"Regrets collect like old friends. Here to relive your darkest moments..."
Hoy, quince de noviembre del año dos mil trece, cumplo veinte años y si soy honesta, creo que estoy envejeciendo rápido. Tengo la vaga teoría de que lo pienso y lo siento porque no hay día que no piense en ellos, en cuanta falta me hacen y no puedo evitar imaginar qué es lo que pensarían si me vieran en la actualidad, siendo lo que soy y en lo que me he convertido. Extraño a mis padres, me hacen falta, aunque los días con tía Jo sean buenos y divertidos porque ella es muy ocurrente, me siento vacía en cierto modo, no puedo creer cuan joven los perdí.
Tengo la esperanza de decir que ya me he resignado, en serio que sí; poder decir que salí adelante, superé todo y que todo está yendo fenomenal. Sé que necesito hacerlo, porque les hice la promesa de no decaer y eso estoy intentando, mi mejor esfuerzo para no faltar a la última promesa que les hice antes de que se fueran. Sin embargo, me gustaría que vieran cuánto he crecido y cambiado, soy toda una citadina; trato de fluir con el ritmo de Manhattan lo mejor que puedo, a pesar de lo distraída que soy. Eso les gustaría a mis padres, ya que desde que era muy pequeña se preocupaban por mi falta de atención hacia las cosas que estaban relativa y literalmente frente a mi nariz.
La tía Jo ha sido de ayuda, en todos los aspectos. Ella es la única familia cercana que me queda, claro que hay más familiares, pero les desagrado y ellos a mí, digamos que Jo y yo nos comportamos demasiado extraño como para seguir su ritmo de vida, ya que el resto de mis tíos, tías, tíos abuelos y tías abuelas llevan el estilo de vida resumido en "gris rutina", los mismos horarios, la misma gente, la misma comida y hasta la misma ropa -en su mayoría-. Así que solo somos ella y yo, le hablo por su nombre porque sólo nos llevamos diez años, así que ella aún es joven. Mis abuelos fallecieron poco después de que ella cumpliera dieciocho, yo en ese entonces tenía ocho años, así que aún estaba con mis padres. Desde entonces vive en un departamento en Manhattan y, obviamente, yo también. Nos cuidamos la una a la otra, nos llevamos como mejores amigas.
Hablando un poco más de ella; los fines de semana acostumbra salir de fiesta al primer bar que se le ocurra, ahí conoce chicos y se "relaja" con ellos, según lo que cuenta. Es una autentica fiestera y es muy extrovertida. Pero debajo de esa fachada de agujero negro, está su lado maternal, a veces le dan ataques de ternura y me trata como si fuera su bebita, detalle que es en verdad lindo y reconfortante. Desde que cumplí los dieciocho, me ha llevado con ella algunas veces de fiesta pero yo soy algo diferente a ella. No digo que sea mojigata o ermitaña, simplemente soy más calmada, me gusta ir de fiesta, bailar, coquetear pero generalmente no me embriago hasta perder el conocimiento, sólo lo he hecho unas cuantas veces y han sido con mi mejor amigo; además, no me acuesto con cualquier tipo. En general sí soy reservada, pero soy una chica de mente abierta, una mezcla entre introvertida y extrovertida, me considero equilibrada. Me encanta bromear, cantar, hablar (no mucho porque siento que mareo a las personas de mi alrededor, pero eso no quiere decir que no hable como cotorro frente a las personas), salir, leer y la lista podría continuar.
Una de mis pasiones es la música, desafortunadamente no sé tocar instrumentos, ya que digamos que mi coordinación no es la más fabulosa de todas, de seguro no he de llegar ni al nivel mínimo de coordinación, lo cual es vergonzoso, lo he intentado con varios instrumentos, pero simplemente no tengo la paciencia ni la motivación necesarias; pero adoro escuchar música, conozco algunos que otros músicos, me gusta estar descubriendo música nueva, aprender las letras de las canciones, crear historias conforme las canciones, eso es lo que me relaja para pasar el tiempo, tal vez es extraño pero lo encuentro tan genial que paso horas haciéndolo; sin embargo, no es a lo que me dedico, ni es lo que estoy estudiando en la Universidad, ya que esto lo considero como mi "válvula de escape".
Esta noche Jo me llevará a un bar donde nos reuniremos con nuestros amigos de siempre, para festejar mi cumpleaños, así que estoy arreglándome para salir, no llevaré tacones, considero que soy alta con mi metro con setenta y dos centímetros de estatura. Además, no me gusta llamar la atención, de todas formas soy una chica demasiado promedio, muy común con cabello castaño casi negro, piel color moreno claro, pero creo que lo que llama la atención acerca de mi apariencia son mis ojos, ya que uno es color miel y el otro es azul. Así que sí, me he enfrentado a personas imprudentes que se quedan mirando por más tiempo del necesario.
Una vez listas partimos a pie hasta el bar, el cual se encuentra, gracias al cielo, a tres bloques de distancia de nuestro edificio. Así no tendremos problemas en regresar a Jo ebria en la madrugada al departamento. Los demás nos estarán esperando en el lugar.
La noche apenas va empezando cuando llegamos al bar, todos pedimos cervezas para comenzar a pasar el rato, somos un grupo pequeño de seis personas, así que bromeamos y todos la estamos pasando bien, todo está relativamente tranquilo, ya que la música está muy alta, pero me gustan las mezclas que están sonando. Pasa el tiempo dentro del club y se ambienta cada vez más la noche, vamos a la pista de baile, tomamos más cervezas. Yo bailo con Dean, mientras que Rae baila con su novio Kurt y Jo baila con Zack y otro chico que conoció aquí.
Pasan las horas, Jo está más borracha que todos los demás y está insoportable, reviso la hora en mi teléfono y veo que es algo temprano, pero decido acabar el festejo por el bien de mi tía desordenada. Zack y el chico que me enteré, se llama Fred llevan cada uno de un brazo a Jo, que está casi inconsciente a estas alturas. Nos acompañaron todos a casa para ayudarme a batallar con Jo y meterla en la cama. Al cabo de veinte minutos de imparables y estúpidas quejas, Jo cae rendida y suspiro de alivio. Vuelvo a la sala de estar donde me esperan todos incluyendo a Fred, que cuando me ve aparecer se levanta y me entrega un pequeño trozo de papel con un número telefónico.
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Editado: 14.01.2019