CAPÍTULO 38: tierra y hielo
Me sentía impotente, no podía ayudar a todos y no encontraba a Val por ningún lado. Fui a buscarla en la carpa donde estaba pero no la encontré, seguía mirando desesperado los alrededores.
Tropecé, o más bien algo me agarro del pie y antes de caer una gran bola de fuego paso por encima de mi cabeza, un noir estaba buscándome pelea, estaba por atacarlo cuando alguien se me adelanto, un rayo paso por detrás de mí y golpeo al noir dejándolo fuera de combate.
- Deberías prestar más atención – la figura estaba en el suelo cubierta en sangre bajo el cuerpo sin vida de un guardia. Le ayude a salir lentamente, su pierna todavía estaba hinchada y lastimada, se incorporó y la coloque en mi espalda.
- Ahora seré yo quien cargue contigo –
- No es gracioso, apresúrate y ve por ese camino, mire a Aideen y Alek correr hacia esa dirección –
Corrí con ella a cuestas, intentando escabullirme y evitar alguna pelea innecesaria. La tierra comenzó a moverse y yo me tambalee junto con Val y después un viento frio se sintió, apresure el paso, mire como noirs corrían despavoridos perseguidos por varios guerreros de hielo y aquellos que aun podían pelear. Mire hacia debajo de la colina, grite el nombre de Aideen pero al ver su cara me di cuenta de que nada estaba bien.
El corazón se me detuvo un instante, no sé cómo llegue a su lado; había sangre, estaba más frio y poco a poco su pulso se hacía más débil, estaba asustado, era mi mejor amigo, mi hermano y estaba a punto de perderlo.