29 DE NOVIEMBRE DE 2015
—¿Qué escuchas?
Su voz sonó a mis espaldas, giré mi cabeza para observarlo, él se sentó a mi lado mientras se
quejaba por lo bajo de lo viejo que ya se sentía al dificultarse el agacharse.
—Carolyn — respondí, puse en pausa el ipod y le puse toda mi atención.
—No sé qué es, pero genial — rió y de igual manera, yo también —. ¿Usas la tornamesa?
—Todos los días — sonreí.
Mi hermano desvío sus ojos al objeto que yacia a un lado de mi estante de libros y discos para luego
regresar hacia mí, relamí mis labios y eché un suspiro, tenía sueño y estaba cansado. Honestamente,
desde hace unos minutos quería acostarme, pero cada canción que se reproducía al término de la
otra, me obligaba a escucharla.
—¿Cómo es ella? — Ben preguntó de la nada, refiriéndose a Weigel, hace unos días le había
comentado sobre la chica, sin embargo, no lo suficiente.
—Es genial — sonreí recordando su rostro, sus ojos azules, su estatura mediana, sus ceños
fruncidos, su cabello corto y negro, todo —. Es algo torpe e ingenua, educada cuando quiere e
introvertida, es hermosa, tiene una sonrisa tan brillante y unos ojos que me hinoptizan, ¿sabes? A su
lado me siento seguro y que puedo contra todo, me da confianza y una tranquilidad que jamás había
tenido — admití y miré a mi hermano mayor —. En tan poco tiempo desarrollé un sentimiento tan
fuerte y real hacia ella.
Él no dijo nada, solo se quedó en silencio mientras una sonrisa se asomaba en su cara, no quería
saber como lucía mi rostro en ese momento, lo más seguro es que irradiaba brillo en mis iris y la
comisura de mis labios exageraban en una gran curva.
Que ridículo era todo esto del amor.
—Me gustaba desde hace un par de años — reí.
—¿Era tu platónico? — mi hermano inquirió y asentí —. Wow, a eso le llamo buena suerte.
Triunfos de la vida, más bien.
—Sí, igual lo pienso — me encogí de hombros —. Aún no sé cómo decirle que me iré de Australia,
ella enloquecerá, creo que en estos últimos meses nos hemos acostumbrados a estar juntos, se nos
hará mu difícil.
—Es por tu bien, entenderá, habrán unas cuantas lágrimas, pero si el amor de ambos es fuerte,
entonces podrán soportarlo juntos. Tienes una charla algo larga con ella, espero conocerla antes de irnos.
Apreté mis labios y se me hacía poco creíble que todo esto estuviera sucediendo, por fin podría
mejorar ese desastre de vida que tenía, aunque una parte de mí se aferrara a este lugar, a quedarme y
posponer todos estos planes para otro tiempo, mi lado consciente me obligaba a darme cuenta que
sería lo mejor para mí, como persona.
No metía a Weigel en esta bolsa, en cierta parte igual era una de mis razones para dejar el país, y sí,
a pesar de que mi corazón seguía doliendo y se encontraba un poco roto por todo lo ocurrido, aún
así me mantenía luchando por ella, no la culpo por sus acciones, jamás lo haría. Sin embargo, tenía
que admitirlo, esta decisión era más por mí.
La solución a tus problemas está al otro lado de tarjeta.
—Así será — le afirmé.
Después de eso, ambos nos quedamos en silencio, solo se oía la música fuerte que se escapaba de
mis auriculares. Auch, era un volumen demasiado alto, ¿cómo es que mi oído no se dañaban aún?
Jugueteé con mis dedos y luego los pasé por la alfombra color crema, sentía la mirada de mi
hermana siguiendo cada uno de mis movimientos ocasionando que mis nervios comenzaran a
presentarse, regresé mis manos hacia mi regazo y me quedé quieto, escuchaba su respiración y yo
solo pensaba en algún tema de conversación que pudiera sacar para así salir de esta escena tan
complicada.
Me pregunté si sería buena opción hablar acerca de qué tan lejos iríamos, también si él pagaría
todos mis gastos, ¿cómo podría hacerlo? Por una parte no me agradaba esa idea, Ben tenía una
esposa y quizás planeaban algún futuro hijo, y yo sería otra carga más que obstruyera.
—¿Por qué nunca me llamaste? — Ben interrogó por lo alto, haciéndose notar de nuevo entre las
cuatro paredes de mi habitación, lanzando la pregunta de manera directa y firme —. ¿Por qué no me
dijiste todo lo que pasaba? ¿Por qué cuando llamaba todos me mentían?
Me quedé en silencio sin ser capaz de responderle, no tenía nada que decir. En mi mente pasaban
varios recuerdos, conversaciones y demás, pero ninguna de las oraciones que danzaban en mi
cabeza funcionaba como algo concreto para decir, todo era sobre cosas tan vagas y estúpidas.
—Te enojarías con papá — dije por lo bajo.
—Tendría que, claro que sí, necesitan ayuda, desde hace años la necesitaban y ninguno decía nada,
¿por qué lo permitías? Luke, pudiste decirme y hubiésemos hecho esto desde antes...
—No quería que hicieran algo contra él, tenía miedo de alguna posible denuncia y te juro que no lo
habría soportado — confesé en un suspiro, quité el auricular de mi oído izquierdo y proseguí —.
Ben, ¿viste cómo te pusiste cuando te enteraste? — le recordé aquella escena en donde casi lo
golpea —, es mi papá después de todo, nuestro padre, joder, no podía, me aterraba la simple idea de
que...
—Luke, para — me interrumpió —. Lo que te estaba haciendo no era justo, te dañaba de todas las
formas posibles y tú pensabas que estaba bien porque...
—¡Porque fue mi culpa, Ben! ¡Nadie sabe como sucedieron las cosas el día del accidente! ¡Jack no tenía que morir!
Mis ojos picaron y mi vista comenzó a nublarse, observé como mi hermano mayor negó varias
veces y dio una bocanada de aire, su vista colisionó con la mía y temblé por el sentimiento que
comenzaba a invadirme.
—Tienes que detenerte, no fue tu culpa, nunca lo fue ni lo será, papá ha creado eso en ti por su
violencia, por eso tomamos aquella decisión, te irás conmigo — sentenció y negué con lentitud —,
lo harás por tu bienestar mental y por ella — pronunció y me quedé estático tomándole significado
a sus palabras —. Porque, hermano, estas profundamente enamorado.
Mordí mi labio inferior y él me dio una última mirada antes de ponerse de pie y salir de mi
habitación, dejándome solo otra vez como me encontró.