Mentir a terceros es fácil, mentirse a sí mismo es lo complicado.
Pasaban los días y cada vez tu caso se hacía más y más sonado en aquella pequeña ciudad, que había sido como un refugio para mí y ahora solo era un constante tormento. Varias manifestaciones apoyando y creyendo tu versión de la historia se hicieron visibles y no había medio de comunicación local que no hablara de ese tema, esto hizo que se cree una ola de comentarios muchos diciendo que era una injusticia y otros que prefiero no comentar y mantenerme al margen de la situación.
Tantas personas hablaban pero al que tenían que persuadir era al juez, un grupo de personas empezaron a crear presión social con el uso de marchas, repletas de carteles con fotos tuyas y de mas jóvenes inocentes, cada entrevista en la que se hablaba de tu caso de una u otra manera llegaba a mi sin buscarla, y veía una versión de la historia que yo no conocía, versiones un tanto contradictorias a lo que yo sabía por tu boca, pero eso ahora no me compete hablar. Cada vez era más inseguro lo que pasaría contigo, a su vez me di cuenta que poco a poco, cada imagen, entrevista o comentario me afectaba menos, y eso me hacía sentir empoderada que no pensé que un par de semanas después volvería a estar tan vulnerable.
Creí que haría como tú, que a costa de todo intentabas probar tu inocencia, así mismo a costa de todo yo mantendría mi tranquilidad intacta, no fue así.