Apariencias engañosas: El peligro acecha

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–No hace falta que me lleves, papá. Evelyn vendrá a buscarme –le explica Brooke mientras se echa un nuevo vistazo en el espejo–. Y a Ruby también, claro.

–¿Y quieres que te recoja después?

Se gira hacia él, enarcando una ceja.

–Vale, lo pillo –añade él, levantando ambas manos.

–La casa no está muy lejos de aquí y Evelyn podrá traerme. Si no, ya sabes que te llamaré a ti el primero. No te preocupes –da una vuelta sobre sí misma–. ¿Voy bien?

–Mucho, tendré que preocuparme de que haya algún chico por allí cerca de ti.

–Claro, pon un radar por si acaso –bromea ella y se acerca a coger el bolso, donde guarda lo esencial.

Oliver la deja para que termine de prepararse, avisándole de que estará abajo con su madre, y cierra la puerta a su espalda. Brooke, por su parte, mira su teléfono y contesta algunos de los mensajes que tiene pendientes. Después, lee los mensajes de Evelyn, con quien compartió su número hace unos días.

Ya casi ha acabado su primera semana allí y ya ha pasado la primera semana en el nuevo instituto, y cabe decir que se le ha pasado realmente rápido. Puede ser porque en clase no ha parado de coger apuntes para ponerse al día y, al salir de allí, de estudiar un poco en casa o pasar el resto de la tarde con Evelyn, quien, después de unos días, ya puede considerarla una amiga.

También ha pasado más tiempo con Ruby. Pese a que en el instituto no dejan de mirarlas cuando están juntas y murmurar cosas entre ellos, no se ha dejado influenciar por ello y ha seguido quedando con ella. Y aunque se ha dado cuenta de ciertas cosas, como que ella sólo prefiere estar con Brooke cuanto están las dos solas o que Evelyn parece incómoda cuando está ella, en ningún momento le ha demostrado que sea mala persona, y seguirá pasando los ratos con ella.

De repente, suena un claxon en la calle, lo que le avisa que Evelyn la está esperando. Se cuelga el bolso al hombro y, justo antes de salir, su mirada se cruza por la ventana y ve como Ruby está asomada. Sus miradas se cruzan y Brooke le hace un gesto para que baje también.

–Mamá, papá, me voy ya –les avisa cuando llega al salón, donde se encuentran sus padres.

–Ten cuidado. Y si necesitas algo, nos llamas a mí o a tu padre –le avisa Gabriella.

–Lo haré –se acerca a darles un beso rápido a cada uno.

–Y no arméis mucho jaleo. Recuerda que soy policía, eh –bromea Oliver.

–Lo que falta. Que vengas a joder la fiesta para que me odien –ella ríe–. Adiós, no me echéis de menos.

Sale de la casa y se acerca al coche de Evelyn, quien la espera con la música puesta. Se sienta en el asiento del copiloto rápidamente.

Wow, qué guapa vas –comenta ella nada más entrar.

Ha decidido ponerse un pantalón vaqueros de cintura alga con el complemento de un cinturón negro, un top con transparencias y un sujetador negro con encaje. Por último, unos botines negros y un bolso pequeño.

–Gracias, tú también –Brooke le sonríe.

Ella le echa un rápido vistazo a su amiga. Va vestida con un conjunto de color burdeos de pantalones anchos con aberturas a un lado y un top corto totalmente pegado a su pecho.

–Vas a volver loco a Max –comenta Brooke mientras mira por la ventana, esperando a que llegue Ruby. Está tardando.

–Calla, no me hagas ilusiones –ella suspira, echándose un vistazo en el retrovisor, apretando los labios para marcar más su pintalabios.

–Sigo pensando que deberías hablar con él.

–Ya hablo con él.

–Una simple conversación en clase y unas cuantas risas no me sirven. Ya sabes a lo que me refiero –Brooke la mira significativamente.

–No lo haré –niega con la cabeza con rotundidad–. No quiero perder mi dignidad. La poca que me queda.

–Sabes que a veces es necesario dar un paso adelante y perder el miedo a ciertas cosas, ¿no? Arriésgate, dile que te gusta y si no, pues a otra cosa –se encoge de hombros–. Total, como si no hubiera chicos suficientes en el mundo.

–Ya, bueno… Yo es que no soy tan sincera y directa como tú, ojalá lo fuese. La última vez que le dije a un chico que me gustaba, se rio en mi cara. Tenía 6 años, pero tengo ese trauma… –murmura y Brooke se echa a reír–. ¿Y por qué Ruby tarda tanto?

–Estará hablando con sus padres –mira de nuevo por la ventanilla y, de repente, se acuerda de algo–. Por cierto, tenemos una conversación pendiente.

–¿Sobre qué?

–Sobre Ruby. Algo de unos comportamientos raros y tal que al final no me dijiste. Y de eso hace ya unos días.

–Ah, bueno… no sé, serán sólo rumores.

–Pero dijiste…

–Hola –entra Ruby de repente, interrumpiendo la conversación–. Perdón por tardar, estaba hablando con mis padres.

–Genial –murmura Evelyn, en voz baja, y arranca de nuevo el coche.

Brooke la lanza una rápida mirada cuando comienza a conducir antes de echarle un rápido vistazo a Ruby. Le sorprende verla tan arreglada cuando, en su día a día, siempre suele ir con alguna sudadera o jersey y un par de vaqueros, con el pelo siempre suelto. Ahora, en cambio, se ha puesto una falda vaquera negra con un top de color claro y el pelo recogido en una cola de caballo.

Apenas hablan en el trayecto a la fiesta y, cuando aparca el coche a un lado, Brooke reconoce al instante la casa donde es la fiesta debido a la cantidad de personas que hay fuera y la música que suena dentro de la casa.

Las tres chicas bajan del coche y se ponen a caminar hacia la casa, pero Ruby se detiene a unos metros de la puerta.

–¿Pasa algo? –le pregunta Brooke, deteniéndose cuando ve que ha dejado de caminar.

–Yo… no se –Ruby parece dudar en si entrar o no.

–Yo voy a entrar, ¿vale? –interviene Evelyn, suspirando–. Estaré en la cocina o en la parte de atrás, búscame después.

Brooke asiente y ve como desaparece tras la puerta de la casa. Después, se dirige de nuevo a Ruby.



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En el texto hay: misterio, thriller, aparienciasymentiras

Editado: 05.12.2020

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