Aprendiendo a amar

Capítulo 6

Nina

—Michael has mejorado mucho, sigue así y serás un gran pintor.

—Gracias, señorita Zane. Me encanta pintar. Quiero dedicarme a esto.

—Sigue así—le brindo una sonrisa y sigo viendo las pinturas de los demás—. Muy bien, niños, la clase terminó por hoy.

Todos se quejan mientras guardan sus cosas. Nunca quieren irse y eso me produce satisfacción. Significa que estoy haciendo un buen trabajo.

Ayudo a la pequeña Sheila a colocarse la mochila y saludo a cada padre que viene a buscar a sus hijos.

Mi amiga y socia Ana se arrima y susurra:

—Un hombre guapo espera por ti en la recepción. En realidad hay dos. Un desconocido guapo de nombre Theo y su hija Sophie y el divorciado padre de Michael que lleva semanas invitándote a tomar un café.

—Ana, no voy a salir con ningún padre de ningún alumno.

—No hay dudas que el destino le da pan a quien no tiene dientes. Dos hombres guapos esperando por ti y no haces nada.

—Theo es el vecino abogado del que te hablé y aparte de que no soy su tipo de mujer, él no me agrada por completo. Si lo ayudo es por su hija.

—¿Ese es el abogado amargado? Con  ese trasero y los ojos que tiene puede ser amargado conmigo sin problemas.

—Ponte seria y ayúdame a preparar la siguiente clase. Ahora regreso.

Miro mi reflejo en el espejo y acomodo mi cabello. No lo hago por causa de los hombres que me están esperando para hablar de sus hijos, lo hago porque debo parecer decente.

No me importa lo que las personas crean ni piensen de mí. Soy como soy. Odio la ropa ajustada, rara vez la utilizo, me gusta el maquillaje suave y amo andar de zapatillas más que en tacones. Estoy agradecida de tener un trabajo donde pueda elegir que vestir. 

Me gusta usar vestidos, zapatos de tacón y arreglarme, pero no diariamente.

Al llegar a la recepción solo encuentro a Theo y a Sophie, quien al verme corre hacia mí manifestando su emoción por las clases de pintura.

Theo viste como de costumbre, traje elegante y peinado con gel. Hoy luce como el abogado amargado de siempre.

Él se acerca con el teléfono en la oreja, le dice a alguien en el teléfono que espere y pone su atención en mí.

—Toda suya. Vendré por ella dentro de dos horas.

—No te preocupes, Sophie estará bien cuidada.

—Gracias. Nos vemos.

Lo detengo del brazo, él baja el teléfono y me mira.

—¿No vas a despedirte de tu hija?

Él arruga el ceño.

—Adiós, Sophie—me cruzo de brazos—. ¿Qué quiere que haga? La veré dentro de unas horas.

Se da la vuelta y se va como si nada. El abogado amargado regresó. Es obvio que no sabe demostrar afecto a su hija. Tendrá que aprender.

Me giro hacia Sophie, que mira el lugar completamente fascinada.

El edificio es antiguo, Ana y yo lo compramos a buen precio cinco años atrás y fuimos haciendo remodelaciones poco a poco. Cuenta con tres aulas, una recepción, tres baños y una cocina. Es bastante genial si me preguntan.

Las paredes están pintadas de colores y algunas tienen dibujos. Cada aula tiene un tema. Uno es la tierra, está ambientado como si los niños entrarán a una cueva; la otra aula tiene temática de agua y el lugar parece como si se estuviera debajo del mar; y la última aula el aire, la cual da la sensación de estar en el cielo.

—Bien, Sophie, hoy vamos a pintar en el aula tierra—tomo su mano y la invito entrar, ella abre los ojos demasía y observa el lugar—. Cada aula tiene una temática y vamos rotando para que puedan disfrutar tres de los cuatro elementos. Hoy pintaremos aquí.

—¿Y Tyler?

—Hoy no estará porque tuvo que ir a la escuela a practicar ajedrez.

—Oh sí, dijo que me enseñaría a jugar ajedrez.

—Y es bueno, así que tendrás un buen maestro. —sonrío.

—Y esta debe ser Sophie. —dice Ana poniéndose a la altura de Sophie.

—Nina me habló de ti. Me dijo que tienes talento para la pintura—Sophie asiente y estrecha la mano que Ana extiende—. Un gusto conocerte. Por favor no me digas señora, me hace sentir vieja. Solo Ana.

—Mucho gusto, Ana.

Ana se incorpora y antes de ir a dar su clase de cerámica comenta que la niña es un encanto.

Acomodo a Sophie en uno de los bancos frente al caballete con el lienzo, ayudo a colocar el delantal y recojo su cabello en un chongo. Le enseño donde encontrar los pinceles y pinturas mientras indago un poco en ella.

Resulta que su abuela pintaba sobre tela y le enseñó a mezclar colores. Sabe perfectamente cuales son los colores primarios, secundarios y el significado de algunos. Le gusta pintar paisajes y animales.

Escucharla hablar con emoción con respecto a la pintura me recuerda a mí.



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En el texto hay: romance, millonario, padre e hija

Editado: 25.03.2022

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