En definitiva, necesité una ducha de agua fría sobre todo después de la imagen de Liam y yo basándonos en mis sueños. Solté un suspiro de frustración cuando choqué mi rostro con la almohada, parecía un adolescente de dieciséis con hormonas alborotadas. Patético.
Cuando baje de mi habitación mi familia ya estaba preparándose para desayunar, salude a todos con una sonrisa tímida una parte de mi tenía miedo de que pudieran leer mis pensamientos y darse cuenta de que había pasado algo, asi de imbecil estaba.
—Nos iremos en diez minutos, Every estará aquí para cuando Clary regrese del trabajo. —Avisó, asentí mordiendo mi tostada. Había olvidado que Every nos cuidaría, sin embargo aquella no parecía ser la peor parte cuando papá continuó.
—Por motivos de precaución tomando en cuenta lo ocurrido en años anteriores, hemos decidido hacer una lista de personas que pueden entrar a la casa en nuestra ausencia.
Drake levantó una ceja y habló con la boca llena.
—¿Por qué nos hablas como si fuéramos reclusos?
—Con ustedes se puede esperar cualquier cosa. —Se defendió el que suponía era el hombre maduro de la familia, me incliné hacia Wendy y murmure.
—De ahora en más tú serás mi imagen de madurez ¿De acuerdo?
Mi hermanita pequeña parecía encantada.
—Es lo justo.
—¿Quiénes son las personas que están en esa lista? —Preguntó Drake estirando su cuello para espiar el papel que mi madre tenía entre sus dedos, pero lo escondió antes de que pudiese verlo.
—Cassie, Matt. Tu amigo Colin. —Dijo mirando a Drake, porque yo no recordaba a ningún Colin.— Y Noah si quiere venir.
Casi me ahogue con algo.
—Ah, creo que salió de viaje con su padre. O algo así, no preste mucha atención porque lo dijo mientras jugábamos video juegos.
Bueno, al menos no tendría que enfrentarme a Noah. Era una buenísima señal, sin embargo eso de la lista si me parecía una estupidez. Se supone que ya somos adultos en proceso
— ¿No sería el momento ideal para que nos demuestren un poco de confianza?—Cuestione en voz alta. —No me parece necesaria la lista.
—No quiero que se repita lo de la última vez. —Explicó mamá. Drake soltó una risita a mi lado.
—Al menos los bomberos ya no pedirán explicaciones. —Se defendió mientras seguía con su desayuno. —Respetaremos las reglas y no haremos fiestas pero…
—¡Espera! —Interrumpió mi padre poniéndose de pie y sacando su teléfono móvil del bolsillo. — Necesito grabar esto porque sé que será necesario en un futuro.
—¿Grabar que? —Pregunte un poco desorientada.
—La parte en la que dicen que respetarán las reglas, vamos. Diganlo al mismo tiempo. —Dijo con la cámara apuntando hacia nosotros y movió su mano con emoción. Drake y yo intercambiamos miradas, confundidos.
Así que como siempre terminamos accediendo y diciendo frente a la cámara de mi padre que respetariamos las reglas. Nos hizo prometerlo. Solte un suspiro, y cuando terminó de grabar Drake siguió hablando.
—Ahora, lo que decía. ¿Es necesario que venga también el hijo de la señora Every? Porque desde ya aviso que no pienso cambiar ningún pañal, o prestar mis vídeos juegos.
—Ni mis juguetes. —Dijo Wendy muy seria a mi lado. — ¡Que no toque mis muñecos!
Lo que decía, más madura que mi padre.
Mamá soltó una risita por lo bajo y negó.
—No creo que sea necesario, él vendrá para ayudar a su madre. Así que tampoco quiero que se peleen entre ustedes, es un chico un poco conflictivo así que tenganle paciencia.
—Auch, saber que nos cuidara un mocoso conflictivo de… ¿Once años? —Preguntó Drake, mamá subió sus hombros. —me lastima el orgullo.
—Podrás recuperarte en terapia luego. —Sugirió papá. —Bueno chicos, ya tenemos que irnos. Quiero que se comporten como personas normales, no asusten a nadie y recuerden las reglas. Tu.—Apuntó a Drake. — Te quedas a cargo por veinte minutos.
Me reí en voz baja.
—Lo necesario para que la casa se incendie.
Sentí como Drake me pisó el pie y me queje, me miró con una sonrisa triunfante y negué con desaprobación. Me despedí de todos ellos con un abrazo,- menos de Drake porque lo vería en un rato.- y salí rumbo al trabajo.
(****)
—Ya les dije que no.
Compadecía la paciencia de Rodrigo quien ahora estaba acariciando su cien después de las ocurrencias mías y de Scott. En cualquier momento, nos tiraría con algo por la cabeza.
—A mi me parece una buena idea. — la siguió Scott a mi lado. — Amo las secciones de fotos al aire libre y me gustan los caballos.
—Y yo dije que no, no me arriesgaré a recibir la patada de ningún animal. —Advirtió Rodrigo por enésima vez. Esboce una sonrisita.
—¿Te dan miedo los caballos, Rodrigo?
—Cierta ese pico, Clary. Vamos hagan las fotos y dejen de hacer que mi cabeza quiera explotar. —Suplico.
Habían unos caballos dando vueltas por la cuadra, posiblemente se habían escapado de algún lado y Scott quería aprovechar para tomarse fotos con ellos sin embargo Rodrigo se lo negó. Llevábamos ya más de tres horas haciendo fotos, había nuevas marcas que querían colaborar con la empresa y eso era genial. Mi timidez a las cámaras de poco había empezado a desaparecer.
Y ahora confiaba en lo que hacía.
Pasar tiempo con Scott era como pasar tiempo conmigo misma, éramos muy parecidos, y era un chico demasiado agradable. El tipo de amigo que me hubiese gustado conocer desde hacía tiempo.
—Clary ¿Podrías traer un café para mi? —Pidió Rodrigo y no proteste. El pobre se había tenido que aguantar nuestras estupideces toda la mañana, lo mínimo que podía hacer era ir a buscarle un café. Asentí y me puse mi abrigo para ir a buscarlo.