Cuando mamá me despertó se fueron todas las posibilidades de hablar con Alex , era imposible que me volviera a comunicar con él, pero solo tenía la duda de que si lo que había soñado o era cosa de mi mente de que Alex de verdad se quiso comunicar conmigo para tratar de decirme algo. No lo sé pero todo esto me pareció muy extraño y confuso, ahora lo que tenía que hacer era alistarme o se haría tarde para ir al instituto.
Una vez en el instituto, me era imposible concentrarme en mis cosas, en clase de francés se me hacía difícil entender lo que la maestra trataba de decir, solo quería que se acabará el día para volver a jugar ya, para volver a comunicarme con Alex y saber la verdad. No sé si a ustedes les ha pasado pero cuando quieren que el tiempo pase rápido, éste se vuelve una eternidad. Bueno, eso era lo que pasaba en éstos momentos.
Las clases en el instituto se hicieron eternas, tanto así que miraba el reloj cada minuto, pero éste se demoraba como mil horas en cambiar de minutos, así que lo mejor que hice fue ignorar todo lo que tenía en mi cabeza, hasta que ví eso que me dejó impactado.
En la puerta de salón de clases estaba una estrella de 5 puntas, no sabía que significaba, pero en ese momento recordé que la tabla que usaba para comunicarme con Alex tenía una, así que lo que pretendí ignorar en eso momentos, llegó a mi cabeza rápidamente.
No podía pensar en que significaba eso, no para de pensar en Alex, me puse a analizar todo e intentar conectar de una manera u otra los hechos y poder llegar a una conclusión. Pero todos mis pensamientos fueron arrebatados por el sonido del timbre. Si, ya por fin se había acabado la clase de francés, ahora seguí la hora del almuerzo, lo cual aprovecharía para hablar con Julián sobre lo que está pasando.
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—Julián, ¿Podemos hablar? — Hice la pregunta nervioso, con la cabeza agachada.
—Si— Dijo Julián haciéndole señas a sus amigos para que nos dejaran solos— ¿Para qué?
—Necesito contarte lo que me pasó anoche mientras hacia una sesión en el juego, necesito tu ayuda. Estoy confundido.
—Está bien. Te escucho.
Y en ese momento empecé a reparar todo lo sucedido con ese extraño sueño.
—Pues resulta que mientras jugaba obtenía respuestas, esas respuestas fueron un tanto perturbadoras para mí. Pues resulta que me comuniqué con SAMAEL, al parecer alguna persona que captó mal el mensaje o que equivocó de persona conmigo.
—¿Samael? — Me interrumpió Julián asustado, con la cara pálida sin creer lo que había escuchado.
—No sé quién sea pero, me dijo que Alex estaba en el “Purgatorio” y que necesitaba ayuda.
—Samael es uno de los demonios encargados de cuidar las almas vagantes del purgatorio — Dijo Julián preocupado. —Lo que tenemos que hacer es comunicarnos con él de alguna manera.
En ése momento sonó el timbre, así que nos vimos obligados a terminar la conversación pero no me fui sin antes invitarlo a mi casa para que termináramos la conversación.
Al ingresar a clases y tomar asiento, me dediqué exclusivamente a mirar la estrella que había en la puerta del salón, es una estrella pequeña negra, que se confundía con el negro de la puerta, pero de una u otra forma yo podía distinguirla sin ningún problema.
—Luis… —Logro distinguir una voz femenina que me ha de nombrar una y otra vez, pero no logro comprender de dónde viene esa voz.
—Luis. — Dijo esta voz un tanto furiosa y en un tono alto, que me ha de despertar en un brinco.
Oh sí, ya lo recuerdo… Me quedé dormido analizando la estrella. En medio de mi trance de entre dormido y despierto, logro reconocer aquella voz que me llamaba, era la maestra quien no tenía buena cara y que me ha estado llamando por varios minutos mientras todos mis compañeros se reían a carcajadas de lo que estaba sucediendo.
Mientras esperaba el regaño de la maestra, sentí una pequeña vibración en mi bolsillo, por supuesto, está mi celular al cual le había llegado un mensaje de parte de la mamá de Carolina.
¿Nos acompañarás a ver a Carolina hoy?
Te espero después de clases, no faltes. Hoy es el último día que Carolina pasa en el hospital y le haría bien que la acompañarás de vuelta a casa.
En este momento mi corazón se aceleró de felicidad, no me importaba lo que estaba hablando las personas alrededor de mí, lo único que me importaba era que por fin mi Carolina volvería a casa junto a mí. Pero como todas las cosas no pueden terminar bien en mi vida, la maestra decide castigarme con hacer horas sociales en las tardes en el instituto, pero lo bueno era que empezaban el próximo lunes en la tarde, así que podía pasar lo que quedaba de esta semana para disfrutarla con Carolina al máximo.
Al sonar el timbre, salí corriendo a toda velocidad hacia la salida del colegio donde tomaría mi bicicleta y saliera a toda velocidad hacia mi casa para luego ir al hospital por Carolina. Al llegar no había nadie en la casa, pues mamá estaba en el trabajo, así que era una ventaja para mí.
Al llegar, fui directo al baño a ducharme para que mis suegros no me sintieran mal olor por el sudor, también lavé mis dientes y me puse lo más presentable como si fuera la primera vez que saldría con Carolina, cuando estuve por fin listo pedí un Uber para llegar lo m[s rápido posible. Al llegar, la mamá de Carolina ya se estaba subiendo al auto, así que me tocó gritar para que me escuchará y no me dejara. Una vez me captó, sonrió y me hizo una seña de apuro, así que me bajé del Uber y salí corriendo para montarme al auto y por fin ir al hospital. Camino al hospital, en el auto había un silencio un tanto incómodo, pero sé que en el fondo la madre de Carolina estaba feliz al igual que yo.
Yo tenía la cabeza pegada en la ventana, viendo los edificios y casas de la ciudad camino al hospital hasta que un hueco en la carretera hizo sacudir el auto fuertemente que a duras penas sentí como mi cabeza chocó con la ventana fuerte, lo cual sirvió para que el silencio que había se rompiera como una copa de vino cayendo de una mesa y llegando consigo las risas a carcajadas de parte de la mamá de Carolina pidiéndome perdón por lo sucedido anteriormente.
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Editado: 02.02.2021