Apocalipsis Z No Memories

Capítulo 7: Llantos.

Luego de haberme encerrado en el interior de la habitación tirando la puerta de un solo portazo, retrocedí sin mirar hacia atrás cayendo de espaldas sobre una cama fría y desorganizada. Observé la entrada mientras los golpes de la chica no cesaban del otro lado al igual que sus ahogados gruñidos. Miré a mí alrededor buscando con la mirada alguna otra salida, pero para mí mala suerte la habitación tenía una ventana con una reja por fuera que me impedía el poder abrir la ventana. 

Me levanté de la cama a duras penas, todavía seguía bastante aturdido por la caída, sentía como todo mí alrededor daba vueltas al son de un fuerte dolor de cabeza. Pasé una mano por detrás de mí corta caballera y sentí un líquido pegajoso y caliente, era sangre. Seguidamente me quité la chaqueta y la camiseta blanca para palpar con cuidado mis costillas usando las yemas de los dedos. Lentamente un enorme hematoma se estaba formando con colores rojos, morados y azules. 

Al final de ese examen, me di cuenta de que tenía dos costillas rotas y, para mi buena suerte ambas se habían quedado en su lugar dejando así mi corazón tranquilo sabiendo que no me habían perforado un pulmón... de haber sido así, el tiempo que podría quedarme con vida sería muy poco. El tobillo no estaba roto y aun así podía sentir un leve dolor cuando apoyaba la planta del pie sobre el suelo. 

Con la poca luz que ingresaba por la ventana pude percatarme de que aquella habitación perteneció alguna vez a la descabellada chica que golpeaba la puerta con fuerza en un vano intento de poder ingresar. Sobre una mesita de noche reposaban todo tipo de medicamentos usados, como jeringuillas y gasas sucias además de muchos antibióticos. En el suelo y por fuera de un recipiente cerca a la cama había mucha sangre seca y trozos de comida. La chica había vomitado hasta el estómago. Observé con asco, pero luego agarré un botiquín que estaba tirado junto a la mesita de noche y lo abrí. En su interior todavía quedaban algunas cosas que podían servirme como gasas y antiséptico, pero nada que pudiera ayudarme con el dolor punzante que me agobiaba cuando intentaba girar el torso. Debía moverme como un robot. 

Con cuidado, volví a ponerme la camiseta y la chaqueta. Agarré con fuerza el martillo y me quedé observando la puerta... estaba sedienta de sangre, podía oírla al otro lado intentando entrar para obtener mi carne, pero no se la iba a poner tan fácil. La única alternativa que tenía en mis manos para poder escapar era enfrentarme a ella y debía hacerlo ahora mismo, esperar solo agravaría mis problemas mentales y mi cordura. 

 

Antes de poder poner en marcha mi plan, vi de reojo una enorme foto sobre una pared..., volteé a mirarla y me di cuenta de que era la misma Angie, sentada sobre un largo césped sonriendo hacia la cámara mientras frente a ella permanecía una niña de cabello corto que, al igual que su madre, no dejaba de sonreír. Ambas estaban felices, pero ¿qué habrá pasado con la niña?, hasta el momento no me había topado con ella por ninguna parte.

—Lo siento mucho... —fue lo único que dije, no quería hacerlo, pero tenía... al menos terminar con su dolor y no solo el de su mandíbula colgando; sino acabar con toda su pesadilla.

Me acerqué a la puerta, agarré el pomo de nuevo y pude sentir las vibraciones que eran producto de la chica. Respiré profundamente y me detuve un momento en cuanto sentí las punzadas de nuevo... esto iba a doler. Cerré los ojos un momento y pensé en muchos bellos momentos que había vivido con Thommy, esto me hizo sentir mejor y las ganas de vivir volvieron a mi cuerpo de forma inmediata... solo debía sobrevivir y nunca más meterme en problemas de este tipo.

Quité el seguro de la puerta y luego la abrí... lo primero que vi fue a la chica que salió impulsada hacia adelante, me hice a un lado y entonces ella cayó al suelo, pero de inmediato comenzó a levantarse otra vez de forma perezosa. Me quedé pasmado por un momento mientras la observaba levantarse... no podía quedarme así y entonces reaccioné. Antes de que terminara de ponerse de pie, me acerqué y le propiné una patada en la espalda que hizo que volviera a caer sobre el suelo bocabajo... vi que su mandíbula rebotó y se movía de lado a lado como una campana. Los sonidos que emitía eran todavía peores y cuando menos lo pensé me agarró el pantalón, intenté zafarme, pero perdí el equilibrio y caí sobre el suelo, justo en la entrada que estaba llena de sangre obscura. Mis manos resbalaban sobre la baldosa fría.

Fue instantáneo, la chica me agarró con ambas manos los pies y comenzó a treparse por allí mismo hasta que solo quedó frente a mí. Llevé ambas manos directo hasta su garganta, la piel era fría y muy mantecosa, parecía una rana. La fuerza que tenía era inhumana y me estaba ganando rápidamente, entonces antes de que pudiera hacerme daño, le propiné un golpe en la cabeza con el martillo que sonó acompañado de un leve "crac". Se hizo a un lado y cayó bocarriba un poco aturdida y he aquí mi oportunidad. Me subí sobre ella y comencé a descargar el martillo sobre su rostro una y otra vez... me llené de miedo, de tanto miedo que, lo hice tantas veces que su rostro quedo irreconocible... el sonido que producía el martillo al golpear su cráneo me hizo sentir la peor persona del mundo y al final ella solo se quedó quieta, con ambos brazos extendidos por el suelo al igual que sus piernas como si quisiera hacer un ángel de nieve. Yo solo permanecía sobre ella, temblando de miedo y observando su rostro... dejé caer el martillo, mi camiseta blanca había terminado roja y mi rostro había quedado salpicado con sangre y huesos astillados.

Una hora más tarde ya estaba de nuevo en casa, había traído de la casa de mi vecina algunas latas de comida que ella conservaba junto con algunas otras que me pudieran servir después... también llené los recipientes de agua que ella tenía y los dejé allá por si la reserva que yo tenía se acababa. Eso fue lo único productivo, de resto solo me gané una fuerte caída, un tobillo lastimado y un par de costillas rotas.



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En el texto hay: zombies, ciencia ficcion, terror

Editado: 25.06.2021

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