Al acercarse a la tienda donde reposaba el cacique, una escolta de mujeres fuertemente armadas con lanzas arco, flecha y corazas endurecidas de forma natural con una coordinación casi perfecta avanzo hasta el lugar de entre ellas surge aquello que parecía una deidad, no lo podía creer era la mujer de su sueño en la playa increíblemente coincidía con lo que vio en la playa mientras deliraba por la sed y el dolor, esbelta figura, era hermosa una piel canela inmaculada llena de brillo y esplendor una rozagante juventud y fuerza a la vez una autoridad casi angelical se acercó a él y pensó que aún seguía en aquel sueño de inmediato ¡Mara quiso asegurarse! E intento tocar a aquella poderosa india que resulto ser la princesa ¡Zulia! Inhabilitado de inmediato por aquellas fuerzas especiales que acompañaban a la princesa el fuerte cacique termino con su cara en la arena por el ataque tan eficaz de aquella fuerza de elite que protegía de manera incondicional a la princesa.
Soy la princesa Zulia Dueña Absoluta de estas tierras desde donde nace la nieve en los picos más altos de la sierra nevada hasta donde golpean las olas, cada costa el lago y el rayo que nunca termina todo ¡me pertenece! De inmediato un grito de guerra de las amazonas guerreras robustas pertenecientes a incontables linajes de guerreros de la región descendientes de dioses de la guerra héroes antiguos que libraron incontables batallas por estas tierras logro retumbar en medio de aquella reunión.
¡Y tú a que has venido! pregunto ella con voz de mando pero a su vez un tanto impresionada por la musculatura del cacique.
El cacique aun embelesado por la belleza de la princesa y la exactitud del sueño en la playa se hundió en la hermosura de sus ojos cafés y ya casi perdido recibió un golpe en la cabeza de una de ellas que lo hizo reaccionar entonces el cacique que aún estaba de rodillas se incorporó y ya erguido dijo ¡yo soy El Gran Cacique Mara Dueño absoluto de la sierra del guasare de la tierra del fuego en sus entrañas y de la sabana que está a sus pies.