Miraba una y otra vez mis lapices de colores mientras los elevaba por encima de mi cabeza. Si nos ponemos a pensar todos tenemos colores dentro de nosotros, y cada uno tiene colores distintos. Podría decirse que cada parte de nuestra personalidad es un color diferente, es agradable ver a las personas en colores. Si esto fuera literalmente así, yo sería un poco de verde, siempre soñando y con mucha esperanza, un poco de rojo, con emociones intensas y mucho, muchísimo, demasiado color amarillo, mala suerte y desastre. Siempre me ha gustado el amarillo, muy pocas veces puede combinar, casi siempre llama la atención y no por ser muy bonito que digamos, un poquito está bien pero mucho es demasiado... Al igual que yo
- ¡ Ángela!- gritó el profesor Flyn haciendo que mis lapices cayeran sobre mi cabeza y me golpearan
- ¿ si, profesor?
- ¿ Cuando vas a dejar de estar en las nubes? Apenas eres una aprendiz, hay mucho que debes aprender
- No digo que no lo haya profesor- repliqué- sólo digo que hay mejores maneras de hacerlo
Era difícil ser una chica de 16 años y más aún si eres una aprendiz de bruja. No sólo debes lidiar con la presión de la escuela y de que tu vida social no fracase, sino también en convertirte en una bruja responsable para que a los 20 tus poderes no sean confiscados.
Es como una especie de trabajo pero que te dan desde niño, si tú no puedes tomarlo con responsabilidad te despiden. Pero oigan, ¡ No es mi culpa que hacer hechizos sea tan divertido! Y que eso provoque desastres... ya no es mi problema
- ¿ Como cuales?- preguntó el profesor, desafiando a su alumna más problematica: yo. Aunque soy conciente de que en el fondo me quiere
- Ella solo quiere aprender a volar- dijo Elliot, quién se sentaba junto a mi en la clase y siempre se burlaba de mi. Si tuviera una lista de chicos con quién me casaría, él sería definitivamente el último
- Y usted señor Elliot, ¿si sabe como hacer un hechizo de duplicación?
- Claro. Observen todos
Todos los aprendices ( que no eran muchos por cierto) miramos con atención. La apariencia de Elliot no era para nada desagradable, tenía el abdomen muy bien definido, ojos de un color claro que es algo difícil de describir, tenía ese tipo de mirada del cual jamás podrías apartar tu vista y todo esto hacía que sea presumido, vanidoso e insoportable a mi parecer
- ¡ Duplicare!- anunció Elliot mientras agitaba su varita y " magicamente" aparecieron dos marcadores en vez de uno
Todos aplaudieron menos yo. Una de las cosas que debes saber si tienes magia es que dejas de sorprenderte rápidamente, al vivir en un mundo donde nada es lo que parece te esperas cualquier cosa y la gente de allí tampoco me sorprendía, no tenían nada interesante que compartir conmigo
Al salir de clases tomé mi escoba pero antes de que pudiera salir volando del mundo mágico alguien me tomó del brazo bruscamente
- ¡ Suéltame!-grité al ver que era Elliot
- ¿ soltarte? ¿ porque lo haría?
- Oh, no lo sé... tal vez porque no te soporto
Hizo una mueca de disgusto y finalmente me soltó
- Algún día estarás perdidamente enamorada de mi- me susurró al oído con una media sonrisa
- En tus sueños- respondí pisando su pie- ¿ una aprendiz de bruja enamorada? Difícil de creer
No le di tiempo a ese imbécil de responder y salí en mi escoba. Entré a mi casa y fui directamente a mi cuarto para no despertar a mis padres. Al mirar por la ventana noté al hermoso vecino del frente: David. Sé lo que dije antes de que las aprendices de bruja no se enamoran pero... ese chico era perfecto: tenía el cabello castaño y los ojos color avellana, le gustaba tocar la guitarra, leía siempre y su comida favorita era la pizza, pero no me pregunten como sé todo eso.
Me escondí debajo del marco de la vente y recé para que no me hubiera visto. Estaba despeinada, sudorosa y de mal humor. No era bueno que nadie me viera en ese estado
- ¿ Hola?- oí que decía
Maldición. Me había visto
Que te guste alguien era complicado, porque tú te ves como la más tonta y patética del planeta y lo ves a él como si fuera un príncipe cuando todos sabemos que no es así
- Hola- dije sonriendo desde mi ventana
Pelusa, mi adorable gato,comenzó a rasguñar mis calcetines pero yo intentaba mantener la sonrisa
- ¿ Como has estado, Ángela?
- Muy bien ¿ y tú?
El sonrio de oreja a oreja, hasta su sonrisa era perfecta.
Oh, quizá debería mencionarles que si una bruja decide casarse con un humano debe renunciar a sus poderes y es por eso que jamás lo he invitado a salir. No es que piense que vayamos a casarnos ( aunque no me desagrada la idea) pero prefiero evitar relaciones amorosas con humanos, mis poderes son lo más preciado que tengo
Pelusa se quedó con un pedazo de mi calcetin en su pata y mi pierna comenzo a arder, pero debía mantener la sonrisa y parecer perfecta
- He tenido días mejores- respondió él encogiéndose de hombros.
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Editado: 24.05.2018