Aprendiendo a vivir

Capitulo 4

     — Bien clase, eso es todo por hoy — dijo la profesora mientras agarraba su maletín para irse.


     Guarde mis cosas y antes de ponerme mi mochila me aseguré de que todo estuviera en orden.


     — Oye...


     Escuchó cómo alguien me habla. Es la misma chica de está mañana ¿No piensa dejarme tranquila?


     — Perdón por lo que dije está mañana eh... — empezó a ponerse nerviosa — me refiero a lo de que... Emmm... Bueno lo de que si sigues así nunca tendrás amigos.


     Yo sólo la ignore y seguí avanzando.


     — ¡Espera! ¡No me ignores! — grito llegando hasta mí — en verdad me gustaría mucho poder ser tu amiga. Bueno no tienes que serlo ahora si tú no quieres pero...


     Me detuve por un momento para poder hablarle de frente.


     — Dime 5 razones por las qué quieres ser mi amiga.


     — ¿Eh? ¿Qué dices? Bueno... Emmm... Yo...


     — Eso pensé.


     Continué mi caminar mientras que ella se quedaba estancada ahí. Se equivoca si piensa que yo voy a caer en su juego.


     Llegué nuevamente a dónde estaban los semáforos. En la parada puedo observar al mismo chico de está mañana, esté al verme me sonríe.


     «Es mejor que te rindas de una vez»


     Los autos se detuvieron y pudimos pasar, él pasó antes que yo y se detuvo en el otro lado. Quería que se fuera.


     — Siento lo de está mañana. No debí haberte presionado — él empezó a caminar con su bicicleta a un lado de mi.


     Yo no tenía intenciones de hablar con él. Aunque tampoco me agradaba la idea de tratar mal a los demás, pero si no lo hago entonces ellos me tratarán mal a mi.


     — ¿Sobre qué quería hablar el profesor Mateo contigo? — me detuve en ese momento, se me había olvidado que ese chico estaba en mi grupo — oh, perdón si me pregunté algo qué no debía yo...


     — Soy Alice, me llamo Alice Jhonson Hunter.


     El chico parecía sorprendido. No creyó que sería capaz de decirle mi nombre, aún así me sonrió.


     — Mucho gusto Alice. Ya te lo dije ayer pero me vuelvo a presentar, mi nombre es Blaze Sanders Collins.


     Ignore su presentación y seguí caminando. Esperaba que el chico se fuera pero no lo hacía, incluso ya habíamos llegado hasta el parque.


     — ¿Me estás siguiendo? — hablé sin darle vueltas al asunto.


     — ¿Qué? — empezó a reír — yo vivo por esté rumbo, justo a una cuadra de aquí.


     — Yo vivo a la vuelta de aquí, adiós.


     — ¡Nos vemos!


     Seguí caminando sin voltear a ver hacía atrás. Dónde viviera ese chico me venía dando igual. Era rubio con ojos verdes tal y cómo les gustaban a mis antiguas compañeras de clase.


     Llegué a casa y me dirigí a la cocina. Busqué en los estantes y no había nada, todo estaba vacío. Tenía que salir a hacer las compras, tenía miedo de hacerlo. Siempre qué lo hacía me arriesgaba mucho al peligro.


     Quería llorar. Me sentía tan inútil. La chica que atendía la tienda siempre me preguntaba por los rasguños que tenía en la cara, era desesperante que intentará indagar tanto. Aún uso algunas curitas en mi rostro debido a todo.


     Escribí en una lista todo lo que compraría. Suspiré, si hacía las cosas corriendo seguro qué llegaré lo más pronto posible a mi casa.


     Eran las 16:30 pm. Los borrachos siempre se ponían en el parque a las 18:15 pm. Aún tenía tiempo.


     Después de un rato de caminar por fin logré llegar a la tienda. La chica que atendía la tienda se encontraba escuchando música con sus auriculares puestos, al escuchar la campana de la puerta abrirse volteó a verme. Me sentía incómoda.


     — ¡Hey Alice! — grito con la mano extendida. Yo sólo la ignoré apresurando el paso.


     Fuí al departamento de vegetales, de cereales, compre carne, leche y otras cosas más que pudieran hacer falta. Era hora de ir a pagar.


     — ¿Cómo has estado?


     Ignore a la chica, está ya me estaba atendiendo.


     — ¿No piensas hablar? No me gusta verte con una mirada triste cada que vienes, me gustaría poder verte algún día con una sonrisa, así cómo lo hacías antes de entrar a esa patética escuela. Yo sólo quiero ayudar...


     — Gracias — contesté agarrando mis compras.


     La gente siempre es así. Cuando te pasan las cosas fingen preocupación pero cuando más los necesitas siempre se hacen los ocupados, son tan miserables.


     — Jajaja sí, no puedo creer lo estúpida que es Amanda.


     — A la próxima asegúrate de pegarle más fuerte, eso le enseñará a no meterse contigo.


     Abrí mis ojos tanto cómo pude. Reconozco esas voces a dónde quiera que vaya, son Jessica y Danna, miré a todos lados buscando un lugar para esconderme hasta qué encontré un árbol. Era algo bueno que el parque estuviera rodeado de éstos.

     Para mí mala suerte ellas se sentaron en un kiosko que estaba frente al árbol.


     — Para el día de mañana se me ocurre ponerle polvos pica pica, nunca lo he intentado pero suena divertido — Jessica hablaba muy divertida.


     — ¡Ay si! También podemos meterle una rana en su mochila o una araña.


    — Sería perfecto.


     Ambas empezaron a reír, al parecer ya encontraron a alguien más que sería su víctima. Estaba aliviada por qué ya no sería yo, mis piernas se empezaron a entumecer ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar a que se vayan?


     — ¿Y qué me dices de Alice? ¿Deberíamos ir a visitarla?    Ella vive cerca de aquí y ya sabes qué sus padres nunca están en casa.


     — Hay no Jessica. ¿Recuerdas lo que nos pasó la última vez? Sus vecinos chismosos llamaron a la policía cuando escucharon los gritos de esa estúpida.



#20885 en Novela romántica

En el texto hay: bullying, romance, amistad

Editado: 04.11.2021

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