Aprendí a soltarte

Maldades

Las acciones de las personas dan más que decir que sus palabras.

Paso un día común y corriente, el rumor de tu salida ya había inundado los oídos de muchas personas cercanas, y los comentarios no se hicieron esperar, así como la expectativa de llenar el morbo de muchas personas al saber si seguíamos juntos o no, sin embargo no le preste gran atención a eso, fue un día tranquilo hasta aproximadamente las 11:00 am.

Empecé a notar conductas extrañas entre mis amigas , algo ocultaban , una de ellas , la más directa , me dijo , mírame , respira y escucha, un poco confundida asenté con la cabeza , y enseguida me dijo; Jason está afuera , pensé afuera del colegio y no literalmente estaba afuera, del curso en el que yo estudiaba , fingí como si no me importara y seguí mi día normalmente , supuestamente normal, aunque mi cabeza solo pasaba la idea de no encontrarme contigo en el camino.

Intente ser positiva y mantener mis buenas vibras , de repente otra amiga vino , intente no hacerles notar que las veía , pero algo dijeron y claramente no querían que yo supiera , ignore ese acto y continúe muy impaciente de salir y tomar el primer bus a casa , al cabo de los minutos mi hermano muy eufórico me buscaba y exigía que le diera los números telefónicos de mis padres , a lo cual me negué , sabía que ya te había visto y que comenzaría otro escenario devastador ahí , te admito que me daba cierta emoción verte , pero el miedo era muchísimo más grande.

Llego la hora de salida, recogí mis cosas, y junto con mis amigas íbamos camino a la salida, cuando de repente me dicen, Jason está en la calle de al frente, la miopía que tengo no me permitía verte bien, poco a poco me fui acercando y lo comprobé, me llene de miedo e inmediatamente cruce la calle, evadiéndote y sin saber qué hacer. Mis ojos repletos de lágrimas imploraban que dejara salir aquel líquido que se acumulaba abundantemente, pero quería ser fuerte.

Me desvanecí en el momento que me dijeron que en un acto de inmadurez completa , trajiste un par de cartas , aquellas que te mande cuando estabas solo entre esas cuatro paredes , y pediste que me las devolvieran , aparte de ser un acto inmaduro , fue un acto cruel , me conoces demasiado para saber cómo reaccionaría en ciertas situaciones , y claramente sabias que en cuestión de segundos me desvanecería y mis sentimientos me ganarían , así fue , me entregaron esas cartas y me solté a llorar , ¿Por ti? Totalmente no, por darme cuenta de la crueldad que llevabas en ti y que hasta ese momento no note, llore muchísimo, me abrazaban y me consolaban pero ni yo misma pude controlar mis emociones y llore como nunca antes lo había hecho, saque un llanto, de aquellos que al final deja un dolor en la cara, y una fuerte incomodidad en la garganta, a parte del notable cansancio de los jadeos incontrolables.

Y más molesta estaba por permitir que me vieras así, no era justo y no entendí esa estúpida acción que tanto me lastimo. Para eso mi hermano había puesto al tanto a toda la familia de la situación, me recogieron y me dejaron en mi casa, se lo conté a mi hermana la cual veía como figura materna a falta de mi madre, y me supo aconsejar tan bien, esa tarde llore mucho, y quería hacer lo mismo con tus cartas y tus cosas, pero me di cuenta que yo no soy así, aunque lo intente no puedo tener maldad en mi cuerpo, simplemente no puedo albergar tantas maldades en mí.



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En el texto hay: juvenil, adolecente, desamor y amor

Editado: 15.10.2018

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