Capítulo 6

Esto debía ser una broma…

¿Qué debo hacer? – lo miré

-Continuar con tu vida – mi miró – ve por tu vestido para el baile

-Es en dos meses – dije

-Debes continuar con tu vida – dijo Roy recogiendo su mochila – Los demonios vienen por ti –dijo y salió

-¿De qué habla? – miré a Alexander

-No debí meterte en esto – dijo tomando mi rostro entre sus manos – Perdóname Arella

-Alexander…

-Perdóname… – juntó nuestras frentes

-Bésame Alexander, solo hazlo

-No puedo hacerlo Arella, simplemente no puedo

-¿Por qué no?

-No espero que entiendas, te decepcionarás tanto de mí, pero no puedo… no puedo perderte

-¿De qué hablas?

-Ahora no puedo explicártelo, pero pronto sabrás

Se separó de mí y salió del salón, dejándome de nuevo sola.

Tomé mi mochila y salí, me subí al auto y tomé con fuerza el volante, deseaba gritar, llorar y… deseaba irme, pero no podía hacerlo, no podía abandonar a Alexander.

Por primera vez me sentía parte de algo… sentía que el pueblo me necesitaba.

Que él lo hacía…

No podía dejarlo.

Lo único que pude hacer fue ir a mi casa y encerrarme en mi habitación, y sacar de mi closet algunas hojas e hilos.

Quité fotos y notas que tenía en un pizarrón de corcho, y comencé a unir algunos puntos.

Me sentía como esos investigadores que buscan la verdad de las cosas, de todo lo que sucede en ese lugar.

Uní a Kyle con Alexander, él quería traicionarlo, por lo que estaba en la lista de villanos.

El que me dejaba desconcertada era Roy…

¿Qué era lo que hacía aquí? Si su misión terminó al morir la chica a quien cuidaba, él se convertía en sospechoso, pero no podía ser villano por su acercamiento hacia Alexander.

Estaba difícil saber para qué clan trabajaba, porque él no regresó al cielo como todos lo harían.

Kyle dijo que debía cuidar a alguien, por lo tanto, no puede comportarse mal o lo exhortarían de sus alas y la verdad dudo que él quiera eso.

Imprimí algunas fotos de ellos que encontré en su página de Facebook y las agregué en mi tablero, junto con sus nombres.

Por el momento solo tenía a tres… ángeles.

Aunque Alexander era Arcángel sin alas, era incluido en esto.

Mi foto también la puse, en medio de ellos, señalándome.

Todo era por mí, yo estaba tan involucrada en esto como ellos.

Recogí mi cabello y me senté en el suelo, mi vista se quedó en el tablero, hasta que el cansancio me invadió y sin saber, me quedé dormida.

El sonido de los truenos me despertó, estaba lloviendo de nuevo.

Desde lo sucedido aquella noche, odiaba tanto la lluvia, temía por mi vida.

Y de nuevo ocurrió, el ruido de mi cocina me hizo levantarme y tomar un lápiz de mi escritorio.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras, el sonido de la lluvia retumbaba por toda la casa, y lo que sea que esté dentro, hacía tanto ruido.

Abrí la puerta y vi un cuerpo semidesnudo abriendo cada puerta de la alacena.

Sin pensarlo dos veces, corrí y le clavé el lápiz en su bien formada espalda.

Tan solo vi cómo se giró y retrocedí.

Era un chico con el cuerpo bien esculpido.

Un ángel, sin duda alguna.

-Tú debes ser Arella – sonrió y se quitó en lápiz – Mi nombre es Jackson

-¿Qué haces aquí? – dije mientras tomaba un cuchillo del cajón

-Si que eres linda – sonrió – Justo como dijo Kyle

-¿Conoces a Kyle? – tomé con fuerza el cuchillo

-Si y… – se acercó y me quitó con facilidad mi arma – No necesitamos eso

-Aléjate de mí…

-No te haré daño – sonrió y tocó mi rostro – El rey desea verte – se encogió de hombros – Quiere conocer a la mortal que cautivó a su hijo

-¿Su hijo?

-Alexander – sonrió – Ven conmigo – sacó sus brillantes alas

-Ni en tus sueños

-Lástima – se acercó más – Los ángeles no soñamos

Me cargó y voló conmigo en sus brazos.

Me agarré con fuerza mientras veía que me alejaba cada vez más de mi hogar.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que llegamos a una especie de pueblo, Jackson me bajó y todos voltearon a vernos; había todo tipo de ángeles, desde niños, mujeres y hombres, hasta bebés.

Todos nos miraban, en especial a mí, una simple mortal que debía hacer una tarea sobre ellos.