-Me duele la espalda - escuche decir a Sam mientras se recostaba contra la nevera
- Te dije que no sería buena idea que me ayudaras a hacer esto, no estas acostumbrada
- Hey, eso sonó a que yo soy una perezosa - dijo mientras me daba un golpecito en el hombro - además, para tu información, este dolor es el resultado de horas trabajando, hay mucha diferencia entre ayudar en casa a estar limpiando durante horas - dijo mirándome mal
- Tienes razón -le respondí mientras un sentimiento de remordimiento crecía en mi - ¿ya lo pensaste mejor?
Pregunte esperanzada en poder escucharla decir que se había arrepentido.
- Sí, ya lo hice
Cierto sentimiento de alivio inundo mi pecho, pero no llego muy lejos cuando continúo hablando.
- Y logre confirmar que lo que estoy haciendo es lo correcto
- Sam – dije mientras le daba mi mejor cara de cachorrito necesitado
- Ale – Me respondió en tono cantarín
- ¡Sam! – repetí al notar que no me estaba tomando enserio
- ¡Ale! – respondió nuevamente mientras soltaba una risita
- Mira, no quiero sonar grosera, pero este es mi problema y no deberías meterte en el
- Te informo que si tu intención era no sonar grosera has fallado inmensamente – dijo mientras tomaba una escoba y salía de la cocina
- Es enserio - le respondí mientras iba detrás de ella - te vas a terminar enfermando un día de estos, además tu no necesitas hacerlo, no necesitas el dinero
- Pero tu si – dijo mientras ponía las sillas sobre las mesas
- Y por eso yo estoy trabajando tú no tienes que hacerlo
- Ya te lo dije Alex, no voy a dejarte sola en esto
Quise seguir intentando convencerla, pero había sido un día lleno de trabajo y mi cuerpo me estaba rogando por un descanso así que regresé a la cocina para poder terminar de lavar los platos. Entre más rápido termináramos de limpiar el lugar más rápido podríamos irnos.