Todavía nos encontrábamos en la habitación de Carolina, estábamos atentos a las instrucciones que Iván nos daba para poder llevar a cabo el viaje astral y poder llegar al cielo.
- Para poder hacer el viaje astral, deberán acostarme en la cama y relajar todo su cuerpo completamente hasta que sientan como su espíritu abandona su cuerpo.
- ¿O sea que estaremos muertos por un momento?
- Si, prácticamente si. Así que deben de tener mucho cuidado a la hora de salir de su cuerpo, no se vallan a asustaste porque esto puede provocarles un infarto y posteriormente la muerte.
Carolina choca su codo con el mío llamando mi atención para que viera como se le había colocado la piel de gallina al escuchar lo que Iván acababa de decir.
- Una vez que estén en el viaje astral, inmediatamente su alma empezará a flotar hacia arriba, no de asusten por lo que gana a ver y les tengo que advertir que es una sensación que nunca jamás han sentido en sus vidas, pero es totalmente normal en los viajes astrales - Continúa hablando Iván - una vez lleguemos al Cielo, nos encontraremos todos en la entrada, ahí nos recibirán y entraremos. ¿Entendieron?
- Si - Respondimos Carolina y yo al mismo tiempo.
- Muy bien, estamos listos. Por favor vallan a la cama y pónganse cómodos para el viaje, no olviden relajarse por completo para que todo salga a la perfección.
Carolina y yo fuimos a la cama junto con Iván, los tres nos acostamos en la cama de Carolina, Iván a mi derecha, Carolina a mi izquierda y yo en medio de los dos. Cerré mis ojos y comencé a relajar mi cuerpo por completo. Todo parecía estar funcionando. Mi cuerpo cada vez estaba más relajado.
Respiraba profundo para tener mejor concentración sobre mi cuerpo. Cerré los ojos y sentí como mi cuerpo en verdad se separaba de mi cuerpo, tuve una sensación de descanso, como si hubiera liberado un peso de encima de mi, como si estuviera cargando un elefante y de pronto lo tiraste al suelo. Una vez fuera, me levanté de la cama y pude ver nuestros cuerpos tendidos en la cama de Carolina, parecíamos como si tuviéramos horas de estar dormidos, pero en realidad no lo estábamos, unos momentos después pude ver el alma de Carolina salir de su cuerpo totalmente confundida. Decidí acercarme a ella, pero me da imposible porque en ese momento salió también el alma de Iván, pero éste tenía su forma angelical, portaba una bata blanca, sus largas alas blancas y una coronilla en su cabeza reluciente aparentemente de oro. Una vez los tres estamos fuera de nuestros cuerpos el viaje astral inicia como lo había dicho Iván hace unos momentos. Nuestras almas comenzaron a flotar.
Nuestras miradas se juntaron llenas de nervios, por mi mente pasó en quedar atrapados en el techo de la habitación de la casa de Carolina, pero no... Nuestros cuerpos espirituales atravesaron el techo de la casa y pude ver hacia abajo, ví la casa de Carolina desde lo alto. Seguimos subiendo casa vez más, hasta que pude ver el pequeño pueblo completamente, Carolina también un observando hacia sus alrededores súper confundida mientras que Iván, al parecer acostumbrado a esto, llevaba su mirada hacia arriba, como si estuviera en un ascensor esperando por llegar al último piso de algún rascacielo. Volví a observar hacia abajo y pude notar que ya lo que había visto del pueblo se había convertido en un gran continente, que luego se convirtió en la curvatura de la tierra. Salimos de lo que se conoce como 'Planeta Tierra' dónde pude ver lo perfectamente redonda que era.
Una vez más, en lo más alto que se puede llegar, observé lo que e conoce como la ' Estación Espacial Internacional' flotando en órbita alrededor del planeta. Mi mirada no se despegó de ella ni un solo segundo, contemplado la mayor obra del ser humano hasta que una luz encandilante irritó mis ojos haciéndolos cerrar de golpe. Mientras me acostumbraba a esta extra luz, sentí como una fuerza que obviamente no era normal a la de un ser humano, tomó de mi suéter y lo jaló a una velocidad que nunca jamás un ser humano podría alcanzar.
- Llegamos - Fue lo que escuché de Iván mientras abría mis ojos.
En efecto, así era. Estábamos en frente de unas enormes puertas de oro y alrededor de nosotros habían pocas personas que eran llamadas por un señor con una barba larga y blanca en fila, así que no nos tocó más que unirnos a la fila, a la espera de llegar a la puerta y entrar.
- ¿Qué hacen ahí? - Preguntó Iván con un tono burlesco.
- Haciendo la fila para entrar - Respondo con un tono de obviedad.
- No es necesarios, yo me encargo - Responde Iván acercándose a hacia este señor de barba blanca - ¡Pedro!
El señor de barba blanca que respondía al nombre de Pedro sonríe como si acabase de recordar algo.
- Iván, bienvenido de vuelta - agrega Pedro con un tono de felicidad - ¿Terminaste tu misión?
- No, pero pronto lo haré- Responde Iván- de hecho... necesitamos entrar por la runa Celestial. La que está en el libro del Nazareno.
- Está bien, puedes entrar .
- Ahhh, vengo con unos invitados implicados en la misión, son de confianza.
- ¿Quiénes? - pregunta Pedro sacando la cabeza buscando a eso invitados.
- Ellos - responde Iván señalándonos.
- Muy bien, pueden pasar.
Una vez dicho esto, entramos al paraíso. Se puede percatar un ambiente distinto al de la tierra. Es un ambiente de tranquilidad dónde las almas disfrutan de esa paz y armonía que reina en este lugar. Hay personas que bailan y danzan al ritmo de una melodía que al parecer es transmitida por las plantas, mientras que ellas también danzan al ritmo de su música.
Nos acercamos a una gran habitación, una habitación que no parecía tener fin. En ella había demasiadas personas, pero Iván nos dirigió a una entrada que estaba dentro de esa habitación.
- Por favor entren y no hagan ruido, es un santuario.
Carolina y yo entramos obedeciendo las órdenes que Iván nos había dado. Iván se para en frente de un altar que estaba el final de la habitación en el cual había una mesa blanca con un libro, un libro que era custodiado por varios ángeles que nos miraban fijamente.
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Editado: 02.02.2021