Yo que fui hecho para las más frías y solitarias noches, no estaba preparado para una soledad así, para esa frialdad con la que te marchaste.
Yo que pasaba los días añorando las noches, ahora la oscuridad me parece aberrante.
Me dejaste, sin más compañía que mi tristeza y la luz de la luna que con lástima intenta alumbrar lo poco que queda de mí.
Yo que siempre alardeé de mi eternidad, ahora cada madrugada envidio lo efímera que es la vida humana.
Yo que siempre me enorgullecí de ser un monstruo, descubrí que no era el peor.
Existía algo más grande y monstruoso, lo cual, tú disfrazaste de amor.