Cuando dijiste tu último adiós,
morí un poco por dentro, me
acosté en cama llorando toda
la noche solo, sin ti a mi lado.
Porque sacaste lo mejor de mí,
una parte de mí que nunca vi,
tomaste mi alma y la limpiaste,
nuestro amor se hizo para las
pantallas de cine...
Pero, si tú me amabas,
¿por qué me dejaste?
All I want (Kodaline)
23 DE SEPTIEMBRE DE 2015
LUKE HOWLAND
¿Cómo podía llegar a doler algo que aún no existía? ¿Cómo podía siquiera sentir que había perdido
algo que jamás fue mío, que no tuve y posiblemente nunca tendría?
Me detenía a pensar en que quizás no hice bien las cosas o simplemente confundía todo lo que
sentía, porque a mi edad y en la condición en que me encontraba, era muy normal tener
contradicciones y errores.
Se suponía que nunca dudé del amor que sentía hacia Weigel, estaba muy claro para mí que la
amaba y por mi mente jamás pasó la idea de que mi cariño fuese pasajero. He de recordar que
estaba flechado por ella desde hace un par de años, cuando mis mejillas eran gordas y me escondía
tras las hojas del Atlas de Historia cada que ella entraba al aula junto a su mejor amigo. A esa edad;
pensaba que era una de las niñas más bonitas del salón, pero se me hacía un poco torpe, pues cada
que pasaba al frente a resolver algún ejercicio o el educador le preguntaba sobre algo, ella
balbuceaba o hacía alguna tontería.
Hasley era insegura, siempre lo fue.
Me daba cuenta como, de alguna manera ingenua, dependía de Zev. Su amistad la centraba un poco,
como si aquello fuera lo único que tuviera valor y sentido a esa edad, pero con los años -después de separarnos y volvernos a topar en las clases de la profesora Kearney-, supe que aquella inseguridad no se había ido. Seguía ahí, atándola.
Ella necesitaba un poco de independencia y soltar el cordón que la mantenía unida al ruloso, a veces
no le importaba lo que las demás personas pensaran, nunca la había visto con alguna mujer que pudiera considerar como su mejor amiga o que intentara encajar en algún grupito de chicas,
normalmente siempre estaba rodeada de los amigos de Zev, Hasley era la sombra de él.
Y lo pensé mucho después de meditar respecto a lo que ella era y fue.
Weigel se quitó el cordón con su mejor amigo y yo... yo me aferré a uno.
Entonces, entre esas paredes teniéndola a ella en frente de mí, mirándome con firmeza y portando
un carácter tan duro y frío, supe que estaba hundido.
—No puedes entrar en la vida de alguien. Hacer que te quiera y luego marcharte — sentencié en un
murmullo, sintiendo como las palabras raspaban mi garganta —. Esas cosas no se hacen, Weigel.
Mucho menos cuando entras para darles esperanzas a su patética vida. ¿Sabes? Cuando empiezas a
querer de verdad a alguien haces de todo para poder mejorar el maldito desastre de vida que tienes,
para poder estar bien con esa persona, para no envolverlo en tu mierda. ¿Y sabes que es lo peor?
Que lo estoy haciendo por ti, que trato de mejorar quien soy. Trato de dejar todo lo malo que abarca
en mí, pero a la vez te quiero mantener lejos porque solamente te traigo problemas.
—No es...
Ella intentó hablar, pero no la dejé, no quería escuchar sus mierdas, no quería que mi jodido
corazón se rompiera nuevamente, porque carajo, me había costado tanto recuperarme de un maldito
dolor hace algún tiempo.
—He dado todo por ti, he hecho tantas cosas, y tu... Hasley, las personas se cansan al dar tanto y no
recibir nada a cambio, y no esperaba algo material, porque aquello es basura, esperaba tu apoyo,
motivos por los cuales seguir, te lo he dicho casi todo, he intentado protegerte... aún tú no notes de
quiénes... mi vida es un desastre y tu lo sabes. Sé que todo esto es estúpido porque yo estaba
consciente de que te quería y de que tú querías a Michael, aún así metí mi necio corazón porque no
me importó, porque eras tú.
—No debiste hacerlo — pronunció, con firmeza y rudeza desbordando en cada una de sus
miserables palabras.
