Anne

•Epílogo•

1 año después...

Un cumpleaños más en mi vida, me alegra cumplir los veintidós.

 ¿Por qué?

Porque significa tantas cosas, significa que el terror ya pasó hace 365 días, que mi familia está más unida que nunca y más aún con el nacimiento de Martina, mi futura ahijada. También significa que dentro de poco Max y yo cumpliremos el primer año de noviazgo.

Más tranquilidad no podría tener.

Maura fue condenada a veinte años de prisión domiciliaria, por su estado de salud, aunque está más que claro que aun así llegue a cumplir esos años no podría salir de su casa teniendo en cuenta que no puede mover ni un solo dedo de la mano. Mariela fue a la prisión, donde pasará por lo menos tres años, su hija, Estela, y su marido, luego de rogarme perdón para con ella y su hijo me informaron que se irían del país pues aquí tienen muy malos recuerdos, vendieron todas sus propiedades y se mudaron a México hace aproximadamente cinco meses, desde eso no sé nada de ellos.

Amelia desheredó a Marina cuando supo que ya sabíamos la verdad y a mí me llamo bastarda cuando vino hasta mi casa, cosa que no me importó. César Gutiérrez se divorció de ella y pidió perdón a su hija y a Fernando por haber permitido que Amelia hiciera lo que hizo, Marina no quiso aceptar las disculpas pero luego de que yo le pidiera encarecidamente que lo haga decidió pensarlo, ese pensamiento hasta hoy en día no acaba, pero por lo menos ya no es tan tosca con él. Y hablando de abuelos, conocí a los Valente, son las mejores personas con las que me he topado, Catalina, mi abuela, se la pasa contándome historias para ponerme al día con la vida que no tuve.

En la universidad me va de maravilla, no tengo las notas excelentes pero algo es algo. Mario por fin consiguió una novia estable, Sara. Casi me caigo de espaldas al escucharlos, él la ayudó en todo su embarazo y ahora viven juntos en una departamento que Marina les rento.

El taller está más lleno de trabajo que nunca y más aún ahora que somos tres los ayudantes del abuelo, Max, yo y -aunque suene increíble-, Bruce. Llegó un día de la nada y nos pidió trabajo, disque porque está muy aburrido en casa, fue un completo desastre al principio pero luego le tomo hilo al asunto. La carrera que quedó pendiente no se pudo dar lugar porque Max no aceptó dando la excusa que volvería a inscribirse este año y ganaría en su momento.

Y ganó, por eso aparte de festejar mi cumpleaños festejamos que Max es parte del Rally Dakar 2019. Soy la novia más afortunada del mundo, no sólo tengo un novio sexy y talentoso sino que también uno caballeroso y atento que dejó las andanzas de mujeriego por brindarme todo el amor que es capaz dar.

—Yo pido un brindis —digo levantando la copa llena de vino en mis manos, todos dejan de comer su carne asada y me miran. Me encuentro sentada en el regazo de Max vestida de un vestido azul que éste me regaló junto con unas plataformas color marrón tierra, me alegra que sepa elegir ropa más bien que yo, él es el paquete completo. Dejo un corto beso en sus labios y continuo— Un brindis por todos ustedes. Por mis tres abuelos y mi abuela —digo mirando a Marc, César, Justino, padre de Fernando, y a Catalina— Por mí primo, mis hermanos y mi bella ahijada —apunto con la copa en dirección a Bruce y luego a Sara y Mario— Mis madres y padres —Sara sonríe mirando como Marina entrelaza su mano con la de Fernando— Por mi maravillosa suegra y su sexy hijo —siento un leve apretón por parte de Max ante lo último que dije—. En fin, por mi familia. La mejor familia que nadie pudo tener jamás.

—¡Por la familia! —Dicen todos al unísono.

 Cuando terminamos de comer me aparto junto con Max y voy hasta el árbol de limón del patio trasero. Me abraza por la espalda y deja descansar su barbilla en mi hombro mientras miramos la puesta del sol.

—Es hermoso —digo mirando el horizonte.

—¿El sol? —Pregunta en un susurro.

—Sí, es hermoso. Aunque parezca que esté tan lejos, siempre está presente para compartir con nosotros un día más, aunque este nublado o sea noche él siempre está. Igual que tú —me giro y quedo cara a cara con él. Abrazo su cuello y el pasa su brazo por mi cintura apegándome más a su cuerpo— Siempre estás aquí, y por eso te amo. No como las estrellas del cielo, sino infinitamente más, mi amor por ti se expande segundo a segundo como el universo, sin detenerse.

—Pues entonces ambos somos un universo, y estamos destinados a estar juntos, porque nuestro amor crecerá día tras día y siempre estará presente como el sol. Aunque haya oscuridad y no lo veamos, estará aquí para darnos esperanzas de continuar, porque toda noche termina con un nuevo amanecer. Nuestro amor es el amanecer.

—Te amo, mi pedazo de mierda glamorosa.

—Te amo, mi peluquín rubio —nuestros labios se unen en un beso apasionado lleno de amor y felicidad, un beso que nadie es capaz de dar sin amar verdaderamente. Y yo amo a este hombre más que a mi propia vida. Lo amo con toda mi alma.

 

 

Fin.




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