Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 28- Verdades ocultas

Sentía que una carga se le había quitado de los hombros. Matar al doctor no había sido lo que esperaba pero se sentía bien y la sensación de euforia recorría el cuerpo de Doll mientras corría por las calles vacías. 

Pensó que matar a aquellos que le mentían sería satisfactorio, y lo fue. No le importó que estuviera cojeando, se lastimó el pie por caer entre unos arbustos mientras escapaba, estaba emocionada y por sus venas circulaba la adrenalina. Corría con mas intensidad sintiendo que la sensación de euforia la abrazaba cada vez que sentía dolor en el pie.

Llegó a su casa y abrió la puerta asomando su cabeza, no había nadie. Suspiro aliviada y fue a su cuarto a ocultar los archivos que había robado, luego fue a lavarse las manos y cambió sus listones, que había manchado con sangre, por unos rojos.

Estuvo a punto de hacerse las coletas pero su reflejo se lo impidió. Era ella quien se reflejan, no era su disfraz que usaba con la gente: era ella. Su corazón latía con fuerza debido a la emoción, el momento en que apuñalo al doctor fue a su mente y se mordió el dedo intentando que el éxtasis la llenara. No tuvo éxito.

Oyó como la puerta de su casa se abrió.

—¿Doll, dónde estás?—dijo la voz de Emily en el piso de abajo.

Se sobresaltó, no esperaba eso. Grito que en un momento bajaba y se apresuró a peinar y a colocar sus listones. No podía olvidar la imagen del doctor muerto así que se hecho agua en la cara, se pellizcó un par de veces y practico su sonrisa unos instantes, luego bajó encontrándose con su amiga.

—Cuanto tiempo, pensé que tu madre no te dejaba salir por ningún motivo—dijo con un tono alegre de verla.

—Le supliqué que me dejara venir contigo—explicó cerrando la puerta y acercándose a ella—. Lo siento mucho.

Dicho esto la abrazo. Doll arqueo una ceja confundida pues no sabía por qué se disculpaba, luego recordó que habían asesinado a su padre.

—Ah... No pasa nada, no es tu culpa—le dijo devolviéndole el abrazo, la notaba más delgada.

—Se lo que debes sentir.... Lo siento, no soy buena dando el pésame. Se que tuviste problemas con el, se que te abandonó y tal vez no lo consideres ya un padre. Esta bien si lloras tanto como si no lo haces.

Doll sonrió y la vio con tristeza. Había alguien que comprendía su falta de empatía hacia su padre (aunque la verdad era otra).

Tanto tiempo sin hablar con ella resultaba un poco extraño, además estaba nerviosa y no podía concentrarse, no dejaba de pensar en el doctor que había matado hacia solo unos momentos. Nadeline llegó al poco tiempo con noticias "devastadoras" e inesperadas, pero se dio cuenta que su hija ya estaba al tanto de que le había pasado a su padre. Nadeline dijo que el día que Ethan, su ex esposo, volvió no lo quería ver e incluso lo amenazo, pero nunca le deseo la muere y se sentía un poco culpable por su muerte.

Nadeline y Emily se pusieron a hablar, Doll sabía perfectamente que su madre hablaba con su amiga pues se sentía sola y si ella se iba tendría que enfrentar el tema sobre la muerte de Ethan, lo cual no le apetecía y prefería postergarlo lo más que podía.

Su madre, era así en ocasiones, huía de los problemas y se escondía detrás de una risa nerviosa y un ademán de la mano.

Recordaba como su madre y padre peleaban, Nadeline prefería esquivar los temas y no hablaba de ellos provocando ira por parte de Ethan.

Pero si Doll podía matar a alguien por mentirle, su madre podía esconderse de los problemas hablando con una niña de doce años. Doll no quiso seguir escuchando los chismes de los que hablaba Nadeline así que decidió ir a su cuarto a hacer lo que sea menos oír su conversación.

En su cuarto abrió un cajón de su escritorio que tenía con llave, en el guardaba unos libros de los que la gente la había juzgado por leer.

Ilusionada buscó su libro favorito "El asesinato en suicidio", saco los demás libros que tenía para encontrar el que buscaba. No tuvo éxito y se sintió nerviosa, revisó sus estanterías, llenas de libros infantiles, al igual que su mochila pero no lo encontró. Trono la boca pensando que se había quedado en casa de Elizabeth la ultima vez que fue. Se asomó a la ventana, ya casi era de noche, solo se notaba un poco la luz del sol. No iba a ir de noche a buscar su libro así que de mala gana se sentó y leyó otro esperando a que Emily y su madre dejaran de hablar.

Antes de empezar a leer tuvo que calmar su corazón acelerado y emocionado, palpitaba con fuerza, se quedó tirada en el suelo con la mirada perdida recordando lo que había hecho ese día y los anteriores. Necesitaba más, no podía detenerse. Se quedó así un rato hasta que empezó a leer el libro con el corazón aún latiendo con fuerza.

Con un bufido de aburrimiento termino de leer por cuarta vez ese libro. Ahora que lo notaba había pasado mucho tiempo desde que estaba en su cuarto. Tampoco oía nada abajo ¿se habia ido Emily? Pensó por un segundo, pero jamás se iría sin despedirse.  Suspiro cansada, de nuevo se asomó por la ventana, ahora todo el cielo era oscuro, era muy tarde. Se levantó del piso y bajo las escaleras oyendo silencio total.  No vio a Emily, pero vio a su madre dormida en el sillón de la sala con la televisión prendida, había un cuenco de cereales en la mesita de noche casi vacío.



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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