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Todo estaba igual. Los sillones y aquellas fotográficas del abuelo y de ella sobre la chimenea.

Su padre aún conservaba el bat de béisbol que usaban cuando ella era sólo una niña. El aroma a granos de café y estofado de carne enchilada seguían ahí. Todo estaba igual. Es como si el tiempo jamás hubiera pasado por esa casa.

—Secate el cabello Gracie...

Ema la nueva esposa de su padre corrió a su llegada y la acogió en sus brazos. La llevo a la habitación que meses atrás dejó y le dio ropa seca y un par de toallas. Cuando estuvo sola en la habitación y miro el estante de muñecas. Las repizas con trofeos de aquellos juegos de béisbol junto a su padre.

             Todo estaba ahí pero ella había cambiado. La Grace de hace meses no era la misma que la de ahora, estaba rota. Se sentía completamente rota.

Caminó con ciertos nervios por las escaleras rústicas de la casa, entró a la cocina con la mirada pérdida.  Su padre estaba en la cabecera del comedor con aquella taza que ella le obsequio el día del padre hace ya varios años. Ema junto a la estufa calentando la carne y poniendo té en la vieja tetera de la difunta abuela Charlotte.

—Sientate Gracie, te serviré té y algo de comer.

——Gracias...

Grace sentía remordimiento pues Ema la estaba tratando bien, cuando ella había sido tan grosera y déspota. Aún recordaba el día en que su padre le dijo que se casaría de nuevo.

Grace se sintió molesta. Su padre y ella siempre habían estado bien juntos, solos. Jamás necesitó de una madre ni él de una esposa.

Ellos se distansiaron cuando Ema piso la casa. Grace hizo todo para hartarla. Podía jurar que hubo ocasiones que la escuchó llorar junto a su padre por algún desplante o grosería.

Hoy estaba arrepentida. Sabía de ante mano que si su padre había aceptado que regresará era por Ema y el infinito amor que él le tiene.

Ella lograba darle paz y calmarlo cuando el enojo lo invadía, era como luz en su infinita oscuridad. 

Conforme avanzo la noche y la cena se fue acabando supo que debía contarles lo que había pasado.

Y es así como Grace comenzó el relato de esa serie de eventos desafortunados y tristes que la acongojaban.