Anomia: pequeñas asesinas

Capítulo 4- Ratones

El principal tema de conversación: la nueva. Todos estaban emocionados por la niña, y por eso tenía muchas invitación a comer, una de ellas de Doll y Emily. A pesar de eso, nadie la vio en la hora del descanso.

Era una niña normal aparentemente, se comportaba como cualquier otro niño, excepto que se veía que quería mantener distancia con todos, pero, a la hora del descanso nunca la encontraban y no era por que quería evitar a los demás, era como si se esfumara.

A Doll le llamo la atención desde el inicio, no por su forma extraña de comportarse ni por que la viera como potencial víctima. Elizabeth parecía tener un especial interés en Emily, aveces podía ver como la miraba de reojo con sumo interés como si fuera muy entretenido verla. Cuando las dos cruzaban sus caminos Doll podía ver algo extraño en ellas pero no alcanzaba a descubrir lo que era.

Llego la hora de la salida, Doll y Emily salieron de la escuela por la gran puerta color marrón, normalmente siempre iban juntas a casa, pero Doll tenía otros planes. Al salir se detuvo y se volteo hacia su amiga.

—Tengo que recoger algo que me encargó mi madre, nos vemos mañana—mintió Doll sonriendo a Emily.

—Si, nos vemos—respondió la contraria un poco extrañada.

Sin nada más que agregar, Doll empezó a correr sujetando su mochila con una mano. Emily la vio irse agitando su mano en forma de despedida.

Al llegar a su destino se detuvo agitada y trató de controlar su respiración, su cabello rubio estaba un poco despeinado y sus zapatos estaban llenos de barro. Respiró profundo y caminó hasta el interior de un callejón.

Llego hasta un gran contenedor de basura donde pocas veces había basura ya que la gente no pasaba a menudo por ahí. Se agachó y metió la mano debajo de él buscando algo, cuando sintió con las puntas de sus manos el objeto sonrío y lo saco. Sacó una caja de cristal forrada con papel de colores y una tapa de madera. Se sentó en el suelo y su sonrisa se amplió, agarro una de sus coletas y jaló el listón el cual cayó al suelo, hizo lo mismo en el otro haciendo que su cabello cayera en su espalda con su brillo de siempre. 

Abrió la caja y dentro habían cuatro ratones sucios tratando de escapar junto con dos pequeñas navajas al fondo de esta. Agarro a un ratón de la cola y lo saco, miro como sus patas trataban de agarrar algo a que sujetarse y eso le hizo gracia. Lo puso en el suelo aún sosteniéndole la cola y el ratón solo trato de huir, ella agarro una navaja y la empezó a ver cómo si de un diamante se tratase.

—Puede que te duela un poco—murmuró la niña al ratón con una sonrisa traviesa.

La niña con crueldad torturó al pequeño animal unos momentos hasta que finalmente la pobre criatura murió. Llena de emoción y de una sensación indescriptible agarro otro ratón, pero su ceremonia fue interrumpida por el sonido de unos pasos acercándose.

Furiosa volteo a ver quién era el que se atrevía a interrumpirla. Su sorpresa fue mayor al ver a Elizabeth en la entrada del callejón, rápidamente cubrió la caja con la tapa de madera y la guardo, tomó sus listones y se escondió detrás del deposito de basura.

La nueva veía dentro del callejón, era oscuro así que para no adentrarse tanto se recargó en la pared un poco cerca de la entrada, se asomó un poco para asegurarse de que no había gente, sonrío y contempló la caja de zapatos que traía, se sentó en el frío pavimento y depósito la caja en el suelo, sacó un espejo de su mochila y empezó a observarse en el tocando su cara, Doll trataba de ver que hacia pero no alcanzaba a ver, posteriormente Elizabeth guardo algo en un contenedor extraño y lo puso en su mochila. 

Abrió la caja y saco a un pequeño ratón de la cola mientras con su otra mano buscaba ansiosa algo en sus bolsillos.

Doll sorprendida no podía dejar de ver la escena, Elizabeth saco de su bolsillo un montón de agujas envueltas en un pañuelo, escogió solo una contemplando al animal con una siniestra sonrisa. Doll decidió que había visto suficiente, amarro con prisa los listones a su cabello y salió del callejón a toda velocidad antes de que se diera cuenta de su presencia ¿por qué estaba haciendo eso? Esa pregunta rondaba en la cabeza de Doll, al parecer la nueva no era tan santa como se veía.

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Nadie había visto a la nueva en la hora del descanso, todos la esperaban en la cafetería para invitarla a comer pero ella nunca iba, la esperaban en las pequeñas mesas blancas en el patio pero tampoco iba, tampoco la veían en la cancha de deportes por si tal vez estaba viendo a alguien jugar, ni si quiera en los salones haciendo los deberes atrasados o el trabajo que no completo. Desaparecía y volvía a aparecer antes y después del descanso.

Cuando le preguntaban donde había estado siempre sonreía y decía lo mismo: "Es normal que no me noten, no se sientan mal si pase a lado suyo".

Pero esos cuentos podrían engañar a cualquiera menos a Doll, la cual desde esa vez había querido saber más de ella, la vigilaba en clase y llego hasta el punto de ir a la oficina del director a buscar su archivo, pero no había casi nada inusual, sin embargo encontró un pequeño detalle casi sin importancia, había escuchado al director hablar sobre este detalle y al parecer el con todos los profesores habían estado de acuerdo. No era tan importante ni relevante, ni podría afectar a nadie así que decidió olvidarlo.



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En el texto hay: asesinatos, muerte y sangre, jovenes asesinos

Editado: 22.07.2020

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