día 5:
Todo sigue igual aquí, día a día.
La semana pasada, lo siento, estuve bastante despistada. los malditos exámenes, ya sabes.
Pero en compensación, te traigo algunas novedades sobre lo que pasa en la oficina. ¡Noticias jugosas, Charlie! dios, te partirías de risa, si tan sólo pudieras leer estas líneas... Sé que pronto lo harás, ya verás que sí.
Pero no me voy a poner melancólica. Esto te lo debo. Ya te dije que sólo te traería cosas divertidas:
¿Te acuerdas de Nancy, la colombiana que ahora ocupa tu lugar frente a mi mesa? pues, no te lo pierdas... ayer la pillamos morreándose con Jordi de personal en los baños del departamento. Oh, Carlos, aquello fue un festival! no recordaba el gallinero tan alborotado desde el día en que a la jefa se le atravesó que la hora de la merienda no era para salir a hacer compras por el barrio. ¿Recuerdas la revolución que ser armó? pues eso no fue nada.
Desde luego, la cara de la chica era de pura vergüenza. Pero el que peor lo pasó fue Jordi. ¡La jefa lo llamó a su despacho y todo! Madre mía. Si algo así me pasara, saldría corriendo y me tendrían que buscar en Madagascar...
Te sigo echando de menos. Fuera bromas, sólo espero que algún día puedas volver a hablarme, como en los viejos tiempos. No es lo mismo sin tí.
De Luisa, no hay noticias. He tenido tanta suerte que no he vuelto a tropezar con ella. Es raro, ¿verdad? Supongo que no te echa de menos tanto como yo.
Bye, Carlos. nos vemos pronto (y te traeré una sorpresa en mi próxima visita).