Cris siempre decía que grabar era su forma de entender el mundo. Cuando grababa, no pensaba en el miedo, ni en los errores, ni en las veces que su cabeza iba más rápido que su cuerpo. Solo encuadraba, enfocaba, y el caos tenía sentido.
A los dieciocho, tenía más seguidores que amigos. Miles de “me gusta”, pero pocas conversaciones reales. Por eso, cuando conoció al grupo en clase, no supo qué hacer con ellos. No le seguían en TikTok. No comentaban sus historias. Pero la escuchaban. La miraban de verdad. Y con el tiempo, se volvió adicta a esa sinceridad silenciosa.
Pero desde hacía rato no grababa nada. No porque no quisiera, era porque si lo hacía, sentía que algo malo iba a pasar.
Cris era una persona extrovertida, impulsiva, amigable y emocional.
Por eso, cuando Neizan se fué con Joel, aprovechó para conocer a la chica que se había quedado sola.
Hola, cómo te llamas? -Dijo Cris
-Soy Aria, la hermana de Neizan
-Genial! -Exclamó Cris. Qué edad tienes y qué estudias?
-Tengo dieciocho años y soy recién graduada en bachillerato científico. Tenía previsto hacer la selectividad para estudiar enfermería.
-Una enfermera, que guay! -Exclamó Cris. Que pena que justo haya pasado esto
-La verdad es que si. Vaya mierda -dijo Aria
-Y cómo llegasteis hasta el túnel? -Preguntó Cris
-Al ver al Guardia... Neizan y yo corrimos hasta encontrar esa especie de túnel. Nos escondimos ahí durante 1h. Tuve la mala suerte de que al correr, me Clavé un metal en el tobillo. Pero ya estoy bien.
Mientras Cris y Aria charlaban, apareció Joel y preguntó:
-Hola buenas, dónde está tu hermano? -Le preguntó a Aria
-Está con los demás en la otra Sala -dijo la chica
-Está bien, gracias. Iré a buscarle -dijo Joel
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Hola buenas, eres de telecomunicaciones? -Preguntó Joel
-Sí, soy yo. Me llamo Neizan
-Encantado de conocerte. Necesito tu ayuda -dijo Joel
-Voy para allá respondió
Ambos se pusieron a trabajar juntos al instante. Hubo química técnica inmediata entre ellos. Joel, que nunca se abría con nadie, parecía más suelto. Neizan entendía los sistemas, hablaba su lenguaje.
Aria se sentó cerca de Laia y el niño. Intentando darles algo de paz.
En cambio, Cris observaba con atención a Neizan desde fuera. Aquél chico tenía algo raro. No peligroso. Pero sí demasiado calmado para lo que estaban viviendo.
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Por otro lado...
Tenemos dos opciones -Anunció Sara
Sara—. O nos quedamos aquí esperando a que alguien nos salve… o bajamos más.
—¿Bajar a dónde? —preguntó Nico.
—El túnel sigue. Neizan dice que al fondo escucharon ruidos… como maquinaria o algo similar.
—¿Y si es una trampa? —preguntó Joel.
—¿Y si es la salida? —dijo Cris, sin pensarlo.
Eric asintió.
—Yo bajo con ellos. Alguien tiene que ver qué hay al final. Neizan, Joel, quedáis al mando aquí. Si no volvemos en 20 minutos… cerrad la puerta.
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El segundo equipo descendió.
Cris, Sara, Eric, y Nico.
El túnel era más ancho. El suelo empezaba a mostrar raíles de obra, cubiertos de polvo. Al fondo, una luz tenue… parpadeante.
Entraron en una cámara amplia, medio excavada. Paredes de roca y hormigón. Herramientas oxidadas. Cámaras apagadas. Y lo más extraño: una estructura de metal en forma de jaula... vacía. En el centro, un símbolo pintado en rojo, casi borrado.
—¿Esto era una mina? —preguntó Nico.
—O algo peor —murmuró Eric, inspeccionando las marcas del suelo—. Alguien intentó salir. O impedir que algo saliera.
Cris se acercó a una mesa oxidada donde descansaba un cuaderno empapado.
Páginas con diagramas, notas en español e inglés, y al fondo… una palabra garabateada con fuerza:
“CONTENCIÓN”
Sara palideció.
—¿Qué demonios estaban excavando aquí?
Eric no respondió.
Porque justo entonces, se escuchó un sonido metálico, seco.
Y la Cámara se cerró sola.