Jane era la persona más cínica y perra que había conocido en mi corta vida, era malditamente odiosa
cuando se lo proponía, también falsamente buena con los chicos, pero la quería, lo hacía sin fingir.
Jane Howland me había enseñado dos cosas fundamentales.
Una de ellas, fue no andar por la vida fingiendo ser otra persona, tenía que aceptar el pequeño ogro
que era, tan asocial y gruñón, sin seguir las etiquetas de los demás para poder encajar en un pequeño
grupo social en donde todos eran unos hipócritas, en donde podíamos ver diferentes caretas a lo que
realmente era, como en sexto año, cuando Bill Odell me invitó a su fiesta y me dijo que por primera
vez en mi jodida vida, no fuera tan aburrido y supiera que existía un mundo fuera de mi habitación,
se lo había comentado a la chica, quien al instante rodó los ojos y aceptó ir conmigo.
Esa noche no terminó nada bien, ella le tiró un vaso de cerveza en la cabeza cuando el chico dijo un
comentario de desprecio hacia mí. No lo culpaba, todos en el instituto ya sabían que me drogaba.
La segunda, fue que jamás dejara las cosas para mañana cuando las podía hacer ese mismo día, pero
si repaso eso en mi mente, no tendría sentido, oh, pero no fue culpa de alguno de los dos, la fue del
destino, bah, ni siquiera creía en la mierda esa, sin embargo, yo tenía planeado confesarme a Hasley
ese día, no lo estaba dejando para otro, aunque las cosas nunca salen como uno lo planea.
La quería—o posiblemente—, la amaba. No era solamente mi prima, dejemos a un lado ese
estúpido lazo familiar, no, era más que eso. Desde chicos siempre nos acostumbramos el uno con el
otro. Joder, cuando ella y Jack se juntaban, mis oídos y mi paciencia no descansaban ni un solo
segundo.
Pushi.
Mamá siempre decía: Dios los hace y el diablo los junta.
Oh, y vaya que sí. Mi hermano murió y se quedó otro grano en el culo. Ella.
Entonces, no se trataba solamente de ser parientes, de tener la misma sangre, sino, que ambos
eramos más que eso... amigos, confidentes, colegas, socios. Hermanos. Eso fuimos y seremos.
Recuerdo todas esas veces cuando íbamos al parque y fumábamos casi todas las noches, a veces nos
acompañaba André y otras no. Jane siempre cargaba aquel encendedor en forma de extintor que Zev
le había regalado y yo llevaba los cigarrillos o nuestra querida amiga, alias marihuana.
Siempre terminábamos riéndonos por cualquier estupidez, hasta de me dedo corazón que estaba de
lado, cada que se lo mostraba por algo molesto que ella decía, se burlaba de este y me contagiaba de
su risa—para nada disimulada—, yo rodaba los ojos después de carcajear y la chica miraba al cielo,
como ese treinta de noviembre del año dos mil quince.
—Algún día seremos una estrella— murmuró, el humo escapaba de sus labios y entre sus dedos el
cigarro se consumía con el tiempo.
—¿Segura que no estás fumando joint?— me burlé, dándole una sonrisa lobuna ante sus palabras,
ella frunció su ceño ante mi pregunta, me miró y negó.
—Mi madre dice que todos nos convertimos en una estrella, algunas más brillantes que otras—
sonrió—. Claro que yo seré las más cool de todas, ¡hello! ¡Soy una diosa!
Volqué los ojos. Jamás podía faltar sus auto-halagos.
Sí, igual era la persona más egocéntrica que conocí en mi vida, tan narcisista y modesta, jamás la
verías con los ánimos hasta el suelo, ¡por supuesto que no, carajo! Jane Howland era el ser mas
bello, y no lo decía porque era mi prima, su autoestima tenía valor y razón de estar en la cima, allá
en donde ningún comentario pudiera alcanzarlo. Ella era hermosa, una mujer muy guapa y con una
mentalidad abierta, no solo eso... pero estaba muy fuera del contexto.
—Pushi, deberías dejar de amargarte tanto, verle todo lo negativo a la vida, es muy linda si solo te
centras en lo que amas y verás que todo cambia de alguna forma. Odio verte tan miserable. —
confesó encogiéndose de hombros—. Ten en tu campo de visión lo que más anhelas.
—Entonces Hasley es lo único que vería— admití.
Sonrió, no fue de burla, tampoco de cansancio o algún tipo de contradicción a lo que dije. Sonrió de
manera cálida y segura, como si le resultase bonito aquello.
—Estás enamorado y es hermoso verte así, estás demasiado feliz, ¡y es genial! Quiero decir, te
gustaba desde hace años y ahora, mírate, ambos se quieren, quizás se aman. ¿Quién lo diría? Tu
amor platónico te hizo caso y ahora eres esa meta que más desea en su vida. Eso es tener
perseverancia y suerte, tal vez el destino lo quería así.
—Ya vas con tus mierdas— hice un gesto de desagrado y me miró con picardía.
—De verdad, Luke. Repasa bien lo que ocurrió en tu vida hasta el día de hoy, todo va para bien—
relamió sus labios y soltó un suspiro, sus ojos azules me miraron son seriedad, conocía esa acción,
iba a decir algo serio—. Con Bella nunca fuiste feliz, sólo estabas a su lado por comodidad, todos lo
sabíamos, hasta creo que ella, por eso se alejó. La querías, sí, pero no la amabas, nunca lo hiciste.
No soy quien para decirlo, pero fue injusto tenerla contigo por esa razón, pasaron muchas cosas—
sujetó mis manos y dio unas cuantas palmadas en el dorso de estas —. Jamás conocí a una persona
tan tolerante y fuerte, muy amable y noble, una gran chica sin duda alguna.
Me quedé en silencio, solamente sosteniéndole la mirada.
Todo lo que dijo aquella noche fue cierto, no había errores, yo igual llegué a pensar que Bella sabía
que su amor no era correspondido y que nunca lo fue. No supe si tuvo conocimiento acerca de
Hasley, y con honestidad, esperaba que no. Demasiado le rompí el corazón.
Tenía un pensamiento hace meses rondando por mi cabeza y no sabía con quién hablarlo, me
carcomía tanto, con André nunca podría ni pude, pues era respecto a su mejor amiga, él le era fiel al
igual que a mí, pero sabía respetar cuando uno de nosotros le decía algún secreto, así que todas las
flechas de la vida para mi único escapatoria en ese momento me apuntaban hacia Jane.
—¿Sabes? Siento que Bella me ocultó y sigue ocultando algo— mordí mis labios y rascó la parte
trasera de mi cuello—. Siento que André lo sabe, pero en mayo del catorce, se realizó unos estudios
porque tuvo un retraso y fue negativo, sin embargo, a finales de septiembre del mismo año, ocurrió
lo mismo... y me dijo que iría por los análisis, luego no supe más, sólo me comentó que dejaría de
ponerse tan nerviosa porque eso le causaba los atrasos. Dos semanas después terminamos y a los
pocos días se estaba yendo de la ciudad, quiero creer que pasó nada. No me ocultaría algo así,
¿cierto?