imaginar.
Hauntcraft siente un escalofrío recorrer su espina dorsal mientras escucha atentamente al sacerdote.
— Por favor, padre, necesito saber más. ¿Qué pasó exactamente? ¿Cuál fue el precio pagado para expulsar a los nativos de sus tierras?—, pregunta con voz temblorosa.
El sacerdote se agita, luchando con sus palabras.
—Lo que hicieron... fue terrible. Se llevaron a cabo actos de violencia despiadada en nombre de la fe. Sangre inocente fue derramada, y las consecuencias de aquellos actos todavía nos persiguen hasta el día de hoy.
Antes de que el sacerdote pueda continuar, es presa de una repentina convulsión, cayendo al suelo con un gemido. Hauntcraft, alarmado, se apresura a llamar a la monja más cercana para que solicite ayuda médica.
Mientras el caos se apodera del lugar, Hauntcraft se retira con la verdad a medias en sus manos. Aunque ha descubierto parte de la oscura historia de Anguil, también se da cuenta de que hay mucho más por desenterrar. Reflexionando sobre el peligro y los secretos que acechan en cada esquina, Hauntcraft se aleja de la capilla con una sensación de inquietud y determinación renovada.
Hauntcraft se dirige a la biblioteca local en busca de información adicional. Entra con cautela, observando los estantes llenos de libros y documentos que albergan los secretos de generaciones pasadas.
En medio de su investigación, Hauntcraft se encuentra con Pristine Chas, una bibliotecaria apasionada y defensora de las buenas obras de Manuel Pose Rodriguez para el pueblo. Pristine mira con curiosidad a Hauntcraft mientras este se acerca a ella.
El investigador entabla una conversación con Pristine, tratando de obtener su confianza y permiso para acceder a los archivos históricos del pueblo. Explica su interés en los orígenes de Anguil y las familias fundadoras.
Pristine, cautelosa pero intrigada, accede a otorgarle a Hauntcraft acceso a los archivos. Le advierte que trate los documentos con respeto y responsabilidad. Hauntcraft asiente agradecido y se sumerge en la búsqueda de respuestas.
En los registros de pasajeros de la antigua estación de ferrocarril, ahora convertida en biblioteca, descubre que las cuatro familias fundadoras de Anguil fueron los Garayberon, los Veurdebun, los Hayet y los Alconb. La conexión entre estas familias y la historia oscura del pueblo comienza a tomar forma.
En un rincón oscuro y apartado de la biblioteca, Hauntcraft encuentra un archivero cerrado con llave. La curiosidad lo impulsa a forzarlo, buscando respuestas adicionales. Entre los documentos, encuentra un telegrama amarillento enviado por Manuel Pose Rodriguez a los Hayet.