Juré que cuando lo volviese a ver le rompería la cara...
¡¿Por qué tuvo que aparecer precisamente este día?!
Tengo que inhalar y exhalar muchas veces para contener mis manos hechas puños.
El imbécil más grande de toda mi existencia aparece una vez más frente a mí, luciendo tan descarado y altanero como nunca pude notarlo.
Era una tonta de 17 años cuando lo conocí.
Si en ese momento me hubieran dicho que la pose de chico genial, agradable y empático era todo una farsa... me hubiese ahorrado muchísimas cosas.
Traición.
Dolor.
Tristeza.
Agonía.
Ahora viéndolo de nuevo, la repulsión y el enojo me invaden, como aquella tarde en la que nos graduamos y de la nada terminó conmigo.
Para enterarme después que me había estado engañando con la chica más popular de la secundaria.
... Idiota
𝘔𝘪 𝘑𝘶𝘯𝘨