La niña y el Rey Demonio
Lo principal que recuerdo es la lluvia de fuego.
El agarre de la mano de mi madre contra la mía se sentía tan ligero, fugaz, y estaba demasiado aterrorizada para ver el camino a seguir.
Una bomba incendiaria estalló cerca, convirtiendo nuestro entorno en un mar de llamas. ¿A dónde se suponía que íbamos a ir? Se estaba quemando todo a nuestro alrededor...
Yo, Izawa Shizue, me sentí al borde de la desesperación. Ahh... ¿Es aquí donde voy a morir...?
Incluso a la edad de ocho años, lo entendí bastante bien. No tenía parientes.
¿En quién podía confiar? Vivía sola con mi madre. Mi padre había sido reclutado para la guerra hacía tanto tiempo que ni siquiera recordaba cómo era. Nunca estuve segura de sí debería estar feliz o triste por eso, pero, de cualquier manera, se había convertido en mi vida normal, y tuve que aceptarlo por lo que era. Yo, mi vida, y mi destino, el cual era morir en las llamas.
Y luego
"¿Quieres vivir? ¡Si quieres vivir, escucha mi voz!"
-Una voz hizo eco en mi cabeza.
¿Quería vivir? ¿Cómo debería saberlo? Era demasiado joven para responder esa pregunta.
Sin embargo...
Mirando a mi madre, ahora solo habia un par de manos, en el lugar de ella que me había protegido con su cuerpo, no pude evitar que las lágrimas salieran.
Y pensé: ¡Quiero vivir!
Confirmado. Respondiendo a la petición del invocador... Exitoso.
No lo soporto más. Tengo demasiado miedo, está demasiado caliente. Ayúdame mamá.
Me recosté allí y lloré, ya no temiendo a las llamas, así fue como deseé la vida para mí.
Confirmado. Habilidades adicionales "Controlar Flama" y "Cancelación de Ataques de Fuego"...adquiridas con éxito.
Entonces mi deseo se hizo realidad.
Solo que... no era exactamente lo que esperaba.
La siguiente vez que desperté, estaba dentro de la guarida de un monstruo, había un hombre solitario frente a mí. Tenía ojos azules, cabello largo y rubio, un rostro bien definido y ojos largos y rasgados. Su piel era tan pálida que pensé que casi podía ver a través de ella. Su belleza pura haría que casi cualquiera lo confundiera con una mujer.
Su nombre era Leon Cromwell, una de las figuras más poderosas de este mundo, conocido como "el Rey Demonio que ascendió de la raza humana". El también llamado "Demonio Platino". Me evaluó.
"... Otro fracaso", susurró, al parecer decepcionado, por lo cual alejó su mirada.
Tal vez por eso nunca se molestó en mi vida, ni siquiera con las quemaduras. Estaba cerca de la muerte, y ni siquiera le importaba. Solo era una niña debatiéndose entre la vida y la muerte.
No podía tener ese pensamiento. Aún estaba viva. No quería ser abandonada. Y nunca olvidé esa experiencia. Ese momento de desesperación frustrada, cuando él me clasificó y me tiró. Ese recuerdo terminó siguiéndome por el resto del viaje de mi vida.
En ese momento, no tenía a quién recurrir, no tenía ninguna de las fuerzas que necesitaba para sobrevivir. La única oportunidad que tenía para seguir adelante era Leon. Él simbolizaba la palabra “poder” para mí, y ser abandonada por él, literalmente significaba la muerte.
Supongo que debí haberlo entendido instintivamente, ya que, sin siquiera pensar en ello, había extendido una mano hacia Leon.
"Ayuda... Ayúdame.....”
Pero el brazo anhelante que extendí hacia el demonio no logró alcanzarlo. Me rendí a mí misma, y con eso vino la ira.
Ahh... realmente voy a morir aquí...
El egoísmo puro de rescatarme y luego dejarme morir fue algo que no pude dejar de lado.
"Mentiroso", dije, reuniendo la poca fuerza que me quedaba. "Me preguntaste si quería vivir".
No pude contener las lágrimas mientras miraba directamente al demonio. Ya no era capaz de formar una oración coherente, pero si tuviera que resumir mis pensamientos, supongo que estarían en la línea de
esto:
Me llamaste, y me abandonaste... ¡No puedo creer que me ignores! ¡Eso es cruel!
Al final, fue otro capricho demoníaco lo que me salvó. Sus ojos misteriosamente se iluminaron una vez más. “Con que... Un mentiroso, ¿eh?" —Susurró. "Un momento...”
La ominosa respuesta me llenó de ansiedad, pero mis quemaduras casi fatales me impedían hacer otra cosa. Todo lo que podía hacer era postrarme ante la voluntad de este monstruo llamado Leon.
"Pensé que eras simplemente basura", dijo, "pero pareces tener aptitud para las llamas después de todo". Luego activó el hechizo de invocación para Ifrit, el titán de fuego. Fue fácil para él. No requirió mucho esfuerzo. Y cuando apareció el titán, le lanzó una orden casual:
"Te estoy dando un cuerpo. Úsalo bien".
Era toda la evidencia que se necesitaba para demostrar que Leon me trataba como algo menos que un humano. Mi frustración comenzó a evolucionar hacia el odio. El trauma fue grabado en mi mente a una edad tan tierna.
"¿Quieres vivir? ¡Si quieres vivir, muéstrame tu voluntad!"
Debe haber sido mi imaginación. No había forma de que el rey demonio pudiera alguna vez haberme dicho algo así. De ninguna manera podría haberme extendido una mano, no justo antes de sucumbir a mis quemaduras.
Pero era cierto: gracias a tener mi cuerpo poseído, pude vivir, vivía gracias a él.
El Ifrit convocado seguía sus órdenes, tratando de fusionarse a sí mismo con mi joven cuerpo. Inmediatamente sentí que mis extremidades se adormecían. Sentí como si Ifrit estuviera tratando de arrebatarme mi propio cuerpo. Justo como Leon le ordenó, estaba intentando apropiarse de mi cuerpo para su propio uso.
Confirmando ¿Deseas ser poseída por Ifrit para vivir?
-Si
-No
Mientras me encogía ante la espantosa fuerza que fluía hacia mí, oré silenciosamente para mí misma. ¡No quiero morir! ¡Aún no! Pero... no puedo... ¡no puedo dejar que mi viejo yo desaparezca!
Editado: 20.11.2022