6
LAKE (II)
Luego de que Lake saliera de la ducha, y mientras se secaba el cabello en su habitación, su madre entró para informarle de la persona que había ido a buscarla. Aquello le sorprendió, aunque no demasiado. Sus amigas de la escuela, al menos las que estaban ahí en St. Lewrick, sabían que llegaba ese día, pero habían quedado de verse hasta el día siguiente en la noche.
—¿Quién era? —preguntó con curiosidad, mientras pasaba una toalla por sus cabellos castaños, húmedos.
—No le pregunté su nombre, lo siento —se disculpó su madre—. Pero era una chica muy bonita, alta, cabello claro corto, ojos grandes y verdes… o azules. Traía un bonito vestido verde, como si fuera camino a una fiesta. Quizás por eso no pudo quedar a esperarte.
—No me suena a alguien en específico —musitó Lake, pensativa. Ciertamente la descripción física podría encajar con al menos dos personas que conocía, pero ninguna que pudiera señalar más que a las otras.
—Bueno, te dejó esto —indicó su madre a continuación, extendiéndole el sobre blanco que traía en sus manos. Lake lo miró, y lo tomó en automático—. Dijo que era una invitación para un evento esta noche, y que estaría muy contenta de que asistieras —añadió su madre.
—¿Un evento? —masculló Lake, curiosa, pero también algo extrañada. El sobre no tenía nada por afuera, salvo su nombre escrito en grande.
Sin dilatar más el asunto, abrió el sobre por un extremo, y extrajo su contenido. En realidad no tenía mucho, sólo dos cosas: un colorido panfleto impreso en papel estucado, y un rectángulo pequeño en un papel más grueso tipo cartulina, que Lake identificó de inmediato como algún tipo de boleto.
Le echó un vistazo primero al boleto, que tenía impreso el nombre del evento: “Concierto Benéfico de la Organización Ophel”. El lugar era el histórico teatro Majestic de St. Lewrick; un sitio que de hecho Lake conocía muy bien. Y la fecha y hora eran justo ese día, a las 9:00 pm. El folleto que acompañaba a la entrada era también alusivo al mismo evento, y daba un poco más detalle sobre éste.
—¿Qué es? —preguntó su madre, asomándose sutilmente sobre su hombro.
—Es un boleto para un concierto que se llevará a cabo en el Majestic esta noche. Se presentarán cuatro músicos extranjeros, cada uno tocando un instrumento distinto. Cello, flauta, violín y piano.
—Suena interesante —exclamó su madre con emoción—. Siempre me ha gustado mucho el Majestic. ¿Recuerdas cuando hacían ahí tus recitales de danza?
—Sí —respondió Lake en voz baja. El Majestic era el auditorio más grande del pueblo, por lo que todo evento importante, como recitales, conciertos y hasta graduaciones, solían hacerse en él—. Hace mucho que no voy a algo así —comentó de pronto, como escueto pensamiento en voz alta.
—Quizás esa chica que la trajo sea de tu antiguo grupo de danza, ¿no crees?
—Tal vez —masculló Lake, un tanto vacilante.
La posibilidad también le había cruzado por la cabeza, pero no se le ocurría quién podría haber sido. La única de ese grupo con la que seguía teniendo un poco de contacto era Clarisa Mathews, pero ella vivía en Nueva Scintia desde hace poco más de un año. Además que la descripción no concordaba.
Quizás la Srta. Cortés, su antigua maestra de danza, estuviera involucrada en la organización, y simplemente había enviado a una de sus alumnas actuales a entregar la invitación. Eso parecía lo más probable, pues siempre hablaba de traer eventos como ese al pueblo, si tan sólo la alcaldía le diera más apoyo.
—No sé —comentó tras un rato de reflexión—. Pensaba quedarme a descansar hoy, luego de tantas horas de viaje. ¿No quieres ir tú?
Le extendió entonces el boleto a su madre. Ésta lo tomó entre sus dedos y le echó un vistazo rápido.
—Si hubiera otro más para tu padre, quizás. Recuerda que es viernes, y es nuestra noche de cita. Además, la entrada está a tu nombre, y dice que no es transferible.
—¿En serio? —exclamó Lake, escéptica. Su madre le pasó de nuevo la entrada, y al revisarla con más cuidado pudo constatar que lo que decía era cierto—. Qué extraño —musitó confundida. Parecían demasiadas molestias sólo por ella.
—Deberías ir —insistió su madre—. Quizás te encuentres con alguien conocido.
Lake no tuvo muy claro en ese momento si acaso lo que su madre le proponía podía ser algo bueno o malo.
—Lo pensaré —concluyó al final, dejando de momento la entrada y el folleto sobre el buró.
Siguió entonces vistiéndose, dejando de lado el tema. Al menos hasta aproximadamente las seis de la tarde, cuando alguien más llamaría a su puerta.