Intentaste salvarme,
pero yo quería caer.
La corriente me arrastró,
y no hubo más que hacer.
El silencio y el sosciego,
me hicieron perder.
La esperanza que en nosotros,
vi un día florecer.
A gritos pedía,
mi ansiada libertad.
Que de mi pecho se fuera,
esa terrible opresión.
Que me carcomía por dentro,
y no me dejaba ser yo.
Aún así, no te puedo guardar rencor.
Lo que pasó fue culpa nuestra,
no hay que buscar otra explicación.
Serena por fin me siento,
aunque a veces me ataque la ansiedad.
Con libertad plena,
aunque a veces la desee soltar.
Hoy escribo un verso,
para por fin decir adiós.
Dejar atrás lo que fuimos,
y surgir a la vida hoy.
Porque al contrario de muchos,
no fuimos luz.
Solo oscuridad opaca,
que jamás pudo ni las estrellas alcanzar.
Un terrible desastre.
Un desolado vacío.
Un deja vú constante.
Y un recuerdo doloroso.
Fuimos un caos.
Uno perfectamente imperfecto.
Uno que no podré olvidar,
pues aunque me hizo mucho daño,
en mi alma clavado por siempre va a estar.
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Editado: 17.09.2022