—¿No debí hacerlo?— murmuré incrédulo, sin poder creerme todo lo que estaba diciendo, estaba
irritado, enojado y me sentía tan impotente —. ¡¿No debí hacerlo?! ¿¡Cómo querías que no lo
hiciera si fuiste tú la que se metió en mi puta vida!? ¡Tú fuiste el jodido chicle que estuvo siempre
detrás de mí! ¡¿Querías conocerme no?! ¡Lo hiciste! ¡Lo hiciste y te estás yendo como una maldita
cobarde, Hasley!
Solté todo en un grito lleno de rabia para después quedarme en silencio con la mirada en el suelo,
repitiéndome que no podía dejar que mi dolor regresara.
—Prometiste no alejarte de mí aún rompieras mi corazón — indiqué en un suspiro entrecortado,
elevé mi vista y reí en mis adentros. Vaya, mierda —. Pero es hora que deje de creer en las
promesas de las personas.
—¡Yo quería ayudarte! — gritó —. ¡Quería ayudarte porque temía por ti! ¡Tu actitud hizo que me
quedara contigo! ¡Porque, porque…
—¡Porque sentiste lástima por mí! — declaré.
—¡No! No es como tú piensas, no pienses en dejarme como la mala. ¡Yo no te pedí que me
quisieras!
—¡Y yo no pedí que entraras a mi vida! ¡No pedí tu ayuda! — dije con lágrimas en mis ojos, me
estaba lastimando —. Sin embargo te dejé... — confesé aún con sentimiento, di una risa amarga y
tallé mi rostro para hablar de nuevo —. Por un momento pensé que cambiaría todo.
—Luke... — me llamó en voz baja— ¿Has llegado a pensar como serían las cosas si nada de esto
hubiese pasado?
¡Carajo, Hasley! ¡Cállate porque cada que hablas haces que mi jodido corazón duela! Quería que se
callara porque cada que decía algo solo lo arruinaba más, la cagaba y no quería odiarla en ese
momento, no quería que ella fuera mi más grande decepción.
—Quizá — divagué —, pero yo no me arrepiento, jamás lo haría, porque al menos ya sé que como
se siente enamorarse y que te rompan el corazón. Es absurdo, en serio, creí ver todos mis sueños en
una persona, pero no fue así... Tengo que admitir que me siento mejor desde que nos conocemos,
desde que te resbalaste de la grada y me reí de la mancha de pasta dental en tu blusa, porque aun
recuerdo la primera vez que te vi... créeme, Michael no hubiese hecho ni la mitad de las mierdas
que yo hice por ti, ni siquiera Zev y lo sabes, lo has visto con tus propios ojos, sabes que no te
miento.
Y cada que yo decía algo, solo demostraba cuanto quería que esto parara, que no me dejara, porque
honestamente yo no quería irme, no quería rendirme, porque en serio había entregado todo lo mejor
de mí a ella. No quería sentirme perdido de nuevo y tener que recurrir al dolor como un método
para alejarme de todo.
Pero ella no hablaba, sólo se había quedado en silencio, sin decir nada, me daba una mirada débil
combinaba con dolor y sentimientos, yo sabía que no quería esto, entonces ¿por qué lo hacía?
—Joder, te estas comenzando a comportar como una perra, eres una... ¡Demonios! ¡Un día me
necesitarás y yo ya no voy a estar! Pero eso es mentira. ¿Sabes por qué? ¡Por me importas más de lo
que deberías! ¡Lo haces y tú no lo entiendes porque eres una maldita lenta! ¡Estas pensando solo en
ti, eres una puta egoísta! —grité desesperado —. ¡Demonios! ¡Di algo!
Todo el tiempo que permaneció en silencio, solo fue una tortura para mí, tanto espacio y ausencia
de sonido para que dijera la peor mierda del mundo.
—Adiós, Luke.
Bien.
Sentí como todo mi mundo cayó al suelo y yo también quise hacerlo, pero me obligué a permanecer
firme de pie y darle una mirada neutra para hacerle entender que no protestaría, que su indiferencia
no me afectaría, pero tanto ella como yo; sabíamos que mi alma estaba llorando. 29
—Hasley, te quiero, y tienes la seguridad que siempre estaré ahí cuando me necesites — admití
dejando a un lado mi dignidad —. Pero aún intentes olvidar el color de mis ojos, recuerda que son
el mismo color que los tuyos. Sí, eso fue lo especial en tu mirada.
Tan iguales.