Pasa fugaz, por mis fosas nasales,
ese aroma ajeno, que te indica
que estás lejos de casa,
pero cerca de tu hogar.
Es inconfundible,
la sensación de un clima nuevo,
¿Es acaso campo donde me encuentro?
Solo se que estoy a salvo.
Él,
se acerca a mi, lentamente ,
solo llega y se recuesta a mi lado,
y la cortina se levanta por el aire
dejando el olor a campo entrar
una vez más;
como estrella fugaz.
Abrí lentamente los ojos, mientras me sentía torturada por la canción de mi alarma. Mi cuerpo se sentía muy cansado; pero cansado de tanto descansar (irónicamente).
Me mantuve unos minutos solo acostada recordando mi sueño, cuestionándome el por qué, el dónde y lo más importante, el cómo. ¿Cómo podía mi mente crear escenarios en los que tengo la certeza de nunca haber estado? Desearía que los sueños fueran a elección, o que fueran recuerdos aleatorios del pasado, de cosas lindas que ya haz vivido.
Fue suficiente ocio hasta para mi, así que decidí solo continuar, con las cosas que tenía que hacer, como si en automático mi cuerpo hiciera todo y mi cerebro ni enterado estuviese.
Decidí no bañarme hasta la noche así que solo me asegure de desayunar.
Estuve lista más temprano de los normal así que aún tenía 40 minutos libres antes de tener que ir a clase.
Tenía ganas de leer así que cuando recordé que a unas calles cerca había una biblioteca (perteneciente a la escuela) decidí ir.
En una bolsa puse lo necesario para de la biblioteca ir a la clase, y salí del depa.
Al llegar me preguntaron si era mi primera vez allí, y por serlo me hicieron llenar una ficha/tarjeta y con eso ya podía tomar como mínimo 5 libros y tenía un plazo de tres semanas para leerlos y devolverlos.
No tenía ni idea de que tipos de libros buscaba, solo sabía que tenía ganas de leer.
Vagando en los pasillos me topé con el libro:
"La interpretación de los sueños" de Sigmund Freud.
//Diría que me espían desde el celular, como esas veces que ponen anuncios de algo que hablaste, pero mi sueño solo pasó en mi cerebro, y el libro es físico. ¡¿Qué pedo?!//
Mire hacia los lados para ver si no había algún tipo de espía de mentes o algo como en las películas, al ver que no había muros en la costa, tome disimuladamente el libro.
Luego tomé tres de Nicholas Sparks, esos nunca fallan, por más bloqueos lectores que tenga, sus libros siempre me salvan. Son my confort zone.
Entregué la ficha y me registraron los libros, luego salí.
Aunque honestamente esa biblioteca tamaño el Monte Olimpo de los dioses, con ese particular y embriagante aroma a páginas, historias, memorias; me hacía querer vivir allí, me daban ganas de elegir un libro, abrirlo en x página y solo por arte de magia hacerme pequeña y meterme dentro, como si el libro fuera un portal a un universo alterno donde ocurre todo lo que está escrito en él.
Realmente esa era mi percepción de los libros, eran mi portal, para escapar de la, a veces, tormentosa y aburrida realidad, para irme a un universo con las personas correctas, con la trama que más me remueva el alma.
Y compartir el resto de mis respiraciones con aquel personaje que me hace creer que la persona ideal existe (solo en ese universo escrito, tristemente).
Los coloqué en mi bolsa y me dirigí al salón, llegando, cuide de abrir lentamente la puerta, para no caer con la misma piedra dos veces.
Solo estábamos como 10 personas.
Busqué con la mirada mi asiento del día anterior y me senté, luego para evitar conversación con alguien o miradas con silencios incómodos, saque mi teléfono y fingí hacer algo interesante.
Al cabo de unos minutos mi técnica falló, pues escuché una voz nombrarme, confirme lo antes dicho alzando la mirada, y ahí estaba Fred, sonriente y vibrante.
—Hey! Nena, —Dijo mientras se acercaba caminando, y tomaba asiento junto a mi.—
ya conseguí el número de varias personas . La mayoría son de esta clase pero hay tres de comunicación, dos de robótica, 4 de derecho penal, bla bla bla.
—Yo invite a los que conozco, que son solo dos, pero ellos pueden invitar a los que conozcan tal vez. —le avisé. Aunque no muy segura de que Michelle conociera a alguien más que a mi, Fred por lo sociable que es tal vez sí. — Les pedí sus números para agregarlos al grupo que hagamos y organizarnos.
—Bueno entonces hay que hacer el grupo ahora mismo, y agregar a todos los que llevamos hasta ahora, y ellos serán libres de meter más gente si quieren. —Anunció emocionado.— No podemos esperar más, ya solo nos quedan 28 días, 27 tomando en cuenta que el último solo alcanza para empacar, despedirte y regresar a tu país.
Noté la pequeña obsesión que tenía por administrar y querer controlar todo, pero nada del otro mundo.
—Ok, ¿lo haces tú o lo hag...— Alcancé a decir antes de que me interrumpiera.
—¡Listo! Ya está hecho. Ahora solo falta que entre todos nos pongamos de acuerdo para definir el lugar y la fecha. —Dijo y sonrió orgulloso, como si fuera un pequeño logro.
—Bien chicos, ya pueden tomar todos asiento, ya voy a comenzar. Saquen un compás y pintura porque veremos la teoría del color. —Anunció entrando al salón el profesor.
El día continuó normal, terminé las clases, regresé a mi edificio, y antes de llegar al pasillo me encontré con Michelle que también venía de sus clases, e iba a su depa igual, así que recorrimos lo poco que nos quedaba mientras platicábamos.
Le ofrecí entrar a mi departamento a chismear un rato, para terminar la plática que ya habíamos comenzado. Tomamos asiento en la sala, las dos en el sillón con tres lugares, y se sintió tan ameno, como si ya lleváramos tiempo de conocernos.
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Editado: 15.01.2022