Philippa arribo en el aeropuerto, como era de esperar un auto último modelo la esperaba, subió al auto después que hizo todo el papeleo de su llegada, miró por el retrovisor los guardaespaldas que tenía asignados, ya un par se habían subido en sus camionetas negras, los otros estaban subiendo las maletas de ella en su auto, ella sonrió un poco, esta noche quería estar lejos de todos, piso el freno y el auto salió como un rayo del aeropuerto, sonrió al ver que los guardaespaldas se miraban desconcertados, les llevaba ventajas, hizo unos giros para perderlos de vista, se orilla junto al río que cruzaba toda la ciudad, se baja del auto y se sienta en una banca, su mirada estaba fija en las luces de la ciudad, veía a las parejas contentas pasar, ella no evitó sentir tristeza, suspiró profundamente, no sabia que hacer con su vida, todos estos años se dedico a perseguir a Thanos, ocupaba su energía e inteligencia en perseguirlo, según ella cuidando a su futuro esposo.
Siente que su móvil está vibrando al sacarlo del bolso ve el nombre en la pantalla Amor seguido de un corazón, se sintió patética, tenia registrado al hombre que amaba como Amor cuando para él, ella no significa nada.
Por primera vez en sus veinte años, Philippa no responde una llamada de Thanos, sentia que si lo hacía le suplicaria, le rogaría que estuviera con ella, y no podía borrar de su mente, la mirada fría y vacía que él le había dedicado cuando le dijo que ella tenía todo lo que detestaba de una mujer.
*****
Thanos frunce el ceño al escuchar el mensaje que tenía Philippa cuando no contestaba sus llamadas, era la primera vez que la llamaba y no contestaba, su mirada se dirige al jefe de seguridad.
—¿Qué se supone hacen los guardaespaldas contratados?
El hombre mueve la cabeza.
—Lo siento Señor Cobham, siguen buscando a la señorita Cobham, no esperaban que ella se escapara del aeropuerto.
Thanos se pone de pie, mete las manos en los bolsillos de su pantalón.
—Llama a Roy —el jefe de seguridad rápidamente se pone de pie y busca al hombre especialista en informática, Thanos estaba ocupado, estaba preparando la información para el grupo que llegaría para el nuevo contrato, al ser el nuevo presidente del Grupo, el jefe de seguridad se dirigía a él para ponerlo al tanto de los problemas que causaba Philippa, era una niña malcriada, no actuaba como una mujer de veinte años.
—Señor Cobham —Thanos se gira hacia Roy —Dígame en que le puedo ayudar.
—Localiza a la señorita Cobham por medio de su teléfono, se muy bien que le instalas programas para rastrearnos por cualquier eventualidad.
—Por supuesto Señor Cobham.
Thanos asiente y se sienta en su escritorio frente a su computador, le interesaba más su presentación que las rabietas de Philippa.
—Hazte cargo —le indica al jefe de seguridad —Si tus hombres la vuelven a perder de vista, están despedidos.
Lo dejan solo, sabían que no estaba bromeando.
*****
—Una mujer tan preciosa no debería de llorar —Philippa mira al hombre que se ha sentado junto a ella, no estaba acostumbrada a estar con gente que no conocía, prácticamente había crecido en una burbuja.
No confiaba en los extraños, rápidamente toma su bolso y se va a poner de pie, cuando él se presenta.
— Piers Aylmer —ella no se levanta, el nombre le sonaba, pero no podía ubicarlo —¿Te comió la lengua el ratón? —él sonríe y ella se da cuenta que era una linda sonrisa.
—Soy Philippa... —decidió no decir su apellido, creció escuchando que el pertenecer a una familia millonaria la ponía en peligro.
—Me gusta tu nombre —él volvió a sonreír y a Philippa le pareció encantadora —¿Qué haces aquí?
Ella desvía la mirada hacia el río.
—Pensar —él asiente.
—También hago lo mismo en este lugar —Piers se pone de pie —Te invito a cenar —señala el restaurante junto al río, ella se va a negar, pero su estómago ruge de hambre, él suelta una carcajada —No puedes negarte.
Philippa se sentía apenada, pero decidió acompañarlo, se percató que había otro auto último modelo junto a su auto, así que pensó era de él, quizás el apellido le sonaba por los negocios de su padre. Caminaron hacia el restaurante, ella pensó que irían al más popular, pero él siguió al restaurante que sólo los ricos podían visitar.
Cuando entraron lo saludaron.
—Señor Aylmer bienvenido ¿la mesa de siempre? —él niega, a ellos les pareció raro.
—Ya no ocuparé más esa mesa, por favor una que esté cerca al ventanal donde se puede apreciar mejor el río —rápidamente los condujeron a la mesa solicitada. Cuando se quedaron solos él le habló —¿Te gusta la vista?
Ella asiente, era una vista extraordinaria, él se quedó pensativo por un rato, tomaron sus pedidos y siguió sin hablar, cuando la comida llegó, Piers se volvió en el anfitrión perfecto, le sirvió el vino que había pedido, ella lo probó y le gustó.
—Está delicioso.
—Me encanta que te guste, espero esta noche puedas disfrutarla y olvidar el motivo por el que estabas llorando hace rato —extiende su copa hacia ella, con una gran sonrisa ella choca su copa con la de él.
—Espero que lo que te aflije se logré arreglar.
La noche transcurrió de lo más amena, Philippa jamás había estado en compañía de un hombre que no fuera su padre, su tío, los guardaespaldas y por supuesto Thanos, encontraba en Piers alguien interesante, no se aburría con su conversación, además se acababa de dar cuenta que no sólo Thanos era el hombre más guapo del Olimpo, Piers Aylmer también debía pertenecer al Olimpo, era de tez morena, ojos verdes brillantes, su cabello negro que en este momento estaba revuelto, mandíbula cuadrada, labios carnosos y bien definidos, estaba segura que media lo mismo que Thanos.
—Vaya —Piers Aylmer miró su reloj —Ya es pasada la media noche, no me di cuenta.
Editado: 27.03.2024